El año pasado, 83 veracruzanas fueron asesinadas por el solo hecho de ser mujeres; 682 desaparecieron, más de medio millar, de acuerdo con los datos del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Como si estas cifras no fueran ya aterradoras, este 2022 pinta para estar igual o peor, pues los feminicidios no han parado, ya que en solo una semana hubo cinco de estos delitos.
El 31 de enero una niña de 14 años y embarazada, fue asesinada por su pareja, de 32 años en Teocelo. Unos días después, el 3 de febrero en Coatzacoalcos, una mujer y su pequeña de tan solo 8 años, fueron asesinadas al interior de su vivienda en la colonia Héroes de Nacozari. La pequeña, de acuerdo con los reportes, fue ultrajada.
En Playa Vicente, otra mujer fue asesinada luego de un ataque en el bar donde trabajaba. En Medellín de Bravo, una mujer también fue asesinada por su pareja y, el agresor, tuvo todavía la sangre fría de avisarle al hijo de la víctima sobre el homicidio. Y aunque no se ha esclarecido si es feminicidio o no, el fin de semana pasado, en Coatzintla, una mujer fue asesinada mientras iba en su vehículo.
Y, para no variar, ni el Instituto Veracruzano de las Mujeres ni ninguna autoridad prende el foco rojo, alza la voz sobre lo que está sucediendo. Siguen intentando minimizar la crisis que Veracruz vive en la materia y no hay estrategia alguna para contenerla.
Son solo los colectivos quienes durante todos estos años oscuros para las mujeres han intentado frenar la hemorragia, pero se les ha dejado solas, sin apoyo ni recursos. A nivel municipal no se ve tampoco un esfuerzo por combatir este mal; de los 212 institutos municipales, solo un puñado se salva. El resto, a imagen y semejanza del estatal, es solo una figura de ornato dentro del organigrama y la nómina.
Si no se toman cartas en el asunto, este 2022 mantendrá a Veracruz como uno de los estados más inseguros en todo el país para niñas, jóvenes y mujeres. No se queden cruzados de brazos.
@YamiriRodriguez
