“Pobre México, si AMLO llega a la Presidencia de la República”, advertía Freyre

 

Por Edmundo Cázarez C.

Rafael Freyre, durante sus años mozos y en su natal Veracruz, demostraba ser un apasionado de la tierra que lo vio nacer un 3 de noviembre de 1917, gritaba a todo pulmón: “Que sólo Veracruz era bello”, lo que provocó que sus amigos y conocidos lo bautizaran con el apodo de “El Bebé Precoz” Con el paso del tiempo y ya instalado en la capital del país, gracias a su ingenio, talento y creatividad se le conocía como Rafael “La Ranita” Freyre, debido a que en lugar de firmar sus trabajos, dibujaba una ranita. Un destacado caricaturista cuya obra artística ha sido reconocida a nivel nacional e internacional. Con más de 70 años de una incansable, brillante e ininterrumpida actividad periodística y literaria, logró ilustrar, durante siete décadas, la vida política, deportiva y cultural del país, utilizando técnicas de acuarela, guache, óleo, acrílico, carbón, lápiz, tinta y escultura.

La verdad es que su creatividad y talento no conocían límites. Autor de más de 25 libros, siendo el primero de ellos “Mira lo que me Encontré”, publicado en 1958 y concluyendo su actividad literaria en 1998 con el libro “Seis décadas de acontecimientos nacionales e internacionales”. “La Ranita” Freyre, como le llamaban cariñosamente sus amigos, se caracterizó por su enorme calidad humana. Como buen jarocho, era alegre de corazón y sencillo en su trato. En entrevista exclusiva con este reportero, en medio de una sonora carcajada expresa: “¿Edmundo, tú crees que a mis 89 años de edad le tengo miedo a la muerte?… Ja, ja, ja, ¡No hombre!! Soy el hombre más feliz de la Tierra porque logré dibujar todo aquello que se me venía en mente. Sé que ya estoy viejo, pero resulta que no se me pega la gana morirme todavía. Que si por la edad ya no veo ni oigo bien… ¡Yo estoy a toda madre…jodidos los de enfrente!!

En la intimidad de su hogar, un departamento de la colonia Polanco, al poniente de la Ciudad de México, no puede ocultar el quebranto físico que le produjo un terrible asalto en su propia casa. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, me dice: “Estos desgraciados, a punta de metralleta, se llevaron todo lo que quisieron de mi casa, hasta se dieron tiempo de arrancar las medallas que estaban incrustadas en diplomas que me habían entregado en varias partes. Gracias a Dios, te lo estoy contando y estoy vivo…” Ah, pero el estúpido Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, dice que estamos bien y que la inseguridad ya se acabó… Pobre México si este ignorante llega a convertirse en Presidente de la República”

Galardonado con el Premio Mergenthaler, otorgado por la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), en 1957. Premio Nacional de Periodismo 1977. Homenaje al Mejor Caricaturista de México, otorgado por el Gobierno del Estado de Puebla en 1983. Medalla al Mérito “Benito Juárez”, otorgada por la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística por su trayectoria en la caricatura editorial (1988). Homenaje Nacional organizado por la UNAM por su trayectoria y obra (1989). “Seis Décadas de Freyre”, Homenaje rendido por el Museo de Historia de Tabasco (1989). Declarado “Hijo Predilecto” de su natal Veracruz, con la develación de una placa de una calle que lleva su nombre en el Puerto de Veracruz 1990. Homenaje en el Palacio Nacional de Bellas Artes “Freyre, Crónicas, Críticas y Testimonios”, Ciudad de México 1990. En 2003, la entonces delegación política Miguel Hidalgo, le pone su nombre a una glorieta de la colonia Polanco, cuya placa la sostiene una enorme rana de cantera rosa. Asimismo, en vida, tuvo la satisfacción de recibir en dos ocasiones un reconocimiento por parte de la Lotería Nacional con la impresión de su imagen y fotografía en dos billetes de sorteo.

La verdad es que “La Ranita” Freyre era un hombre hiperactivo. A partir de 1994 y hasta 1997, participó en el noticiero de televisión “24 Horas”, con su gran amigo Jacobo Zabludovsky, teniendo a su cargo la caricatura editorial de cada noche. En 1945, fue contratado por The National Editor Asociation de Estados Unidos. Posteriormente, entre 1953 y 1961 participó en las tres series del programa de televisión “Duelo de dibujantes”, al lado de sus colegas Ernesto Guasp, Alberto Isaac y Ernesto “El Chango” Cabral. Reconocido porque al pie de sus trabajos los firmaba con la ilustración de una “ranita”. Durante décadas colaboró en la mayoría de los principales periódicos y revistas que se editaban en la Ciudad de México, además de ser el responsable de las portadas de las revistas Siempre, Jueves de Excélsior, Revistas de Revistas y Ja-Ja, entre otras muchos más.
