TEMPLO MAYOR del Reforma hace una buena síntesis de la participación del Presidente de México que ha merecido no sólo la critica sino hasta la burla de propios y extraños.
MUY EN ALTO quedó el nombre de México en la Cumbre sobre Cambio Climático convocada por Joe Biden. Claro: fue porque habló la joven mexiquense Xiye Bastida, pues de lo contrario los líderes mundiales se habrían quedado únicamente con el bizarro mensaje de Andrés Manuel López Obrador.
PARA VARIAR, el presidente mexicano llegó con otros datos: le dijeron que la reunión era para hablar sobre medio ambiente y él habló de migración; le pidieron que su discurso fuera, como el resto, de tres minutos y él se alargó más del doble; desde Washington le avisaron que “Sembrando Vida” no estaba en el interés de Biden y justo en eso centró su discurso; y lo peor: mientras la mayoría de los países planteó metas más ambiciosas para reducir las emisiones de carbono, el tabasqueño presumió su obsesión por el petróleo y las energías fósiles. Su discurso era adecuado para una reunión de la OPEP, lástima que estaba en una cumbre de energías limpias.
LO MÁS GRAVE fue que López Obrador ratificó que ni les entiende ni le interesan los problemas globales. Mientras Xi Jinping, Boris Johnson, Yoshihide Suga, Justin Trudeau ¡y hasta Jair Bolsonaro! se comprometían contra el cambio climático, AMLO estaba en la mañanera hablando de cómo desconoció y renegoció un contrato -uno más- con empresarios. Cada quien sus prioridades… y su visión a futuro.