Sofía García.
La pregunta es: ¿Qué haría usted si una de sus hijas, hermanas o amigas es tocada, maltratada, acosada, violada o asesinada?
Cuántas veces hemos escuchado que se instalan mesas de trabajo para atender las peticiones de las demandas sociales y finalmente no se resuelve nada.
Pareciera que es el discurso “milagro desactivador” de conflictos que los gobiernos utilizan ante su incapacidad.
Tal es el caso de las mujeres y la violencia que vivimos todos los días, dentro y fuera de casa, además de los feminicidios y abusos sexuales.
La pregunta es: ¿Qué haría usted si una de sus hijas, hermanas o amigas es tocada, maltratada, acosada, violada o asesinada? Y frente a ello nos topamos con la parsimonia de las autoridades o la revictimización de las autoridades que deben brindar justicia. “Ah, es que la niña además tenía tatuajes”.
Por supuesto que buscarías abajo de las piedras hasta encontrar al responsable, exigir a las autoridades que sea quien sea el agresor o feminicida pague hasta las últimas consecuencias por lo que hizo y acabe refundido en la cárcel. ¿O no?
Mujeres familiares de víctimas de violencia, desapariciones y feminicidios han gritado hasta el cansancio que les ayuden y hoy más que nunca nos enfrentamos al silencio, a la ceguera, pero sobre todo al desafío de las autoridades, empezando por el presidente.
Un ejemplo es el caso de Erika Martínez, la mamá de una pequeña de siete años que fue abusada sexualmente y quien ha sido ignorada por las autoridades a pesar de que ha ofrecido información para dar con el violador. Nadie mueve un dedo. Por eso el grito de auxilio llegó hasta el presidente. Pero Erika se topó con Piedra y muro.
Pero el caso de Martínez tan solo es el botón de lo que pasa en todos los estados y por eso en compañía de otras mujeres del colectivo de feministas Ni Una Menos tomaron las instalaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) en el centro de la Ciudad de México.
Ahí, ante la rabia, el dolor, la impotencia y la desesperación tomaron forzadamente las instalaciones de la comisión, pintarrajearon cuadros que vestían el interior de la CNDH , de los llamados “héroes” de la independencia a lo que el presidente SI reaccionó de inmediato para reprobar estos hechos y literal dijo que
“quien afecta la imagen de Madero o no conoce la historia, lo hace de manera inconsistente o es un conservador”.
Y es que basta recordar que desde que llegó a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador no ha hecho más que descalificar la situación de violencia por la que atravesamos las mujeres en México. A pesar de auto nombrarse el gobierno más feminista de la historia.
Incluso, recientemente (una vez más) el pasado 6 de mayo, en su conferencia matutina López Obrador afirmó que aunque puede haber una cifra negra, las denuncias por violencia a las mujeres no ha crecido, esto después de que fue cuestionado por la situación que viven muchas mujeres al interior de sus casas por el confinamiento derivado de la pandemia.
Es decir, para el presidente somos invisibles, a pesar de las demandas diarias por los más mil feminicidios cometidos tan solo este año y la Violencia que viven más del 60 % de las mujeres en este país!
Ante la indiferencia de los hombres en el poder, la pregunta ahora es ¿qué están haciendo esas mujeres en espacios de poder? Figuras emblemáticas que lucharon toda su vida por librarnos de la violencia en todas sus formas están haciendo las cosas diferentes o el sistema la absorbe… ¿por qué no las vemos cuestionando a las instituciones responsables de la seguridad y políticas públicas en materia de género?
A otras cada vez que se cometen feminicidios, las vemos en tribuna levantando la voz y pronunciándose en contra de estos hechos, GRACIAS, Pero las necesitamos de aliadas abajo, trabajando todos los días para que se implementen estrategias y programas que contribuyan a la disminución y erradicación de la violencia de género.
Las necesitamos para hacer la diferencia y que sepamos que hay mujeres con conciencia de género capaces de hacer la transformación que se requiere.
Somos más de 23 millones de mujeres económicamente activas, que aportamos al PIB más del 23 % además somos más del 50% de la población en México y en el mundo.
¡Somos mayoría! No la minoría que muchos creen, así que , es momento de que nos miren y nos escuchen. De lo contrario no pararemos hasta que eso suceda.