Su inmortal obra gráfica estaba salpicada de un enorme ingenio, humor y sátira, además, tenía la capacidad y el “don” de saber dibujar al revés, es decir, volteado de espalda hacia la superficie en la que dibujaba.

Después de rogarle -vía telefónica-, por espacio de 3 años, me concediera una entrevista exclusiva, petición que una y otra vez rechazaba argumentando simplemente:” Mira Edmundo, no soy ningún político ni estrella del cine o personaje importante para que me entrevistes y si te digo esto, es porque no tengo nada valioso que decir”.

Curiosamente y como por cosas del destino, la mañana del 24 de mayo de 2004, me lo encuentro en la esquina de las calles Horacio y Newton en Polanco, sentado con un bolero que le aseaba los zapatos. Al acercarme, con la mano derecha, se acomoda sus enormes lentes cuadrados de carey color negro para poder identificarme bien, con una sonrisa, me devuelve el saludo. A quemarropa le expreso: “Maestro, que gusto saludarle, llevo más de tres años detrás de usted para que me conceda una entrevista, así es que de aquí no me voy hasta que logre entrevistarlo”. Un tanto sorprendido por mi arrojo, con un simple “Ah, caray”, me pide que espere a que terminen de bolearle sus botas de vestir de piel color negro que combinaban a la perfección con un pantalón de vestir azul marino, una camisa blanca con cuadros azules y un chaleco de estambre con pequeños rombos azules y rojos. Sin darle tiempo, se percata que me adelanto a cubrir el pago de la boleada de su calzado. Al ponerse de pie y listo para retirarse del lugar, con una sonrisa me dice:” No pues así, no me puedo negar.

Me indica que su hogar se encuentra a tan solo dos pequeñas cuadras, justo al término del jardín Simón Bolívar, que luce espectacular con 4 fuentes gigantes y una enorme estatua labrada en bronce del libertador sudamericano.
Me permite que lo tome del brazo y poder ayudarle en su lento caminar. No lo podía creer, por dentro, me daban ganas de gritar de emoción. Me sentía completamente emocionado. Así es que nos encaminamos a su domicilio particular para llevar acabo la anhelada entrevista. Durante el trayecto, me narra los momentos de terror que vivió junto a su familia, cuando unos delincuentes se metieron a su hogar, fuertemente armados y los despojaron de todo lo que pudieron llevarse. Afortunadamente, resultó ileso del atraco, pero me decía que el susto nadie se lo quitaba. Al llegar a su hogar, nos recibe su gentil esposa. El Maestro Freyre le explica que soy un reportero que durante más de tres años le había estado solicitando una entrevista y que de una vez, ha decidido que la llevaremos a cabo en una moderna y confortable sala.

A 17 años de distancia, sus palabras cobran enorme fuerza y actualidad, categórico, advertía: “Pobre México, si AMLO llega a la Presidencia de la República”, palabras que hoy, seguramente taladran nuestra conciencia y que presento a usted, estimado lector de ÍNDICE POLÍTICO, esperando resulte de su agrado.

Alegre, amable, educado y sincero en cada una de sus palabras, no obstante dar muestras de tener serios problemas con la vista y oído, me sorprende por la lucidez de su pensamiento y la claridad en cada una de sus palabras, sobre todo y no obstante el lamentable incidente que recientemente había sufrido, sin embargo, da muestras de poseer un extraordinario sentido del humor y una enorme vitalidad.
-¿Maestro, no obstante lo que me acaba de comentar, de dónde saca tanta creatividad?
-Ay Edmundo, eso, me lo dio haber leído muchísimos periódicos y revistas que llegaban a Veracruz, mi preciosa tierra natal.
-¿De verdad, siempre ha sido hiperactivo?
-Es que me animaba mucho, porque en ese entonces…. Hum, te estoy hablando de 1927…
-¿Pero qué es lo que más le llamaba la atención de esos periódicos y revistas…?
-Admiraba a los caricaturistas de Alemania, Francia o Argentina. Posteriormente y con el paso del tiempo, tuve la oportunidad de conocerlos y tratarlos.
-¿El niño Rafael Freyre era muy inquieto o tranquilo?
-Rascándose su abultada melena, como queriendo rescatar los recuerdos, justo al momento en que su gentil esposa nos ofrece un vaso de agua de limón con chía, me dice: “La mera verdad, nunca fui un niño inquieto ni travieso”.
-¿Un niño triste o reprimido?
-No. Lo que recuerdo a casi mis noventa años de edad, es que aprendí y era re bueno para el “yo/yo”, hasta fabriqué uno de madera, pero llegó el momento en que ya no me entretenía sino que me iba a uno de los cuartos de la casa de mis papás para ponerme a dibujar todo escondidito…
-¿Por qué tenía que esconderse para dibujar?
