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Alcances y límites de la sociedad civil.

Por Inocencio Yáñez Vicencio.

El pasado sábado 29 de julio asistí, invitado por mi amigo el doctor Jorge Vázquez, a un encuentro de sociedad civil con Beatriz Paredes, en el que intervine, no sé si para bien o para mal, porque desde el plano académico pueden decirse muchas cosas que los políticos no pueden decir. Recuerdo que Edmund Burke, rememora que cuando a los habitantes del distrito de Bristol, les dijo: yo soy representante de la nación, no del distrito, ya no volvieron a votar por él. Por eso salvo los estudiantes que al salir me expresaron sus congratulaciones, no creo que ni a los organizadores ni a los invitados les haya gustado. No, no lo creo, estoy seguro que no les gustó. Tal vez no me animaría a tomar la palabra en un evento similar, pero lo que si puedo afirmar es que diría lo mismo, porque mi propósito es aclarar o por lo menos tratar de hacerlo, no competir, ganar o enmendarle la plana a alguien, eso se lo dejo a los argumentos, así he hecho amigos pero también he perdido otros, eso es parte de la congruencia y no voy a hacer concesiones para ganar o conservar afectos.

La teorización de la idea de sociedad civi se la dejo a los especialistas. Justamente me voy a atrever a revisitar a algunos de sus trabajos para que se comprenda mejor su origen, desarrollo, fundamento y uso, para intentar de delimitarlo con el fin apreciar la importancia que puede tener en la construcción y defensa de la democracia.
Es cierto que cuando hablamos de la idea de sociedad civil, nos referimos a un término ambiguo y muy escurridizo, pero es precisamente de ese carácter del que muchos se han valido para llamar a muchas cosas con ese nombre sin serlo o que tiene poco que ver poco con él. No es acudiendo a aplicaciones de inteligencia artificial, como algunos charlatanes lo hacen en los chats, la manera de encarar estos galimatías, porque estamos tratando con un constructo que tiene muchas versiones, donde, en su texto y su contexto, cada una ha servido para explicar y comprender la realidad referida.

Jean L. Cohen y Andrew Arato, John Keane, Larry Diamond, son oráculos que nos han iluminado con trabajos que podemos llamar clásicos, pero ellos han bebido de la fuente de Aristóteles, Adam Ferguson, G.W.F. Hegel, Alexis de Tocqueville, Karl Marx, Antonio Gramsci, Norberto Bobbio…Si duda el trabajo de Cohen y Arato, titulado Sociedad Civil y Teoría Política, es el que ha llegado más lejos. Larry, desde una perspectiva diferente, hace algunos apuntos y observaciones sobre lo que desde su óptica es y no es la sociedad civil y los probemos a los que se enfrenta.

La importancia de acudir a Aristóteles es que ya parte de que la sociedad civil es una asociación de iguales autónoma, libre de dominación, la cual fijaba comunicativamente sus tareas y pautas y regulaba su interacción conforme con principios de justicia.

Los autores de Sociedad Civil y Teoría Política, definen sociedad civil ” como la estructura de un mundo de la vida moderno estabilizado por los derechos fundamentales, que incluirían dentro de su campo las esferas de lo público y lo privado, en esta ocasión desde un punto de vista de un mundo de vida.” Página 493. En esta definición que clara la influencia habermasiana. Para los familiarizados con el autor de la Teoría de la Acción Comunicativa, no tienen problemas para comprender el concepto de mundo de vida, pero para los que no, es necesario precisar que Habermas se apoya de la dicotomía Sistema – Mundo de Vida, para explicar el orden social. El sistema comprende el mercado por un lado y el andamiaje estatal , por el otro, es decir, comprende dos subsistemas: el económico y el administrativo, mediados por el dinero y el poder , respectivamente, ayudando a establecer sus fronteras con el exterior, que es la sociedad.

El mundo de vida es concebido como el espacio socio-cultural, el de la reproducción cultural, integración social y la socialización. Para Habermas aquí tiene lugar la acción comunicativa. Este mundo de vida tiene dos niveles: las tradiciones e imaginarios de símbolos y signos del lenguaje y la producción cultural, la arquitectura institucional.

La acción comunicativa no es otra cosa que: la acción orientada a lograr el mutuo entendimiento, que únicamente se alcanza al darse razones que establezcan la validez de los reclamos de las partes involucradas en el diálogo.
La modernidad impuso la diferenciación entre Estado, economía y sociedad civil. La sociedad civil jugó un papel importante en la Inglaterra del siglo XVI al siglo XVIII. El Parlamento de los caballeros que le arrebataron derechos de ser juzgados por sus pares y de no sufrir cargas impositivas sin su aprobación está compuesto de cuerpos autónomos que al ir arrebatando pedazos de poder a la Corona, terminan siendo Estado. En Francia de fines del siglo XVIII, los estamentos no eran convocados durante casi dos siglos cuando se reúnen para debatir un presupuesto, que los empuja a declararse Asamblea Nacional y finalmente Constituyente, fundando el Estado moderno sobre el absolutismo feudal. La sociedad civil la encontramos en cafés, salones, círculos de intelectuales y conspiradores contra regímenes antiguos y coloniales, pero es en la lucha por la instauración de la democracia y su consolidación, donde irrumpe contra el autoritarismo.

