10 libros que abordan problemática de Trabajadoras del Hogar

El viernes 30 de marzo se celebrará el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar. La efeméride sirve para traer a discusión las obras de diversas autoras que han cavilado sobre las complejas implicaciones sociales y políticas de los trabajos domésticos. El listado que se presenta a continuación es, apenas, el esbozo de una tradición literaria a profundizar.

La pasión según G. H. (Rocco, 1964), de Clarice Lispector

Hay un fragmento bien conocido de esta novela: su protagonista encuentra una cucaracha en la habitación de la empleada doméstica que la asiste. “El recuerdo de mi pobreza de niña, con las chinches, las goteras, cucarachas y ratones, era como de un pasado mío histórico, yo había vivido ya con los primeros animales del planeta”, escribe Lispector. ¿Qué sugiere la autora en este pasaje? Más allá de los múltiples estudios e interpretaciones sobre esta compleja novela, para muchos su obra maestra, es evidente el interés de la escritora brasileña por hurgar en temas de los que pocas veces se habla, en este caso el de la desigualdad entre patrones y empleados.

El uso de la palabra (Excélsior, 1974), de Rosario Castellanos

Castellanos fue una escritora atenta a su entorno, y reflexionó sobre su condición de mujer privilegiada. La autora, que durante varios años publicó una columna en el diario Excélsior, expresó en la serie de textos aquí compilados sobre temas diversos. Para introducir a Herlinda, su empleada doméstica –a la que llevó a vivir a Tel Aviv, donde fue embajadora de México–, la escritora recuerda su infancia en Comitán y su relación con la hija de su nana, a la que describe, con una profunda pena, como un juguete más que le brindaba su acomodada familia. Las columnas de Castellanos son agudas y, todavía, pertinentes.

Manual para mujeres de la limpieza (Washington DC, 1977), de Lucia Berlin

Los cuarenta y tres relatos que componen este libro de la escritora estadounidense, cuya obra está profundamente conectada con su biografía, dan cuenta de trabajos femeninos que ella misma desempeñó, como profesora, recepcionista, enfermera y empleada doméstica. Los escenarios de los cuentos son, en consecuencia, hogares disfuncionales, hospitales, lavanderías y campus universitarios. Abundan las alegorías sobre las dificultades de las vidas femeninas en el mundo contemporáneo, donde hay que hacer múltiples actividades para subsistir.

La mera verdad o ¿puros cuentos? (Jus, 1985), de Emma Godoy

En esta antología de relatos de la autora mexicana se incluye el cuento “Mi criada ladrona, Justicia a pesar de todo o «Los empeños de una casa»”. La historia es original: una filósofa soltera y madura depende de su empleada doméstica para mantener su vida en orden. Ésta, sin embargo, tiene un defecto: le gusta robar. La dueña de la casa considera esa característica un vicio menor, tolerable. Se cree astuta, pero de tanto saqueo un día se queda en la ruina. Entonces su empleada la saca de deudas y se convierte en la señora de la casa.

El cuento de la criada (McClelland and Stewart, 1985), de Margaret Atwood

Para quien no conozca ya la premisa: El cuento de la criada, novela distópica, relata la historia de una de las mujeres que se ven obligadas a servir como receptáculos de fertilidad para los dirigentes de la nueva república de Gilead, un estado totalitario de inspiración cristiana, que ha subido al poder tras una plaga que ha diezmado la natalidad. La obra literaria, que ha cobrado popularidad debido a su adaptación como serie de televisión, es una defensa de los derechos de las mujeres que denuncia la violencia que se ejerce contra ellas.

Una habitación ajena (Belacqua de Ediciones y Publicaciones, 1997), de Alicia Giménez Bartlett

La escritora española, que ganó el premio Lumen por esta obra, retoma a Nelly Boxall, que sirvió en la casa de Virginia Woolf durante dieciocho años. El relato de Barlett está contado desde el punto de vista de Nelly para dar cuenta de la problemática relación que establecieron la empleadora y la empleada. El mayor aporte del libro es que pone el dedo en una discusión pendiente: el progresismo de Woolf, que luchó por los derechos de las mujeres, no la eximió de vivir las circunstancias de un servicio doméstico.

Una historia verdadera basada en mentiras (Anagrama, 2003), de Jennifer Clement

La escritora méxico-estadounidense, que actualmente funge como presidenta del PEN International, firma esta novela cuya historia parece el argumento de un melodrama popular o telenovela: una chica es enviada junto con sus hermanas a un convento donde les enseñarán a leer y a escribir y donde las prepararán para ser empleadas domésticas de familias acomodadas. El sistema de clases y la historia de la división social yacen de fondo en la historia.

Fuente La tempestad