-Es que mis papás querían que me saliera a jugar a la calle con los demás niños, pero no me gustaba ir con ellos…
– ¿Por qué…?
-Como que me daban flojera.
-¿Cuántos hermanos tuvo?
-Eran seis. Cuando llegué a este mundo, conmigo se “cerró la fábrica de hacer niños”.
-¿Su papá a qué se dedicaba?
-Era contador en la Jefatura Federal de Hacienda en el Puerto de Veracruz
-¿Recuerda cuál fue su primer dibujo?
-¡Úchale!!, tenía entre 10 y 11 años cuando hice mis primeras caricaturas, ja,ja,ja. Me sentaba en la puerta de mi casa y al primero que pasaba le hacía una caricatura…
-¿Qué le llamaba la atención de las personas…?
Nada, simplemente me les quedaba viendo.
-¿Algo así como una cámara fotográfica instantánea?
-Más o menos, pero no las dibujaba directamente, sino que me grababa sus rostros.
-¿Tenía buena memoria?
-Hasta cuando pasaban los perritos, los observaba detenidamente, así como todas las cosas que veía.
-¿A qué hora se ponía a dibujar?
-En las noches, cuando ya todo estaba muy tranquilo y se iban a dormir mis papás. Me ponía a recordar todo lo que había visto durante el día. Creo que eso me ayudó a desarrollar una buena retentiva, lo cual, es muy importante para cualquier dibujante.
-¿Ya me platicó que veía periódicos de otros países, pero de México cuál llegaba a Veracruz?
-Excélsior llegaba con un día de retraso. Fue gracias a Excélsior que desde niño pude conocer cuáles eran los personajes más importantes de ésa época.
-¿Cómo era el Veracruz de los años 20´s?
-En 1929, que es lo que recuerdo, era bellísimo y quizás, lo siga siendo. Pero eso sí, había muchísima menos gente.
-¿Recordar es vivir?
-¡Uy!!, me acuerdo que en ese entonces la Sociedad Pro Bellas Artes Goya, convocó a todos los niños y adolescentes para que participáramos en una exposición de dibujos al natural, constructivo y de imitación…
-¿Y a Rafita qué se le ocurrió…?
-Uff, no sabe cómo le agradezco que me ayudé a recordar cosas tan bellas que viví. Por cierto, la única persona que me decía “Rafita”, era mi abuelo y ahora usted que me lo vuelve a decir. Créame que me está moviendo muy “gacho el tapete de los recuerdos”
-Pero no se me ponga triste…
-Por favor, entienda que tampoco soy de palo o de hule para no sentir y recordar cosas tan hermosas… Soy una persona mayor de edad que al recordar esto… -Sin poderlo evitar, la voz se le quiebra y empieza a llorar abiertamente. Inmediatamente, su esposa lo abraza y le da un beso en la frente. Le quita los lentes para secar las lágrimas de sus ojos. Un tanto apenado, me ofrece disculpas y retoma la respuesta- “Le decía que se me ocurrió participar con dibujos al natural porque tenía cajas y cajas llenas con dibujos de caricaturas de muchísimos personajes de los que veía todos los días en el Malecón”.
– ¿Y qué sucedió con el concurso…?
-Ah, pero que preguntón me salió. Seguramente que cuando usted nació, en lugar de llorar cuando el doctor le dio la primera nalgada, le ha deber preguntado por qué lo había sacado del vientre de su mamá. Qué bueno que sea así.
-Mejor ya dígame qué paso con el concurso…
-Ahora el que se enojó fue otro… ¿verdad? Para mi sorpresa, a los trece años de edad, gané el Primer Premio Sociedad Pro bellas Artes Goya.
-¿Era bueno para el dibujo, pero “burrito” para la escuela?
-A ver dígame… ¿Acaso es usted brujo o sicólogo? Vaya que me sorprende. Fui muy mal estudiante, sin embargo, me encantaba la historia. Estudié en la escuela Francisco Javier Clavijero de Veracruz, a la que le llamaban “La Cantonal”. En las clases de historia y en mis apuntes, dibujaba cada uno de los personajes o héroes, al final de clases, casi todos mis compañeros querían que les dibujara también en sus cuadernos.
-¿Pero sí le gustaba ir a la escuela…
-No es que me gustara tanto, sino que no me quedaba otra.
-¿Cuándo hacia su carta a los Reyes Magos, en lugar de escribirles, les dibujaba lo que quería?
-Antes de responder, se me queda viendo fijamente y esbozando una ligera sonrisa exclama: “¡No le digo!! En lugar de escribirles una cartita, como lo hacían mis demás hermanos, en mi zapato, simplemente les ponía un montón de dibujos. Por cierto, creo que tenía “cierta preferencia por el Mago Melchor” …
-¿…Por qué…?
