Claudia Rodríguez
¿Desmemoriados?
El que Vicente Fox sea hoy la expresión más notoria de la oposición a la actual Administración federal comandada por Andrés Manuel López Obrador, es simple reflejo de la desarticulación de quienes tienen la intención de derrotarlo en el terreno político y más tarde, también en el electoral.
Fox es un actor político hilarante –para referirse a él de forma elegante–, presente en la vida de los mexicanos a fuerza de su protagonismo en cada oportunidad que él mismo se crea, y no porque sea necesaria ni siquiera para los panistas su actividad partidista que siempre se convierte en simple egocentrismo.
No es novedosa la actividad incesante en redes sociales y hasta en otros foros con fines políticos de los ex mandatarios panistas Vicente Fox y Felipe Calderón en contra de cada expresión y acción del presidente Andrés Manuel López Obrador y aunque no se pueden negar los yerros de la actual Presidencia; se equivocan Fox y Calderón al creer que los mexicanos somos desmemoriados y no tener más que presente todo el daño que ellos le propinaron a la nación desde la máxima magistratura del país, enlodándonos en un fango del que todavía luchamos por limpiarnos.
El fracaso de la Administración foxista
Vicente Fox, quien es conocido notoriamente por su lenguaje florido al que acude para expresarse cotidianamente, exige a “López” como llama en tono despectivo al actual mandatario federal, resultados a un año de gestión, cuando la revisión de la Administración foxista no arroja beneficios sustanciales para los mexicanos a quienes nos heredó el récord de la deuda pública contratada con la cifra en pesos de 603 mil millones de pesos, llevando el total de la misma hacia el 2006, al extremo de 2 billones 129 mil 91 millones de pesos.
Fox es el ícono ahora junto con Peña Nieto, de los gastos excesivos a cargo de los contribuyentes, que en Los Pinos, la casa presidencial, se hacían. El primero con las toallas de 4 mil pesos cada una, encargadas por Marta Sahagún, quien no sólo se quedó como la consorte de Presidencia, sino que quería el puesto de su esposo en sucesión presidencial, con el movimiento de empoderar a la mujer, para empoderarse ella, al puro estilo Vicente.
Fox fue relevado incluso por la misma Marta como figura central del Gobierno y hasta de las transacciones ilegales al amparo del poder. El fracaso presidencial fue apoteósico desde el interior de Los Pinos, en donde Sahagún era la de los negocios amañados para favorecer a sus familiares, mismos que ahora gozan de esos artilugios que les derraman hoy en día, beneficios cuantiosos.
Fox el trepador
Permitir que Fox sea la voz de la oposición, en este momento de indefinición profunda, es ponerse en la ruta de la derrota anticipada. Oscuro pensar que quien ya tuvo la oportunidad de concretar el desarrollo prometido, con todo y la búsqueda a través de head hunters, de las mejores mujeres y hombres que según Fox, fueron quienes lo acompañaron en su tarea a lo largo de su mandato, que resultó, otro fracasó más para México y los mexicanos.
Los proyectos de desarrollo fueron para los suyos y sus amigos, como hoy dice sin más base ni datos, lo hace Andrés Manuel López Obrador.
Los conservadores deben de tener claro que con Fox perdieron una gran oportunidad, y aunque errar es de humanos, repetir ya refiere otra connotación.
Acta Divina…Vicente Fox convocó a una alianza opositora para “defender al país” porque no puede estar en manos de un “falso profeta”, en referencia al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Para advertir… Qué desmemoria entre quienes ya se dieron la oportunidad de arruinarnos.
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