Sin tacto
Por Sergio González Levet
Después de estar con los padres de los muchachos normalistas muertos de Ayotzinapa y de prometerles una vez más lo incumplible, el presidente Andrés Manuel López Obrador viajó el sábado a Xalapa, en donde pernoctó y el domingo estuvo en el Puerto de Veracruz y en Córdoba.
Vino, según la versión oficial, a revisar os programas sociales de apoyo al bienestar de los pobres, como le dice la retórica morrenista, a las limosnas que bimestralmente reciben los miserables más míseros, a fin de que permanezcan en los mismos niveles de marginación y medio subsistan para que puedan llegar vivos a las urnas de la siguiente elección, y así voten por el partido que los mantiene.
Estuvo el patriarca de la Cuarta Transformación en Veracruz para comprobar con sus propios ojos que sus electores jarochos reciben el apoyo y que siguen contentos con su dádiva bimestral.
Pero quién sabe con qué idea se fue AMLO de nuestro estado, porque en las reuniones preparadas por el gobierno cuitlahuista los acarreados le echaron porras, pero en la salida de los eventos muchos ciudadanos le aventaron mentadas de madre.
Es obvio que el Gobernador le dijo a su creador que los insultadores de afuera en realidad no eran ciudadanos fuertemente afectados, que estuvieran en contra de sus políticas públicas. Que más bien habían sido acarreados por los conservadores, por los adversarios del Gobierno, esos que no terminan de hacerse a la idea de que perdieron las canonjías que tuvieron con los priistas y los panistas y por eso le pagan a gente para que le vaya a gritar de cosas al Presidente bueno.
Y aquí viene la pregunta que nos hacemos los veracruzanos después de estos dos días de visita presidencial:
¿Acaso vino el Presidente a poner orden en los programas de bienestar, a desfacer entuertos, a desaparecer las corruptelas?
¿O solamente vino Andrés Manuel a no ver lo que realmente está sucediendo con los pobres de Veracruz, que reciben poco y mal, y no les sirve para nada, más que para salvar uno o dos días de la quincena y seguirse endeudando los demás para que sus hijos puedan comer?
¿Hizo el viaje desde la ciudad de México, desde el lujoso e histórico Palacio Nacional en donde vive, solamente para decirnos que tenemos un gran Gobernador, cuando todos sabemos que eso no es cierto?
¿Vino el Presidente tal vez para darle una lección de urbanidad a su pequeño saltamontes Cuitla, cuando -como debe ser- invitó al alcalde del Puerto, el panista Fernando Yunes Márquez, al evento en su ciudad y le dio un trato amable?
Quién sabe en realidad a qué vino el Presidente a Veracruz… pero fue a muy pocos a los que dejó contentos… y así no se ganan elecciones.
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