No sé, los otros dos se me parecía que tenían cara de delincuentes y como que Melchor era buena gente.
-¿Qué les pedía?
-Siempre les pedía cosas para dibujar y acuarelas, pero jamás me trajeron nada porque, en ese entonces, en Veracruz no había donde comprarlas…
-¿Se sentía decepcionado?
-No decepcionado, aunque sí con un poco de tristeza y para mitigarla, junto con un amigo Jaime Sadurny Pernea, un extraordinario acuarelista, nos íbamos a dibujar los barcos y hasta me aprendí de memoria los nombres de los barcos mexicanos de guerra, tales como el Zaragoza, Anáhuac y Benito Juárez.
-¿Alguna vez le llamó la atención de ser Cadete de la Heroica Escuela Naval Militar?
-No, porque uno de mis hermanos ya era Cadete, por cierto, no sé cómo le hizo y me llevó a uno de los barcos de la Armada de México para que lo conociera por dentro.
-¿Qué hizo con tantos dibujos acumulados?
-Se los cambiaba a mis compañeros…
-¿Por una torta…?
-Ja, ja, ja, pues ni que fuera el Chavo del Ocho. Casi todos mis amigos tenían familiares de origen francés o español y cuando venían de visita a Veracruz, me traían periódicos o revistas de su lugar de origen.
-¿Un niño fuera de serie?
-Ya no era tan niño… Estaba entrando a la pubertad. Para ese entonces, me iba a la pequeña hemeroteca del puerto y pedía me prestaran periódicos y revistas del Siglo XIX, tales como “El Hijo del Ahuizote”, “La Tarántula” y oros más, en donde veía cómo trataban a Benito Juárez o a Sebastián Lerdo de Tejada, lo cual, me fue cultivando muchísimo y me la pasaba metido casi todo el día en la hemeroteca, hasta mis amigos se enojaban conmigo porque ya no iba a la playa con ellos.
-No me diga que no aprendió a nadar…
-¡Válgame Dios!! Jarocho que no sabe nadar, no es jarocho. ¡Claro que sí!!, pero resulta que hasta cuando estaba en la playa con mis amigos, nada más pensaba en seguir viendo periódicos y revistas. Me daba mucho coraje porque Excélsior llegaba con un día de retraso, pero como mi casa estaba muy cerquita por donde pasaba el tren, ahí se reunían los voceadores del periódico Excélsior, me regalaban un ejemplar porque decían que les llamaba la atención que estaba muy chico y que me gustara leer un periódico.
-¿Abusadillo desde chiquillo?
-De esta manera, me nació el hábito de estar bien informado. Así, supe que el entonces Presidente de la República se llamaba Pascual Ortiz Rubio, hasta hice un dibujo de él y gané un concurso.
-¿Qué le dieron de premio?
-Nos daban unos vales…
-¿Para cambiarlos por despensas?
-¡No que va!! Ni que despensas ni que nada, eran para canjearlos por libros y libretas. Una época terriblemente difícil para todo el mundo. Cómo olvidar el “Crack del 29” en Nueva York.
-¿En Veracruz cómo resintieron ese colapso económico mundial?
-Me acuerdo que ya no llegaba ni un solo barco a Veracruz por esa tremenda crisis. Así es que, para ayudar a mis papás, se me ocurrió vender mis dibujos.
-¿Cuánto le pagaban por sus dibujos?
-…¿Me permite tomar un poco de agua y relajarme un poquito? –me consulta y agrega- “Cuando le dije que aceptaba que hiciéramos la entrevista, jamás imagine que me fuera a remover tantas emociones y pues ya ve. Ya estoy grande y estas emociones como que me ponen nervioso un poquitín”.
-¿Desea que suspendamos la entrevista?
-Nooo!, porque después ya no me voy a acordar de nada. Es usted muy inteligente para meterse a la conciencia de sus entrevistados. Bueno, déjeme contarle que en aquella época me pagaban 15 pesos… ¡Pero 15 pesos de aquellos!!, a tal grado que que empecé hacer mis ahorros para venirme a la Ciudad de México.
-¿Cuándo llega a la capital del país, cuál fue su sorpresa de estar en la gran ciudad?
-Me encuentro con la noticia que el presidente Pascual Ortiz Rubio había renunciado y en su lugar quedaba Abelardo L. Rodríguez. Lo único que sabía del nuevo presidente de México, era que había estado como Secretario de Marina y Guerra, pero el subsecretario era nada más ni nada menos que el general Lázaro Cárdenas.
-¿De verdad siendo tan joven, le apasionaba la política?
-No precisamente la política, pero sí, era informarme de todo lo que acontecía en el país. También me había informado acerca de quién era Jaime Torres Bodet y cómo le habían robado las elecciones a José Vasconcelos.
