DÍA CON DÍA/
Héctor Aguilar Camín /
Milenio Diario
Reporta José de Córdoba, experimentado corresponsal de The Wall Street Journal en México, que, a instancias del gobierno de Trump, el gobierno de López Obrador vuelve a la estrategia de la guerra contra las drogas de Peña y Calderón(https://on.wsj.com/2uwbQez).
El centro de la estrategia fue siempre la captura de capos criminales que Washington juzga de alta peligrosidad o cuya extradición reclama por delitos cometidos en Estados Unidos.
Los especialistas en estas detenciones eran los cuerpos de élite de la Marina, a los que el actual gobierno decidió “regresar a las costas”, una forma de decir que no seguirían participando en el combate contra las drogas.
La Marina no participó en el operativo de captura de Ovidio Guzmán, cuyo fracaso marcó un antes y un después en la credibilidad nacional e internacional del nuevo gobierno en materia de seguridad.
Al fracaso de aquel operativo siguió, en Bavispe, el asesinato de las mujeres y niños de la familia LeBarón, todos ellos ciudadanos mexicanos pero también ciudadanos estadunidenses, lo que acabó de poner la mirada del gobierno de aquel país en la estrategia de seguridad mexicana.
La posición de “abrazos no balazos”, adoptada por el gobierno mexicano, voló por los aires. El presidente Trump, recuerda José de Córdoba, amenazó con clasificar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas, y México fue sentado a negociar un cambio de estrategia, en visitas sucesivas del procurador Barr.
No hay una versión oficial de lo acordado en esas reuniones de Barr con los funcionarios mexicanos pero hay consecuencias visibles de ellas. En enero, la Marina practicó un operativo quirúrgico de su especialidad, nada menos que en Culiacán, para extraer con un helicóptero a un sobrino de Rafael Caro Quintero.
Creció también el ritmo de las extradiciones pedidas por Washington. En 2019 hubo 58 ; en lo que va de 2020, llevamos 38.
Por su parte, México ha puesto en la mesa la exigencia de que Estados Unidos frene la exportación ilegal de armas. Pero el fentanilo se ha constituido, de aquel lado, en el nuevo gran argumento de peligrosidad de las drogas mexicanas para Estados Unidos.
El regreso a la guerra contra las drogas que conocimos está en curso