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Y ¿Por qué nos odia tanto, Presidente?

La Fiesta del Té

Por Brisa Gómez

Desde que el presupuesto para 2019 fue propuesto hubo pistas.

Luego, cuando se presentó la imagen institucional de la administración, había un desdén evidente.

Al asumir la Presidencia y empezar a aplicar las políticas públicas, no hubo marcha atrás en la postura y se notó de forma contundente.

El Presidente odia a las mujeres.

Se vio en los recortes presupuestales enfocados a programas relacionados con el adelanto de las mujeres y para la atención de la violencia, en la ausencia de mujeres dentro de la imagen de la Presidencia de la República, a pesar de existir grandes figuras como Elvia Carrillo Puerto; se notó más con cada uno de los pasos que ha dado la presidencia de la república en sus primeros tres meses

Primero eliminó los recursos para las estancias infantiles, afectando los a espacios donde trabajan mujeres y donde otras tienen la oportunidad de dejar a sus hijos e hijas de manera temporal, mientras estudian, trabajan o realizan otras actividades.

Las marchas, las críticas, los llamados, fueron todos desdeñados y sobajados, “eran parte de la corrupción”, dijo el Presidente, acusando prácticamente a las mujeres que necesitan un empleo y un lugar seguro para sus criaturas de ser corruptas por tener necesidades, de tener hijos fantasma o engrosar los bolsillos de personas que viven de atender a niños y niñas durante el día.

Luego, con las nuevas políticas de salud, pone en riesgo el abasto de medicamentos para el combate del cáncer cervicouterino, que es una de las principales causas de muerte entre las mexicanas.

Además, anuncia que no habrá ningún recurso para la sociedad civil, entre cuyas organizaciones se encuentran las que atienden a las mujeres víctimas de la violencia y a personas que viven con vih, otra vez directamente en contra de la población femenina.

La última prueba de esa misoginia fue la suspensión de la convocatoria para proporcionar recursos a los refugios para mujeres víctimas de la violencia, poniendo en riesgo la existencia de estos espacios a los que van aquellas que sufren de golpes, maltratos e intentos de asesinato de parte de sus parejas, exparejas y otros.

Con la nueva “idea” de entregar el dinero “directamente a las víctimas” lo único que están provocando es poner el último clavo sobre el ataúd de esas mujeres, pues no solo sus agresores las seguirán maltratando, sino que además podrían quitarles el dinero que sería para que pudieran protegerse.

Suena absurdo, sería casi como pagarle a los agresores para que les sigan pegando a las mujeres hasta matarlas, y no es una exageración, es como la Presidencia de la república piensa que puede resolver sus asuntos y no los de la población.

La siguiente “gran idea” de esta administración es que la Secretaría de Gobernación absorba los refugios que tiene la sociedad civil, para resguardar a las mujeres.

Esos refugios tardaron años en consolidarse, en crear protocolos de atención, en mantener la seguridad de sus ubicaciones, para que en un mero acto de gobierno, por demás carente de perspectiva de género, de sensibilidad y plagado de populismo, todo esto se eche por la borda.

Sólo en Veracruz, poder contar con un refugio en manos del estado, nos costó diez años y la pérdida de al menos 40 millones de pesos en dos de los tres intentos para construirlo. imaginemos qué pasará con esos refugios que pretenden absorber en la Secretaría de Gobernación.

Es penoso pensar que sólo a tres meses de entrada la administración se hayan dado cuatro golpes directos en contra de las mujeres, pero sobre todo pensar que un presidente odie tanto a las mujeres como para exponerlas a enfrentar vih sin acompañamiento, sin atención, sin garantías de una defensa en la violación de sus derechos; que las condene a penar por un tratamiento contra el cáncer cérvicouterino; que las ponga en la disyuntiva de dejar de trabajar o dejar a sus hijos e hijas en manos inexpertas, sin la capacidad de cuidarles o de plano dejarlas a ellas en manos de feminicidas sin esperanza de sobrevivir.

*sólo como nota personal: Cuando estaba la campaña presidencial, mi expectativa era que Olga Sánchez Cordero haría un gran papel como Secretaria de Gobernación, atendiendo las políticas internas con perspectiva de género y siendo la “Pepa Grilla” del Presidente, frenando errores como los que hemos visto el último mes, lástima, no fue así, me equivoqué.

Porque aquí tod@s estamos loc@s

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