-¿Para usted, cómo era la Ciudad de México de ese entonces?
-Era una ciudad maravillosa, por cierto, la dejada de los “libres”, lo que hoy se conoce como taxis, costaba solamente un tostón (cincuenta centavos), lo mismo cobraban los tranvías.
-¿Cuánto le costó el pasaje de Veracruz a la Ciudad de México?
-Me vine en tren porque era muy barato, además, era toda una experiencia viajar en el ferrocarril Interoceánico y cobraban solamente siete pesos. El tren llegaba a San Lázaro, precisamente en donde ahora se encuentra la Cámara de Diputados.
-¿A su llegada que fue lo que más le gustó de la Ciudad de México?
-Que apenas estaban terminando de construir el Palacio de Bellas Artes.
-Cree usted que antes había más valores en la sociedad?
-Qué buena pregunta. Pues sí, pero ello, se debe en gran medida a que éramos muchísimos menos habitantes. En 1933, en el encabezado principal de Excélsior se anunciaba: “México tiene un millón de habitantes”.
-¿A dónde llegan a vivir?
-Mi mamá y yo, llegamos con una tía que vivía en la calle de Chopo, en la colonia Santa María, donde, por cierto, era considerada como una de las más “popoff”. Ahí vivían familias de alto nivel y de “abolengo” …
– ¿Ya existía la legendaria colonia Roma?
-En la colonia Roma vivían todos los intelectuales y la gente más influyente. Un día, que se me ocurre agarrar un tranvía y que me lleva hasta Paseo de la Reforma, me interesaba muchísimo conocer la columna de la Independencia…
-¿…Por qué?
-Pues porque había visto un reportaje publicado en Revista de Revistas y sabía que don Porfirio Díaz la había mandado construir, incluso, me acuerdo también, que existió un número especial del periódico Excélsior en donde se explicaba la fundación de este gran diario que llegó a ser considerado como uno de los más importantes en todo el mundo.
– ¿Por qué le gustaba tanto Excélsior y no El Universal?
-No obstante que El Universal se fundó el 1º de octubre de 1916, en Excélsior estaban las mejores plumas. A ver, dígame ¿Quién le puso el nombre de Excélsior? –me cuestiona a quemarropa- Mire usted, fue don José de J. Núñez y Domínguez, un destacado poeta veracruzano y diplomático que también escribía en Revista de Revistas. –Con una sonrisa con un dejo de sarcasmo me dice-: “Ahh verdad, que no sabía esto…” No se preocupe, estoy totalmente seguro que en esa época ni siquiera había proyectos de espermatozoides para que naciera ni su papá, menos usted… ja, ja, ja.”
-El que se lleva se aguanta ehh. Mejor dígame ¿Qué pasó con el nacimiento de Excélsior?
-Uff. No se enoje, tal parece que no conoce cómo somos los jarochos. Pues resulta que don Rafael Aldúcin había llamado a Javier Soronda para que, entre los tres, sugirieran nombres y Núñez propuso el nombre de Excélsior y así fue como se quedó.
– ¿Le costó mucho trabajo ingresar a trabajar al Periódico de la Vida Nacional?
-Para nada, al contrario, me llamaron…
-¿Quién…?
-¡Espérese tantito, no sea tan desesperado!! Resulta que hice una exposición de todos los artistas de la famosísima estación XEW y don Emilio Azcárraga Vidaurreta le dijo al “Vate” Núñez y Domínguez: “Quiero conocer a ese caricaturista que hizo la exposición”.
-No cabe duda que ha tenido mucha suerte…
-Mire, si sigue así de desesperado, la verdad que mejor ahí le paramos…
-No, por favor, es que como reportero quiero saber más y más…
-Bueno, nada más porque me estuvo insistiendo tres años con la entrevista se la paso. Bueno, cuando estuve frente a don Emilio Azcárraga, me dijo que quería un álbum con todos los personajes de la “W”, incluyendo a Pedro Vargas, Agustín Lara, Las Hermanas Águila y muchas más. De ése álbum, un periodista que no sé cómo se llamó, sólo que le decían ”El Caballero Pálido”, que escribía sobre teatro y radio, porque aún no existía la televisión, me pide permiso para publicar una de mis caricaturas…
-¿..Se las plagiaron?
-Mi sorpresa fue ver en Revista de Revistas, dos de mis caricaturas y a la siguiente semana vuelven a salir, entonces, me dice que en Excélsior querían conocerme.
-¿Si fue a la cita…?
-Por supuesto que sí. Cuando me entrevisto con Armando Sosa Ferreiros, me pide caricaturas a colores para la portada y me lleva con Ernesto García Cabral, quien era el director general. Estando con este señor, me invita un café, pero de repente y sin decirme nada, publica en Revista de Revistas: “Nace un gran caricaturista”.
