Por Rafael Arias Hernández.
Sin abrumar con indicadores y cifras. A todas luces hoy, se puede afirmar que las soluciones tomadas hasta la fecha deben ser permanentemente revisadas y evaluadas. ¿Queremos más y más miles de muertos?
En salud, economía, finanzas públicas, educación y más. Nada fácil, ni rápido atender y resolver la problemática presente, y prever la del futuro inmediato. ¿Queremos más crecimiento económico negativo?
Sobre todo, porque algunas decisiones pueden ser equivocadas, insuficientes o inapropiadas. Negativo sostener soluciones lentas e incompletas, e ignorar que crecen limitaciones y sacrificios; y se agravan viejos y nuevos problemas.
Además, ante lo novedoso, se debe partir de un diagnóstico pertinente de la situación, y de una evaluación rigurosa del comportamiento social y del funcionamiento de los diversos órdenes de gobierno, de sus recursos y atribuciones; esto es, de estructuras, funciones y capacidades institucionales suficientes y confiables.
Imposible resolver lo que no se sabe; ni disponer de lo que se desconoce.
Otra cosa es segura. Respecto a los gobiernos, hay que asegurarse siempre, de su legalidad y legitimidad, de su orientación y definición hacia la justicia y el bienestar social.
Imperativo evitar y erradicar ineficiencia, corrupción y delincuencia dentro y fuera, de dependencias e instituciones oficiales.
Si no se gobierna al gobierno, entonces será cuento de nunca acabar. Lo peor y más preocupante, es que se ponen en peligro, logros y avances que, muchos o pocos, han costado demasiado obtener.
Asegurar y consolidar lo realizado y obtenido, debe incluir también, reconocer errores y aciertos. Identificar impedimentos y limitaciones, eficiencias y capacidades.
Hay que insistir, que apoyar buenas acciones gubernamentales es una obligación; y ante las crisis, un imperativo.
Sobre todo, cuando notorios efectos sociales hace sentir la nueva realidad, con más daños, pérdidas e incremento en limitaciones, sacrificios y rezagos; sobre todo, si no se establecen oportunamente, acciones de fortalecimiento de la Economía.
Exigir, a demasiados políticos mexicanos, lo que no saben ni quieren entender o hacer. Empezar por corregir, bien y oportunamente, fallas, irregularidades y deficiencias. Urgente erradicar ineptos y corruptos.
Y, al mismo tiempo, obtener y asegurar recursos suficientes, para atender necesidades básicas, que individuo y sociedad tienen. Saber de propuestas y alcances, insumos, recursos naturales, tecnologías y condiciones de mercado y laborales. Gobernantes y gobernados, todos debemos aprender, que no se puede disponer de lo que no hay; ni repartir lo que no se tiene.
PERMANENTE REVISION DEL GASTO PÚBLICO.
No hay novedad, ineficiencia, corrupción delincuencia gubernamental siguen presentes. El cuestionado manejo de los presupuestos de 2019, (federal, estatales y municipales), así lo reflejan, las últimas informaciones, de comunicados de la Auditoria Superior de la Federación, y otras dependencias y organizaciones, en donde, salvo excepciones, son cuestionadas y quedan mal las entidades federativas. Veracruz, entre los deshonrosos primeros lugares.
Los rubros y cantidades, los señalamientos y observaciones con frecuencia se localizan en importantes sectores como salud y educación, administración y bienestar, finanzas y seguridad, donde abundan subejercicio y regreso de recursos, supuesto ahorro y creciente endeudamiento; mal manejo y abusivas decisiones; desviación y sustracción. En resumen ineficiencia y corrupción, siguen y están presentes..
No hay de otra. Ejercicio presupuestal de todo gobierno, a revisión y evaluación, a discusión y debate público. Pero sobre todo, a reconocimiento o sanción, nada de que no pasa nada.
El tema no puede ni debe ignorarse o minimizarse. La política de las finanzas públicas marcha como el cangrejo, para atrás. Las crisis internacionales, las aumentan y complican
Diversos estudios y opiniones señalan y alertan, su atención urgente.
Primero, empezando por la consistencia y sostenibilidad fiscal, no se puede gastar lo que no se tiene, ni disponer de lo que no es nuestro.
Segundo, redefiniendo y reorientando ingreso y gasto gubernamental, de acuerdo a las nuevas condiciones locales y a la influencia del contexto internacional.
Tercero, ajustando a mayor tamaño y mejor distribución, los beneficios presupuestales entre la población, apoyando y favoreciendo a las mayoría, tanto con subsidios y apoyos de emergencia, como con actividades y acciones más consistentes y permanentes. Apoyo social y geográfico, a los más marginados y más aislados; y a los más competitivos y capaces.
Cuarto, fortalecer y reorientar las instituciones y dependencias encargadas de los presupuestos oficiales, para asegurar su correcto ejercicio y destino.
Quinto, apoyar fiscalización y evaluación, para garantizar seguimiento y control de los recursos públicos y las atribuciones fiscales, así como su buen uso en el impulso al desarrollo económico y al bienestar social.
Y sexto, evitar simulación, encubrimiento y distracción en el combate y erradicación de corrupción, ineficiencia y delincuencia, dentro y fuera de los gobiernos.
Es prioritario rescatar la capacidad institucional, para atender y resolver innumerables problemas y crecientes necesidades de la población. Obligado anticiparse, prever y cambiar estrategia y políticas, empezando por un diagnóstico actual y por una estricta revisión y evaluación de sus estrategias. Definitivo informarse para saber; para atender y resolver, bien y a tiempo.
USOS Y ABUSOS.
En la teoría y práctica de la administración pública, pocos temas reúnen tanta importancia como el del gasto público. Simple consecuencia o consideración de la fortaleza del Estado, en la economía y la provisión de servicios básicos.
El problema es que el gasto público es motivo de apropiación, de uso y abuso. La falta de transparencia con el que se maneja, las incontables formas de corrupción, y su inocultable manipulación, para favorecer intereses personales, familiares y de grupo, lo han convertido en un instrumento poderoso, que lo mismo puede arruinar o favorecer. De muchas formas, innumerables actividades dependen o tienen que ver con su manejo y control.
Por esta y otras razones, para resolver, el problema administrativo y político; y el de alcanzar una buena gobernabilidad, hay que exigir responsabilidad y efectividad en los resultados; y la combinación de eficiencia económica, justicia social y libertad individual, que permitan conformar capacidad y eficiencia gubernamental.
Como en todo, la teoría y la práctica suelen ser muy diferentes a la hora de los resultados o de las consecuencias.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH