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“Alto a la guerra contra el EZLN”, exigen frente a Palacio Nacional .

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25.10.2024. Ciudad de México | Desinformémonos. «Alto a la guerra contra el EZLN» era la pancarta que abría la hermosa y vibrante manifestación en la Ciudad de México, en el día internacional de lucha en apoyo a los pueblos zapatistas de Chiapas. Encabezando el cortejo iban representantes del Congreso Nacional Indígena (CNI), no sólo de la capital, así como una camioneta con un equipo de sonido desde el que se alternaban discursos y consignas. Niñas y niños de la comunidad de otomí que viven en la Casa de los Pueblos Samir Flores Soberanes encabezaron los coros y exigencias, pero también estudiantes universitarios y todo el que tomó el micrófono.

La convocatoria a la jornada para exigir fin a la guerra contra las comunidades autónomas inició después de que el Subcomandante Moisés, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, denunció el 17 de octubre las amenazas contra las bases de apoyo zapatistas en el poblado 6 de octubre, del Caracol Jerusalén. En la marcha, todos y todas responsabilizaron al gobierno de la violencia en Chiapas y en México, así como de la militarización, criticada «no como una posible solución», sino como «un factor que estructuraliza la violencia».

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Al llegar al Zócalo, frente al Palacio Nacional, esta vez no protegido por barreras de contención, las miles de personas que partieron del Antimonumento de los 43+ escucharon una serie de discursos que terminaron con la lectura de una carta que varias decenas de colectivos europeos escribieron para denunciar su preocupación por los ataques a las comunidades zapatistas en Chiapas. «Claudia Sheinbaum dijo que atendería el tema de la seguridad en Chiapas, ¿es esta su idea de “abrazos y no balazos”? ¿Es ésta su idea de un país “democrático”?», cuestionaron los colectivos en el documento.

«Chiapas es un polvorín», aseguraron los participantes, al señalar que cada una de las fronteras de la entidad es un territorio de confrontación por el control del flujo de mercancías y personas, y que cada una de sus comunidades es un lugar de provocación para borrar la anomalía zapatista y hacer desaparecer las tierras recuperadas a los finqueros en 1994, y que son trabajadas en común. El EZLN con «el común» ha hecho una propuesta de paz y colaboración, una propuesta que rompe la lógica de la propiedad y la dependencia de gobiernos, partidos y proyectos que, más que de desarrollo, sería justo llamar de «control». La respuesta del capitalismo organizado es la desplegada por el gobierno y los grupos criminales, se acusó en la protesta.

En la manifestación, con rodillo y pintura blanca se escribió en el suelo «Alto a la Guerra contra el EZLN», y en pintura en spray en varias paredes del centro se plasmaron las palabras «Viva el EZLN» y un dibujo de la Comandanta Ramona.

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La manifestación fue también una oportunidad para recordar al Padre Marcelo. Varias intervenciones vincularon, no sólo por los tiempos, el asesinato del sacerdote tsotsil con las amenazas contra la comunidad zapatista ‘6 de Octubre’ y en Chiapas en general. La idea que apuntaron muchos en la plaza es que el asesinato del padre Marcelo «es hoy similar a la masacre de Acteal de 1997, o sea la inauguración de un clima de terror conformado por ‘señales’ que afectan a amplios sectores de la población organizada». Una táctica diferente de la observada en el norte del país, donde las muertes y asesinatos afectaron sobre todo a ciudadanos de a pie.

Un señor de unos sesenta años, originario de Moreles, dijo: «Me parece que aquí quieren matar a gente conocida por todos y por todas. En Chiapas tienen que defender el turismo, no pueden crear un clima de terror que asuste a los turistas. Tienen que asustarnos a nosotros y sólo a nosotros». Por su parte, una señora de Iztapalapa dijo que «como Las Abejas en 1997, el Padre Marcelo también era un pacifista, fácil de golpear. Como Las Abejas el Padre Marcelo hablaba a todos, todas, todoas. Su asesinato afecta a las comunidades católica y atea, afecta a los pueblos organizados y a los ciudadanos solidarios, afecta a los que se solidarizan con los movimientos revolucionarios y a los que luchan por los derechos humanos y el respeto a las normas».

El temor es que casos como el del poblado 6 de Octubre y el del Padre Marcelo no sean los únicos, y por ello la plaza subrayó la necesidad de detener la guerra civil que los zapatistas anunciaron hace tres años. Paz y tranquilidad, respeto al autogobierno y a la autonomía indígena y fin a la creación de conflictos y tensiones sociales fueron las principales demandas.

Hoy en la Ciudad de México, así como en decenas de ciudades del país y del mundo, la gente recordó que la vida puede ser digna, puede ser para todas y todos, y que la vida, la naturaleza y el bien común y colectivo están por encima de los intereses del capitalismo.

¿Serán escuchadas las miles de personas que hoy marcharon en la Ciudad de México y se sumaron a quienes en todo el mundo escribieron cartas, hicieron pancartas o se plantaron frente a embajadas y consulados, o se mantendrá la línea de continuidad y negación de lo que sucede en Chiapas, una vez más el laboratorio social de desalojos comunitarios y guerras por el control de los territoriales para expoliar la riqueza de todas las formas de vida?

 

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