-Vaya sorpresa…
-Así fue como logré involucrarme con Excélsior y me piden caricaturas para todas las secciones.
-¿Iba a las cantinas y centros nocturnos para aprender más del México nocturno, tal y como lo hacía don Gabriel Vargas?
-¡No hombre!! No me daba tiempo. Tenía que trabajar muchísimo para las portadas de Revista de Revistas, Jueves de Excélsior, últimas Noticias y Excélsior…
-¿Le pagaban bien…?
-No solamente me iba bien… Sino que me iba súper bien.
-¿Cuánto tiempo permaneció en Excélsior?
-Desde 1939, hacía caricaturas para la sección “La Figura del Día” de Últimas Noticias, pero el que ponía los pies de la caricatura era Pepe Martínez de la Vega. Luego nace la tira “Peter Pérez, el detective de Peralvillo”, hasta que Novedades se lleva de Excélsior a Cabral, Carlos León y Salvador Novo, entre otros muchos más, y el propio Cabral le dice al entonces director de Excélsior, don Rodrigo del Llano, que no se preocupara porque Freyre podía ocupar su lugar.
-No se podía dar quejar…
-A partir de ese momento y durante 30 años, me hice cargo de la caricatura editorial de Excélsior…
-¿Por qué “La Ranita” Freyre?
-Antes que le responda… ¿Se queda a comer con nosotros? Me siento muy a gusto y contento platicando con usted. Es un excelente entrevistador.
-Uff, que honor…
-No sea sangrón. Recuerde que yo le dibujé la caricatura de portada para la revista Siempre, cuando le hizo esa extraordinaria entrevista a María Félix. Así es que déjese de cosas y vamos a comer como amigos y colegas… ¿Le parece?
-Bueno, muchísimas gracias. Pero cuénteme ¿Por qué “La Ranita” Freyre?
-Ahí viene la historia, espéreme tantito.
-¿Por qué le da tantas vueltas…?
-Los buenos vinos saben mejor cuando se cosechan durante mucho tiempo. Pensándolo bien, no es que le dé vueltas, es que así platicamos más rico. Un día, vi entrar al periódico a Carlos Denegri, a Muñoz Sandoval y a varios más que pertenecían a la “vieja guardia” de Excélsior. Para ese entonces, tenía una sección dominical que se llamaba “Miscelánea”, y cuando viajamos a San Francisco, California, la Conferencia de San Francisco, me llevé una sorpresa: Mis caricaturas eran publicadas en Estados Unidos por la National Editorial en más de 700 diarios y me encargaban caricaturas del México bohemio.
-¿Hasta cuándo me va a decir por qué “La Ranita” Freyre?
-¡Ya tranquilo, no se me sulfure! El “mote” de “La Ranita”, viene porque en uno de mis cartones me sobró espacio y no sabía con qué llenarlo, que se me ocurre dibujar una ranita, le gustó tanto al director que, a partir de ahí, se convirtió en mi firma y tuvo muchísimo éxito.
-¿Cuándo empezó a salir en la tele, pensó tirar la toalla en el periódico?
-No, no y no. Al llegar la televisión a México, de 1952 a 1957, hicimos un programa que se llamó “Duelo de Dibujantes”, en el que participaban Alberto Isaac, Ernesto Guasp y Cabral, por cierto, ahí fue donde Agustín Barrios Gómez se inició como editorialista.
-¿La tele tiene algo de magia?
-Años más tarde, Jacobo Zabludovsky me pide hiciera un cartón cada noche para el noticiero “24 horas”, y que para que no me cansara ir todos los días a Televicentro de avenida Chapultepec, me mandaba una cámara a mi casa y desde ahí le enviaba la imagen. Fue un gran honor colaborar con mi gran amigo Jacobo.
-¿A lo mero macho, los caricaturistas son un grito de desesperación?
-Vaya pregunta. En lo que a mí respecta, jamás he sentido gritos en mis caricaturas –lo dice jocosamente al momento en que me da una palmada en la espalda- La intención en el tema es lo importante, pero ahora y con la modernidad de la televisión, resulta que las caricaturas que se publican en los diarios matutinos, en la noche ya perdieron importancia y actualidad por la infinidad de temas que se manejan minuto a minuto.
-¿Cuántas caricaturas ha hecho durante toda su vida?
-Ay Edmundo, ahora sí que me hace la pregunta del millón y digo del millón, porque antes era de los $ 64,000.00. Me hace una pregunta muy difícil de responder. Basta decirle que aún tengo muchas caricaturas de la época de Francisco Franco, de Charles de Gaulle, de Adolfo Hitler, hasta del actual inepto Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Este señor es nefasto.
-¿Le gusta que sus caricaturas aparezcan en repetidas ocasiones?
