*Abusos y violencia es responsabilidad de toda la sociedad.
*Su reciente libro, Gandallas. Las fuentes culturales de la violencia en México, se presentó en la USBI el jueves 17 de marzo-.
*“No son accidentes ni casos de infortunio con los que la sociedad tiene que lidiar, son producto sistemático de la realidad en la que vivimos”: Alí Siles.
/Paola Cortés Pérez/ Fotos: Omar Portilla Palacios/
22/03/2022, Xalapa, Ver.- Los gandallas no son otros, no son los malos, somos todos, es la sociedad en la que nos desenvolvemos, subrayó Héctor Domínguez Ruvalcaba, autor del libro Gandallas. Las fuentes culturales de la violencia en México, y egresado de la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana (UV).
El título se presentó el jueves 17 de marzo en la Sala de Videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), donde el autor estuvo acompañado de Alí Siles Bárcenas, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); Benno de Keijzer Fokker y María del Rocío Ochoa García, investigador y coordinadora del Centro de Estudios de Género de la UV (CEGUV), respectivamente.
Héctor Domínguez planteó que estar en una sociedad donde se reproduce el gandallismo nos hace a todos responsables por ello. “Se pensaría que ellos son los malos y no es así, porque pertenecen a esta misma sociedad, tuvieron la misma educación, incluso escucharon las mismas canciones y creyeron en ellas, no son otros, somos nosotros.
”Por ejemplo, ‘La Mataviejitas’ lo que quiere decir es: soy responsable de los excesos de violencia que vive mi sociedad, en el sentido de que no soy capaz de hacer algo para detenerla.”
Señaló que este sistema de violencia ha desarticulado y derogado el contrato social que es el Estado, pues en muchas áreas y lugares no existe la ley, ya ha sido entregado a los gandallas y parece que las personas se han adaptado e incluso ya presupuestan la cuota.
Por ello, prosiguió, todos podemos hacer algo: así como una masa de personas llevó a la destrucción en el estadio de Querétaro, se puede construir otra masa que lleve al restablecimiento del contrato social para volver a la civilidad.
Asimismo, en los planteles educativos de nivel básico y medio superior se deben implementar programas de prevención porque es en estos espacios donde se construyen los gandallas; impartir cursos sobre el manejo de emociones, solución de conflictos, equidad de género, conocimiento de los derechos humanos, sobre misoginia y homofobia, entre otros temas. “Aquí es donde se puede cortar y hacer el cambio generacional”.
Alí Siles comentó que la idea más clara que le dejó el libro es que los gandallas no son accidentes ni casos de infortunio con los que la sociedad tiene que lidiar, “son producto sistemático de la realidad en la que vivimos y son las relaciones de poder económicas y éticas las que le van dando lugar a estos personajes. Hay muchos ejemplos de gandallismo que operan y no han alcanzado los niveles de condena social, pero operan cotidianamente”.
En tanto, Benno de Keijzer expresó que el autor logra que el concepto gandalla se convierta en una categoría de análisis, aunque aún no se problematiza del todo.
“El gandalla vive en un estado de excepción. En la medida que avanzamos en el ámbito de igualdad de género, nos muestra que el mosaico de la desigualdad y criminalidad es más complejo y es una relativa amenaza.”
Datos sobre el autor
Héctor Domínguez es profesor-investigador en la Universidad de Texas, en Austin, Estados Unidos. Se ha especializado en sexualidades, género y violencia en la literatura y la cultura latinoamericanas.