*CAFÉ DE MAÑANA .
/ Por José Luis Enríquez Ambell /
Casi desde fines del siglo XIX y hasta nuestros días se pueden identificar cuatro momentos significativos sobre el fenómeno migratorio en América Latina y el Caribe, y en este contexto se encuentra México.
El primero está vinculado con las migraciones transoceánicas; el segundo, las migraciones internas, producto de la crisis económica casi a la mitad del siglo anterior y entre las décadas de 1930 y 40; un tercero, las transfronterizas; y un cuarto, las que se producen ahora con la globalización.
La primera, fue una válvula de escape en su tiempo y momento. La segunda, ligada a una severa crisis económica que golpeó el ámbito rural y generó una migración del campo a las ciudades. La tercera, producto de conflictos políticos, económicos y sociales, que ocasionó una migración entre países fronterizos desde la década de 1960. La cuarta se produce en las últimas dos décadas del siglo XX y que se ha potenciado en estas dos primeras décadas del 2000 y siendo la que mayor movilización ha hecho que haya millones residiendo fuera de su país de origen.
Hasta el año 2020 se dijo que cerca de 30 millones de latinoamericanos viven fuera de sus países natales, siendo México el que más aporta en ese sentido, cerca del 50%
La paradoja actual – dicen sociólogos como expertos en economía y migración – reside en que la globalización debe, hipotéticamente, homogeneizar el mercado planetario, en el cual existe una marcada y también profunda desigualdad estructural, y donde realmente se constituye la globalización es en el imaginario social, constituido a partir del poder de la industria cultural. Es decir, todo habitante del planeta debe tener acceso a la pantalla del televisor, porque éste lo iguala, lo informa, mas allá de su nivel cultural, social o económico, sepa o no leer y escribir. Eso lo convierte en un potencial consumidor y también lo obliga, compulsivamente, a buscar la forma de consumir, aseguran sociólogos.
Así pues, en sitios como los Estados Unidos, siendo un inmenso territorio y periférico de la globalización, las desigualdades cada vez son más profundas, y la exclusión aumenta en todos los niveles, condiciones que en este momento tiene inquietas y nerviosas a miles de familias y a millones de mexicanos.
Hace unas horas la diputada presidenta del Congreso de Veracruz, Tanya Carola Viveros Cházaro, se expresó a favor de otorgar las oportunidades laborales a los veracruzanos para evitar acudan a la migración ilegal a los Estados Unidos, que aún siendo un fenómeno nacional e internacional, algo se puede hacer en favor de los paisanos.
La diputada local añadió: “No estamos en contra de que la gente se vaya, pero lo que quisiéramos es que la gente se vaya por gusto y no por necesidad, entonces lo que nos toca es trabajar para tener mejores condiciones y que la gente se vaya por una decisión propia”, y en esa tarea caminan los 3 niveles de gobierno para generar la soberanía alimentaria y así detonar las actividades del campo, y eso nos habrá de requerir más gente aquí, precisó la legisladora.
DE SOBREMESA
Y es que la desigualdad y penurias regionales fueron motivadas en gran medida por las ideas neoliberales desde el sexenio del Presidente Carlos Salinas, desajuste incluso reconocido por economistas que vinieron advirtiendo que el modelo privado en el campo se bloqueó y descompuso casi irreversiblemente algunas regiones al desintegrar familias.
Hoy el problema migratorio debe reconocerse que es un asunto multicausal y multifactorial, y producto de un empujamiento social de otros gobiernos, pero que ahora se intenta atender de manera integral.
UN CAFÉ LECHERO LIGHT
Y aunque la migración es hoy un tema de la agenda mundial, Veracruz la ve naturalmente a diario, en calles y carreteras; ciudades y en localidades, con mayor frecuencia y, sobre todo, en la región sur del estado ver pasar personas de Centroamérica, Sudamérica, El Caribe y algunos otros países es un fenómeno hasta natural y quizá inadvertido para otros puntos de México.
Atravesar fronteras dejando residencia, familia y amistades en busca de un establecimiento temporal o definitivo en otro país no debe ser sencillo.
Es un derecho humano aspirar a obtener trabajo, ingresos, salud y un futuro mejor, de ahí que se arriesguen a explorar lo desconocido, incluso a la violencia criminal que los acecha, pero todo eso mueve al actual régimen para buscar formas de que la población emigre por gusto más no por las necesidades que satisfacer.
UN CAFÉ CON DOBLE CARGA
Recordemos la intervención del Presidente López Obrador, en el Consejo de Seguridad de la ONU, donde propuso «el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar» que busca combatir la pobreza, la desigualdad y también las causas de la migración.
¡ ES CUANTO !
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