-Un día, hice un cartón para la columna de Carlos Denegri que se llamaba “Vidas Radiactivas”, y cuando Denegri muere, se vuelve a publicar mi cartón. Es más, no te puedes quejar, ya te dije que yo hice la caricatura de María Félix para ilustrar tu espléndida entrevista. -Acota-
-¿Caricaturas cargadas de veneno?
-No necesariamente, aunque hay algunas que llevan una intención de crítica muy pero muy severa.
-¿Es verdad que al presidente Díaz Ordaz le molestaban sus caricaturas?
-¡Para nada!! Quien diga eso, miente. Al contrario, un amigo que escribía la columna política de Excélsior, me dijo que Díaz Ordaz me andaba buscando para comprarme el original de una caricatura que se había publicado.
-¿A lo mero macho, se la iba a comprar o lo iba a meter a la cárcel?
-Cuando don Gustavo me recibe en Los Pinos, me felicitó y no le cobré ni un peso.
-¿Alguna vez ha recibido amenazas o reclamos por caricaturas hechas hacia algún presidente de la República o a un destacado personaje de la vida nacional?
-Nunca he tenido problemas… Síí, aunque no me crea y ponga esa cara de pocos amigos. Bueno, solamente una vez, un día, me llega un telegrama en donde me decían que me admiraban pero que la caricatura les parecía una mentada de madre.
-¿Quién se lo mandó?
Nada más ni nada menos que Carlos A. Madrazo, a quien había conocido y le había hecho infinidad de caricaturas cuando fue diputado y nunca se había ofendido. En fin, son cosas del oficio.
-¿Cuál de todos los presidentes de México, ha sido el más ad-hoc para las caricaturas?
-Todos los presidentes han tenido lo suyo. Como le había dicho, me tocó la etapa de transición de Abelardo L. Rodríguez a Lázaro Cárdenas y le encantaban las caricaturas.
-¿Era cliente de cabecera del PRI?
-¡No hombre!!, empecé hacer caricaturas muchísimo antes que naciera el PRI y para ser exactos, desde la época de Plutarco Elías Calles que convocó a todos los partidos para crear el Partido Revolucionario Institucional.
-¿Cómo fue su trato con los demás presidentes?
-Cordial y respetuoso
-¿Con quién tuvo un trato más cercano?
-Con don Adolfo López Mateos, era un tipazo el señor. Le encantaban mis caricaturas. A diario me llamaba de Los Pinos para solicitarme el original de mis caricaturas. Don Adolfo López Mateos fue un hombre excepcional y como pocos hemos tenido en la Presidencia de la República.
-¿Nunca ha recibido un regaño presidencial?
-Solamente le recuerdo que ya llevamos como dos horas platicando y no para usted de preguntar. Tampoco se le olvide que se va a quedar a comer con nosotros ehhh. Me pregunta ¿Que si he recibido un regaño presidencial por mis caricaturas? Me acuerdo de un cartón que hice cuando Manuel Ávila Camacho le estaba entregando el poder a Miguel Alemán Valdés, y ambos, estaban vestidos de toreros y como que no le gustó mucho a Miguel Alemán porque me hablaron muy serios de Los Pinos para decirme que el nuevo presidente no estaba muy contento conmigo por la caricatura.
-¿Y con Luis Echeverría como se llevó?
-A don Luis, lo conocí desde que estaba en el PRI con Rafael Corrales Ayala. Cada que le hacía una caricatura, tenía que ir a Los Pinos a llevársela porque Mauro Jiménez Lazcano, quien era su jefe de prensa, me traía asoleado.
-Disculpe que le pregunte ¿Le daban una buena lana?
-Yo no he sido “chayotero”. Con José López Portillo, hubo un trato muy afectuoso, tan fue así, en 1977 me entregó el Premio Nacional de Periodismo en el género de caricatura.
-¿Los caricaturistas se ensañaban con el presidente con botas, Vicente Fox?
-No es que los caricaturistas nos ensañáramos con el entonces presidente Fox, lo que sucedía, es que el propio Fox era materia para hacer muchísimas caricaturas. Sin temor a equivocarme, si Fox hubiera cerrado un poquito la boca y sin hacer miles de declaraciones, su imagen hubiera sido otra y aún más, porque hoy en día en los periódicos se escriben cosas que antes era imposible imaginarlas.
-¿No se cansa de hacer caricaturas?
-Ahora me toca a mí, hacerte esta pregunta: ¿No te cansas de hacer preguntas? Espero que o te vayas a enojar y te vayas sin aceptar mi humilde y sincera invitación a comer. Respondiendo a tu pregunta. Sé perfectamente que ya estoy viejo y cansado, pero hasta el último día de mi vida, seguiré haciendo caricaturas.
-¿Un caricaturista tiene caducidad?
