2 de junio: pongamos fin al desastre .

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/ Ivonne Díaz Tejeda /

Estamos a menos de 20 días de las elecciones, fecha en que decidiremos el futuro de México. Tendremos en nuestras manos dar continuidad a un gobierno autocrático, ineficiente, corrupto e indolente (por decir lo menos) o virar el “timón” para que ciudadanía, partidos políticos y organizaciones sociales enderecemos el rumbo del país.

El 2 de junio, los jóvenes de 18 a 29 años tendrán oportunidad de remontar la grosera reducción al gasto en educación, becas, investigación y ampliación y conservación de infraestructura educativa. También, de recomponer las políticas públicas que han frenado la creación de empleos, llevado al país en menos de seis años a elevar la deuda 55 por ciento, comprometiendo con ello el futuro laboral y económico de esas generaciones.

Los jóvenes adultos de 30 a 49 años contarán con el arma de su voto para frenar el desabasto de medicamentos y la falta de inversión en el sector salud, indolencia con lo que este gobierno ha atentado contra la calidad de vida y la vida misma de ellos y de sus hijos.

Con un arma legal para frenar abusos del poder que priorizan los intereses personales y de grupo y privilegian la corrupción al destinar más del 85 por ciento del gasto público para obras mediante asignaciones directas, violentando la ley y ocultando los costos excesivos y los desvíos al catalogarlas como de “seguridad nacional”.

Podrán poner un hasta aquí a las pretensiones de este sistema político para que en el futuro cercano pudiesen desmantelar el patrimonio que con esfuerzo construyen para sí mismos y para los suyos. Un hasta aquí a acciones que violentan la legalidad y amedrentan la inversión productiva, como ocurre con empresas que, en el marco del Nearshoring, no se establecen en México por falta de certeza jurídica y seguridad.

Estos adultos podrán hacer pasar de la inacción a la acción del Estado para erradicar el cobro de piso a ciudadanos, productores, comercios y empresas. Podrán revertir, tanto la falta de inversión en infraestructura para la captación, extracción, suministro y tratamiento del agua, como la irresponsabilidad del uso de energías contaminantes.