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Fallece Esperanza Aurora Rascón Córdova, creadora de la primera radio comunitaria en Estado de México

*Nada del arte le fue ajeno y fue una luz en el camino para la cultura, el conocimiento, las cimientes de la cultura.

*Feminista, de las pioneras de la tercera ola, empática, crítica y emprendedora.

/ Sara Lovera /

SemMéxico, Cd. de México, 20 de enero, 2022.- Esta madrugada emprendió el vuelo Esperanza Aurora Rascón Córdova, promotora cultural incansable, pionera de la tercera ola del feminismo, obsesionada en que se reconociera el valor científico de Sor Juana Inés de la Cruz, una voz en la radio comunitaria, maestra de teatro y danza.

Con un homenaje comunitario, en Amecameca, será despedida, desde su casa en esa tierra de los volcanes. Emprendedora, crítica, mujer de este tiempo, apartidista, convencida del servicio a las y los pobladores de su comunidad. Fue maestra, artista, orientadora desde la radio para mitigar el miedo y la desinformación sobre las reacciones del Popocatéptl, conversadora, empática, educada con fortaleza de espíritu y compromiso social. Se va de ese municipio donde vivió más de 40 años.

¿Quién de mi generación feminista y de los medios, no conoció y aún disfruta de la familia Rascón Córdova? Ahí, en esa familia de inteligencias Esperanza fue la vitalidad multicultural con alegría desbordante. Así la conocí, así la traté, ahora escucho su risa y la veo ágil, activa, incesante y comprometida. Audaz, sabia, con esa encomienda para que viéramos a Sor Juana tras sus libros y poesía, a la científica no reconocida, recuperando su Globo Terráqueo que le fue arrancado, además de sus estudios matemáticos ocultos.

Lo más trascendente es ese compromiso para hacer de la cultura un valor del pueblo, eso, conocimiento y reconocimiento a los saberes que hoy tanta falta hace, agrega Antonieta Rascón Córdova, fundadora de Mujeres en Acción Solidaria -1971-, al reconocerla como una luz en el camino de las artes.

Tras una larga enfermedad, esa que producen los cánceres, luchadora por la vida, voló casi a la una de la mañana. Rápido, me escribe Eréndira. Tranquila me escribe Emiliano. Ha recuperar sus intervenciones feministas desde los años 70 me invita su hermana Antonieta al tiempo de pedir “un pensamiento para el vuelo venturoso de nuestra querida hermana Esperanza Aurora”.

Y se fue ahí en su querido pueblo: Amecameca. A la edad de 74 fructíferos años. A Esperanza Aurora Rascón Córdova le sobreviven su hijo Emiliano y sus tres hijas Trilce, Nashru y, Violeta López Rascón. Herederos de su amor al arte, de su crítica y su compromiso, tanto como sus nietas y nietos Darana, Lucio, Silvia y Valeria; sus hermanas Teresa, Ana Cristina y Antonieta, sus hermanos Marco y Froylan.

¿Y quién fue por sus hechos y acciones? Escriben sus hijas: Nació en Naco, Sonora, el 13 de abril de 1947.

La frontera de Ciudad Juárez fue el lugar de su primera formación y ya en la Ciudad de Chihuahua, termina sus estudios de preparatoria en el Instituto Científico y Literario de la Universidad del Estado de Chihuahua. Su padre, primero telegrafista y posteriormente periodista, ejerció gran influencia en ella respecto a la importancia de los medios de comunicación para el desarrollo cultural y justo de las sociedades. Por el lado materno, recibió una sólida formación artística en su infancia y juventud, que complementó su sensibilidad frente a los grandes temas sociales.

De 1954 a 1966, paralelo a sus estudios de primaria, secundaria y preparatoria, estudió piano (academia privada y EBA de la UECH) danza folklórica, ballet y danza contemporánea (Centro Cultural del IMSS Cd. Juárez y Escuela de Bellas Artes de la UECH) Taller de Teatro de la UECH.

En 1966 llegó a la Ciudad de México, donde ingresó a la Escuela de Arte Dramático de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y como mujer de pensamiento crítico que siempre la caracterizó, participó activamente en las brigadas artístico-callejeras en el Movimiento Estudiantil de 1968.

De 1971 a 1980,  se hizo feminista, la vimos en las discusiones de Mujeres en Acción Solidaria, y  como integrante de la asociación civil Trabajo y Solidaridad con las Comunidades Indígenas, trabajó 10 años en comunidades indígenas mazatecas y purépechas, entre otras, proporcionando asesoría y seguimiento a diversos procesos para resolver necesidades de comunidades de alta marginación, gestión de salud, de cooperativas de producción, de consumo, de construcción de caminos y carreteras, inclusive acompañamiento para la resolución de conflictos agrarios.

Muchos de estos trabajos bajo la asesoría y dirección del Maestro Zen Ejo Takata (primer monje zen japonés en llegar a México, introductor del sistema de Acupuntura Ryodoraku y del proceso del frijol de soya para transformarlo en diversos productos alimenticios); se inició en la práctica y disciplina de meditación Zen. En el Instituto Ryodoraku adquiere el título de Técnico Acupunturista.

En 1974- 1986 se inicia en la práctica de “Chanoyu” (Ceremonia del Té) con el Mtro. Shojo Higurashi representante en México y América Latina de la Escuela Urasenke. Fue Becaria en 1982 en Kioto, Japón, de la Escuela Urasenke. Asistió con muchas mexicanas a una reunión regional para el avance de la mujer, en Cuba.

En 1978 llegó a vivir a Amecameca, Edo Mex, con su esposo y 4 hijos: La razón por la cuál escogió esta tierra como destino fue para darle continuidad a la conformación y fortalecimiento de redes comunitarias solidarias con una visión de avanzada en economía circular: producción de leche de soya, siembra y aprovechamiento de bosque, intercambio de experiencias innovadoras y efectivas entre comunidades rurales, herbolaria, medicina tradicional y acupuntura japonesa, fomento a acciones de consumo y formación artística y recuperación de memoria histórica, con perspectiva ecológica en todas estas líneas de trabajo.

Su trayectoria en estos más de 40 años fue muy destacada en el municipio de Amecameca y en toda la Región de los Volcanes:

1982 Gestora y Directora del Centro Cultural ISSSTE para Amecameca.

Otras actividades que han consolidado su perspectiva como activista socio-cultural y servidora pública han sido:

En Amecameca hay muy pocas personas mayores de 50 años que la desconozcan, y entre generaciones más jóvenes también goza de un merecido prestigio; su labor permeó casi todos los ámbitos de desarrollo del municipio y más allá de él. Según relata cualquier persona que conversa con ella “es una mujer encantadora e interesantísima, llena de historias para compartir y con una gran calidad humana”.

No todo son títulos y honores, entre la comunidad, la gente de a pié, hay baluartes que es necesario reconocer y recompensar, porque dedicó toda su vida al servicio y construcción de sensibilidad, comunidad y pensamiento. Ese es el caso de Esperanza Rascón Córdova, quien, sin ser originaria de Amecameca, la amó y trabó por esta tierra como pocas personas, marcando, incluso, el rumbo de personas y generaciones que fueron tocados por su carisma para encaminar sus propios pasos en el arte, la cultura y el pensamiento humanista.

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