Por Yamiri Rodríguez Madrid
El próximo mes de septiembre el Instituto Nacional Electoral (INE) instalará la sesión con la que arrancará el proceso electoral del 2021; en noviembre el Organismo Público Local Electoral (OPLE) hará lo propio en el estado de Veracruz. La gran limitante con la que se toparán ambas autoridades electorales es el recorte presupuestal que en este año sufrieron.
A nivel federal, el filo de la tijera fue de mil 71 millones de pesos; en la entidad veracruzana, el quinto padrón electoral más grande del país, fue por 200 millones de pesos.
Lo anterior, sin duda, limitará la inversión que se pretendía realizar en infraestructura física e informática, además de que podría retrasar el calendario que en cada proceso se sigue. Sin embargo, esto podría ir más allá como, por ejemplo, trastocando el quehacer de los órganos electorales, pues obligaría a recortar gastos, lo que tiene nerviosa a la planilla laboral y, también los montos que se destinan a las campañas de difusión para promover la cultura democrática.
Y es que en cada proceso electoral, fuese federal o estatal, se contrataba personal temporal a fin de poder cubrir con las necesidades laborales, se rentaban oficinas, se modernizaba el equipo de cómputo, se redoblaban las campañas e iniciaba de manera temprana la capacitación: se erogaba una cantidad extraordinaria a fin de que fueran comicios ordenados y transparentes.
Aun con todos los señalamientos y críticas que proceso tras proceso se vierten contra los órganos electorales, es innegable el avance que han tenido y cuan fortalecidos estaban. Con los recortes al INE y al OPLE hoy se pone en riesgo la democracia, se dan varios pasos atrás en un camino que tanto nos había costado trazar como sociedad. Que nadie se diga sorprendido si la elección del 2021 está plagada de errores y tropiezos pues hoy están apurados en remendar un presupuesto insuficiente en todos los sentidos. Destaparon los pies para tapar la cabeza.
@YamiriRodriguez