*Alguien como tú .
/ Gladys Pérez Maldonado /
En reiteradas ocasiones nos hemos manifestado en relación a la violencia indiscriminada y latente que se genera contra la mujer en México, la cual es una realidad cotidiana a la que se enfrentan las féminas de cualquier edad en la casa, el trabajo, la escuela, calle, hospitales, asambleas comunitarias, esto es, tanto en espacios públicos como privados, y hemos profundizado dando a conocer el marco jurídico con enfoque de género nacional que las protege como la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, y a nivel internacional los estatutos del Comité para la Eliminación de la Discriminación de la Mujer (CEDAW) y de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la mujer (Belem Do Para) .
Sin embargo, el caso de la vulneración en los derechos humanos contra las mujeres indígenas es muy particular, pues además de ser violentadas física, psicológica o emocional, patrimonial, económica, sexual, violencia obstétrica y política por ser mujeres, se les discrimina por ser indígenas y pertenecer a un grupo poblacional de alto índice de pobreza, a pesar de todos los adelantos en los sistemas jurídicos nacional e internacionales mencionados.
En una emisión anterior de Alguien como tú, sostuvimos que ante tales marginaciones sociales, la pandemia del Covid-19 constituyó una grave amenaza para la salud de las mujeres, adolescentes y niñas de los pueblos indígenas en nuestro país y no debemos olvidar que el visitante que llegó sin avisar…llegó para quedarse.
En los momentos de crisis, los hombres, más que las mujeres, permanecen en los empleos formales y aún en la informalidad tienen mayores posibilidades de tener ingresos propios porque asumen en menor medida responsabilidades familiares de cuidado, con independencia que la tasa de participación económica (PEA) de las mujeres indígenas es menor al total de las mujeres a nivel nacional y se ubica en 23.5% en contraste con 33.5%.
El cierre de las escuelas generado por la emergencia sanitaria implicó tareas de cuidado adicionales que recaen en las mujeres de las comunidades indígenas, acrecentando las 25 horas semanales que las mujeres y adolescentes indígenas dedican al cuidado de las personas enfermas y aunado a que los medios de telecomunicación e internet para tomar clases a distancia en comunidades indígenas son escasos, provocó el abandono escolar de las adolescentes indígenas.
La crisis sanitaria tuvo impacto en la salud y la seguridad de las mujeres para acceder a servicios básicos de salud sexual y reproductiva, y en el caso de las mujeres indígenas quizás fue mayor, al no contar en los centros de salud con personas que hablaran su mismo idioma y al tener un promedio más alto de hijos nacidos vivos por mujer -3.3 en contraste con 2.2 de las mujeres no hablantes de la lengua indígena- aunado a que la fecundidad en las adolescentes indígenas de 15 a 19 años de edad es más alta.
Las mujeres indígenas y mujeres que viven en zonas rurales o asentamientos informales enfrentan riesgos aún más elevados u obstáculos adicionales para acceder a servicios esenciales o para huir de situaciones de violencia dentro del hogar y aumentar en casos de violencia sexual, los embarazos en adolescentes.
Las mujeres indígenas que migraron a la ciudad cuentan en su mayoría con poca escolaridad, trabajan en el sector informal de la economía, sin prestaciones sociales y suelen vivir al día, la disminución en sus ingresos tiene consecuencias negativas inmediatas, como la dificultad de pagar una renta o incluso la alimentación cotidiana para ellas y en ocasiones para sus hijas e hijos que las acompañan, lo que las hace presa fácil de la trata de personas.
Alguien como tú festeja que la Presidenta Claudia Sheinbaum haya tomado la decisión que el Gobierno de México dedique este año 2025 a la Mujer Indígena, esta conmemoración servirá para reiterar las necesidades de esta comunidad, para sensibilizar y hacer un recuento y llamada de atención de qué falta por hacer o si se ha hecho lo suficiente a favor de este grupo de atención prioritaria.
La imagen de este año 2025 tendrá a cuatro mujeres representantes de la cultura mexica, maya, mixteca y tolteca. Tecuichpo-Ixcaxochitzin (Flor Blanca-Flor del Señor Moctezuma) de la cultura mexica y porta una diadema y pectoral característico. Tz’ak-b’u Aha enaltece a la población maya y es conocida como la Reina Roja quien porta el tocado ceremonial. La Señora 6 Mono (Señora mixteca de Huachino) representa a la cultura mixteca luciendo un tocado tradicional y un sencillo colgante inspirado en Oaxaca. Xiuhtzatzin (Flor de la tierrita tolteca) es la mujer tolteca con un ropaje sencillo y aretes.
La sociedad mexicana debe ser empática con la situación que enfrentan las mujeres indígenas, se deben visibilizar las condiciones de carencia y vulnerabilidad en las que viven, tales como el acceso a seguridad social, a vivienda digna, alimentación, salud y educación.
Debemos aprender a vivir desde la interculturalidad y la perspectiva de género, las mujeres indígenas son nuestra historia, llevan en sus entrañas la lucha, la sabiduría, la alegría, la fortaleza y la dignidad de nuestro México.
En el año 2011, en el artículo 2 de la Carta Magna se reconocieron formalmente los derechos del pueblo indígena en nuestro país y recientemente el pasado septiembre de 2024 a iniciativa de la Doctora Sheinbaum se aprobó una enmienda al mismo texto constitucional en la que se reconoce a los grupos indígenas y afro-mexicanos como sujetos de derecho público con capacidad de tener sus propias formas de gobierno, de organización, preservar sus lenguas, territorio y patrimonio propio, hagámosle honor al texto Constitucional…