La irrupción de la sociedad civil contra los autoritarismos de Europa del Este , después de la caída del Muro de Berlín, y contra las dictaduras latinoamericanas, que se prestigió este concepto, aún cuando no supo cuajar los derechos que conquistó ni institucionalizar los espacios que abrió, menos en la primavera de Egipto y los otros países de esa región. Pero fue su protagonismo en la más reciente ola democrática, lo que provocó que todo lo que se haga ahora, se pretenda hacer o se atribuya a la sociedad civil, cubriendo y recubriendo con este barniz lo mismo organizaciones y movimientos proabortistas que sus contrarios. Larry nos dice muy categóricamente que no pueden pertenecer a la sociedad civil, grupos maximalistas, por ser posible su conciliación. Lo que a mi me queda claro es que la sociedad civil no puede ser representada, porque decir representación, quiere decir gobierno, sea electo o designado, y la sociedad civil, no puede organizarse jerárquicamente, no sólo por aquello de que, como decía Robert Michels, decir organización es decir oligarquización sino porque sus funciones son de movilización, radicalización democrática y vigilancia y control del poder. Lo que no es poco. Dice Larry que: el factor más importante y urgente en la consolidación de la democracia no es la sociedad civil sino la institucionalización política. Hay que expandir las vías de acceso ciudadanas, el desarrollo de una ciudadanía y cultura democrática, la ampliación del reclutamiento y entrenamiento del liderazgo… nos describe.

Cuando se habla de organización respecto de sociedad civil, debe entenderse por tal, organizar la movilización, no burocratizarla. Decía Gramsci que la mejor manera de combatir la oligarquización en una organización era crear no uno sino muchos liderazgos. La sociedad civil puede hacer política, pero política de Ágora, de discusión, debate, deliberación, persuasión, consenso, acuerdo, pero no alrededor del poder, porque deja de ser sociedad civil, la invade el poder y la corrompe. Ella tiene la función de generar demandas, reclamos y que cumplan los gobernantes y vigilar que no vaya más allá de lo que le manda la ley. El parlamento ilustra muy bien en que termina una sociedad civil organizada. Habermas nos muestra como tiene que luchar la sociedad civil para no ser colonizada ni por el dinero ni por el poder, para seguir siendo sociedad civil. Urge recuperar los espacios públicos para que la gente pueda reunirse y deliberar los asuntos que quiera elevar a sus autoridades. Si algún grupo patronal o corporativo pretende una diputación o gubernatura o presidencia, debe organizarse en partido político, hay libertad para hacerlo, lo que no se vale es disfrazarse, porque prostituye la sociedad civil y la sociedad política. Bonita cosa que quienes se han dedicado a hacer política atacando la política, ahora le pasen la factura a sus víctimas.

Que quede claro. Ninguna organización colonizada por el mercado y la administración, que no tenga autonomía del dinero y del poder, tiene derecho a llamarse sociedad civil y a lucrar en su nombre, sencillamente porque dada su pluralidad y que no puede ser sociedad civil y política a la vez, no puede representar, repito, representar quiere decir gobierno y el Ágora no conoció ni puede conocer gobierno.

Los movimientos y organizaciones ( en cuanto organizar la movilización), autónomos e independientes, ya sufrieron recortes de subsidios, utilización de espacios, represión, pérdidas de vidas… por el gobierno de Morena, que ha sido quien más se benefició de la lucha de la sociedad civil, por ilegitimar lo que quedaba del autoritarismo, hoy no debe permitir que grupos patronales y confesionales, que son simplemente grupos de presión, se vistan de sociedad civil, para asaltar el poder, con un monigote, que refuerce la dominación oligárquica, que cae sobre los hombros de los trabajadores.

El Frente Amplio Mexicano, surge de la necesidad de defender las reglas e instituciones democráticas y recuperar las instituciones republicanas, nada más, por lo que no hay necesidad de hacer concesiones a la derecha. Queremos la igualdad democrática, pero no sólo formal, la queremos llena de contenido social, porque el esqueleto se quiebra sin contenido. Queremos una República que garantice los equilibrios de poder, pero también una libertad como no dominación, que es la libertad republicana y privilegie lo público ante lo privado.

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