-No hay que olvidar que no es lo mismo Los Tres Mosqueteros que 90 años después. Lo que viví y lo que hice, nadie me lo quita.
-¿Por qué no acepta que le hagan homenajes?
-Es que nadie es profeta en su tierra. Tener el honor que Salvador Novo pusiera algunos textos a mis caricaturas, fue muy satisfactorio.
-¿Con todo lo que nos está pasando, cree que México se nos vaya de las manos?
-No, no creo que México se nos escape de las manos, lo que pasa, es que el país está viviendo una transición y el ingreso a una democracia.
-¿De verdad, la democracia existe o apenas la estanos descubriendo?
-No, no, por favor, no me diga esas cosas. Mire usted, desde que tengo uso de la razón se ha hablado de una democracia y pasamos 70 años con un solo régimen.
-¿Dónde ése cambio que todos los mexicanos queremos?
-El cambio no ha sido posible porque son muchísimas cosas las que se vienen arrastrando.
-¿Dónde está ése líder que ponga orden en casa?
-Ya llegará el momento, pero hay que buscarlo. Hoy en día, ya nada se queda escondido como antes, al contrario, todo se sabe inmediatamente y creo que es algo muy bueno para todos.
-¿Qué opina de tanto escándalo político?
-Rafael Freyre es una humilde caricaturista y de política no sabe ni madres.
-¿Escribirá sus memorias?
-No. No tengo ni puedo darme ese privilegio. Le digo esto mi querido amigo porque simple y sencillamente, soy alguien que ha trabajado en periódicos, revistas y televisión.
-¿Creé que hay algo que le haya faltado por hacer?
-No soy fanático ni sectario de nada, lo único que quiero, es sentirme satisfecho con lo que hago.
-¿Una pasión que jamás disminuye?
-Siempre he trabajado con la vena alegre, aun cuando me tocó hacer la caricatura de Goyo Cárdenas.
-¿De todos los cartones que ha realizado, cuál es el que le guarda un mayor cariño?
-Un día estaba escuchando el programa del “Dr. I.Q.”, que decía: Jorge servidor, Marrón de ustedes” Era la época del licenciado Miguel Alemán Valdés y había mucho alboroto de la izquierda. Al día siguiente, me levanté tempranito para hacer mi cartón y empecé dibujando a Miguel Alemán como si fuera el Dr. IQ cuando decía: “Arriba mi derecha y pinté a Gómez Morín; pero cuando decía “Abajo a mi izquierda, puse a Lombardo Toledano y ése cartón tuvo muchísimo éxito.
-¿Tiene idea de los cartones que ha hecho a lo largo de su brillante trayectoria?
-¡Uyy!!, no lo sé, pero creo que han sido como tres millones y cada uno de ellos, han tenido un sentido de ser.
-¿La caricatura da para vivir bien?
-Como cualquier otro trabajo. Si le pones ganas, tarde o temprano te va a llegar la tuya.
-¿La vida es una caricatura?
-Ja,ja,ja, pues sí, pero con muchos tangos. Guauu, me encantó tu pregunta. Sí, definitivamente la vida sí es una caricatura.
-¿Le tiene miedo a la muerte?
-La muerte me tiene sin cuidado y no se me pega la gana morirme todavía. Cuando me vaya de aquí, me voy ir muy contento porque hice todo lo que quise. Edmundo, vamos a comer por favor… -De esta manera, tuve el honor y placer de disfrutar una deliciosa comida preparada por su gentil y bella esposa, consistente en sopa de verduras con tapioca. Arroz a la mexicana con champiñones. Pechuga de pollo rellena de camarones en salsa de mango. Agua de horchata y de postre, duraznos con rompope-.
-Maestro, muchas gracias por su tiempo para esta amena entrevista ¿Desea agregar algo más?
-Créame que le agradezco mucho porque me ha hecho recordar cosas muy bellas de mi vida. Reconozco su profesionalismo. Admiro su pasión por lo que hace y que sea persistente hasta lograr sus objetivos. Lo felicito, es un excelente entrevistador. Ojalá tuviera un programa de televisión porque la gente disfrutaría mucho de sus charlas con sus entrevistados.

Desafortunadamente, la mañana del 6 de noviembre de 2015, víctima de cáncer de próstata, Rafael “La Ranita” Freyre, dio su último salto. Un mexicano ejemplar. Extraordinario ser humano y fiel testigo de la transformación de este gran país al que amó siempre. Además de convertirse en un hombre muy cercano al poder, siempre demostró una sencillez y humildad en su trato, dejando una huella imborrable en la historia de su querido México. Para este reportero, fue un privilegio haber tenido el honor que me concediera esta entrevista, pero sobre todo, que me haya distinguido con la dicha y la satisfacción de contar con su valiosa amistad.