La designación de una víctima de la represión al frente del Alto Comisionado es voto de confianza en la defensa de los derechos humanos

Tras asumir la jefatura del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), Michelle Bachelet abrió las sesiones del 39° Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra.

Un día antes de la conmemoración del 45° aniversario del golpe de estado contra la democracia en Chile, la ex presidente pronunció una actualización sobre la situación de los derechos humanos en el mundo.

Desde España, quien fuera el asesor más cercano del presidente Salvador Allende, expresó: “Es un voto de confianza que una de las víctimas de la represión sea puesta al frente de este cargo. Al mismo tiempo es una gran responsabilidad. Ojalá esté a la altura”.

Joan Garcés es licenciado en Derecho, doctor en Ciencias Políticas y autor de varios libros sobre la experiencia política chilena. Desde 1996 dirigió el proceso que dos años más tarde consiguió detener a Augusto Pinochet en Londres. Por su incansable trabajo para ponerle fin a la impunidad de los dictadores, en 1999 fue reconocido internacionalmente con el ‘Premio Nobel Alternativo’, distinción otorgada en Suecia por la Fundación Right Livelihood Award.

 

Por Nayla Azzinnari | Fundación Right Livelihood Award

 

 

-¿Qué opina de la designación de Michelle Bachelet al frente de la ACNUDH y cómo vislumbra su desempeño?

A la señora Michelle Bachelet no la conozco personalmente. Sí conocí a su padre, una persona muy digna. El general Bachelet fue detenido por los golpistas, torturado y llevado a la muerte como consecuencia de las torturas. No puedo anticipar cuál va a ser el desempeño de su hija como comisionada de los derechos humanos, pero me da la impresión -sin conocer los detalles de la elección- que el hecho de llevar el apellido de una víctima de los golpistas, y que ella misma fuera detenida y sometida a malos tratos, es de cierto modo un voto a favor de que una persona cuyo apellido está asociado a la represión de los derechos humanos, pueda ser consecuente con la defensa de esos valores.  Corresponderá a ella hacerlo y se le juzgara en función de sus acciones y sus omisiones.

 

-No la conoce personalmente pero tiene una opinión sobre su mandato en Chile, donde hay actores que cuestionan su política de derechos humanos.

Me permito no responder esa pregunta por tener un pleito abierto con el estado de Chile. La señora Bachelet era jefe de estado durante los años en los que yo estoy pleiteando con las armas del derecho de tribunales internacionales. De modo que no voy a contestar directamente por una razón de conflicto de intereses.

 

-¿Cuáles son los desafíos que enfrenta la señora Bachelet?

Los derechos humanos cuentan con normas vigentes de derecho internacional: la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; también están los convenios regionales sobre derechos humanos; la convención contra la tortura, del año 1968, y la convención para la sanción del genocidio, del año1948, así como la Convención contra las desapariciones forzosas, y otras normas. Algunas son vinculantes para la mayor parte de los países del mundo. El comisionado tiene la misión de velar por la puesta en práctica de esas normas. Es una tarea enorme y dificilísima porque choca contra los intereses de estados que no las practican, sino que las violan. Un ejemplo es lo que está pasando en Egipto: el gobierno actual, después del golpe militar, viola abiertamente los derechos fundamentales. Y la lista de países en los que están siendo desconocidos es muy larga. Hace unos días, la ONU denunció crímenes de guerra cometidos en Yemen tanto por las fuerzas antigubernamentales como por la coalición encabezada por la Arabia Saudí. Antes hubo una denuncia contra el alto mando del ejército de Myanmar por represión hacia una minoría étnica.

-¿Tomando qué decisiones y actitudes estaría la nueva comisionada a la altura del cargo y las circunstancias?

Estar al frente de la Comisión Internacional de Derechos Humanos es una tarea nada grata. Es muy difícil y requiere, en primer lugar, voluntad y conciencia por parte de quien ocupa ese cargo. Después, capacidad política. Y por último, respaldo institucional e internacional para poder llevar adelante su voluntad y su capacidad política. Tres elementos que habrá que ver de qué forma concurren en la señora Bachelet.  Ojalá la respuesta sea afirmativa. Los hechos lo dirán.

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