Entre el liderazgo de un héroe y la villanía del dictador.

Por: Zaira Rosas

Evo Morales ha estado en el centro de discusiones debido a la diversidad de opinión que genera su asilo en nuestro país, pero el análisis debería ir más allá, porque si bien México es conocido por su calidad humana y abrir las puertas a distintos líderes cuando se ha necesitado, también es cierto que está brindando en estos momentos a un extranjero las garantías que tanto ha clamado su gente.

Antes de poner el asilo sobre la mesa de debate deberíamos identificar con exactitud quién es Evo Morales. Primeramente hay que reconocer que fue el primer Presidente Indígena de Bolivia, desde el 2006. Intentó ser dirigente antes pero perdió, logrando la victoria en su segundo intento. Como presidente logró transformar de manera positiva la economía de su país, con él creció el PIB y disminuyó de manera considerable la pobreza.

En su primera elección tuvo la aprobación de más del 50% de los votantes, en su segundo periodo como Presidente su popularidad se incrementó y tuvo una aprobación cercana al 70%. ¿Cuál fue su mayor error como dirigente? Aferrarse al poder. Si bien sus acciones demostraron una mejoría en el país, que es lo que más se espera de un líder, con el paso del tiempo la opinión pública comenzó a vislumbrar en él mayor autoritarismo, disminuyó la libertad de prensa, salieron comentarios de enriquecimiento ilícito y corrupción, entre otras inconformidades constantes.

Ser dirigente de una nación por periodos prolongados trae consigo este tipo de problemas,
principalmente porque para poder perpetuarse en el poder fue necesario un cambio de ley, que aunque algunos de nuestros dirigentes en México lo han mencionado como una decisión popular, lo cierto es que en la consulta popular realizada en 2016 la mayoría de sus habitantes votó en contra de la reelección, sin embargo posteriormente se hicieron movilizaciones y en 2017 por medio de un tribunal se hizo la modificación a la ley.

¿Cuál es el problema actual? La situación de Evo ya no es la misma con la que llegó al poder, los mismos pueblos indígenas que antes le apoyaban forman parte de sus detractores, se le acusa de un fraude electoral por parte de organismos como la Organización de los Estados Americanos, pero también hay estudios internacionales que avalan lo contrario. La renuncia del entonces dirigente para buscar la paz de su país fue uno de sus mayores aciertos, más no ha disminuido la crisis en el país y el liderazgo de la actual dirigente de manera interina también es dudoso.

Esta no es la primera vez que un líder busca perpetuarse en el poder con tal de impulsar el crecimiento de su nación, lo han hecho otros, en su momento Fidel Castro fue reconocido por la historia como un dictador, pero también es innegable que bajo su gobierno Cuba alcanzó niveles de igualdad que no se veían antes, mejoró la salud de su gente y disminuyó drásticamente el analfabetismo.

Los únicos responsables de juzgar a Evo Morales, serán los Bolivianos, mientras tanto como mexicanos nos toca conocer toda la historia y hechos para no emitir juicios desde la desinformación y entendiendo que en América Latina, todos somos un espejo, aprender de las acciones de otros gobiernos y sus consecuencias también es útil para comprender el desarrollo de nuestro entorno. De momento la inconformidad de algunos mexicanos se incrementa por la incongruencia de ofrecer a extranjeros lo que no tenemos como mexicanos, empezando por la seguridad.

Sin embargo es innegable que el asilo político es un derecho constitucional y que la trifulca que se ha armado ha sido más mediática que real, es una prueba de cómo la desinformación puede polarizar opiniones y deberíamos comenzar por dejar de juzgar hechos como éste y enfocarnos en realidades que verdaderamente nos perjudican como mexicanos, analizar estas acciones desde otras perspectivas para poder trabajar sobre ellas y exigir de manera clara a nuestros gobernantes que se enfoquen en hacer un entorno con mejor calidad de vida para sus habitantes.