En Veracruz, quién es quién en las mentiras

Alma Grande.

/ Ángel Álvaro Peña/

Cada vez que el Presidente habla de la honestidad en el gobierno de Veracruz, los veracruzanos le perdemos poco a poco la credibilidad, y con ello la confianza. Seguramente el jefe del Ejecutivo sabe que se necesita mucho más que honestidad para ser un buen gobernante; sin embargo, su visión es parcial y muy subjetiva.

Creer en lo que anuncia el Presidente desde la conferencia matutina sobre la realidad de Veracruz, significa que en todos los aspectos de la vida nacional su visión no sólo es parcial o subjetiva sino falsa, porque los hechos contradicen su discurso.

López Obrador no puede caer en los vicios de los regímenes pasados donde todo estaba bien en este país, y ahí empezó el declive de la credibilidad en los políticos del viejo régimen, y con ello, la decadencia. Con hablar de excelencia del gobierno de Veracruz lo único que hace es colocar al gobernador en la línea de fuego.

No hay un solo veracruzano que considere que en el gobierno de Cuitláhuac García hay honestidad, transparencia o buen gobierno. Porque a lo largo y ancho de la entidad hay problemas a causa del desconocimiento del gobernador que cree que todo está bien sin ir más allá de la palabra de sus colaboradores, que son quienes descomponen la credibilidad y la honestidad del gobernador. Y con esta falsedad es con la que el Presidente lleva las virtudes del gobierno de Veracruz en la mañanera para darlas a conocer al mundo.

Si el gobernador no verifica que las cosas se andan bien, menos lo hace el Presidente y en esa cadena de mentiras flota como si fuera un desecho, la podredumbre de un gobierno corrupto, incapaz y poco experimentado.

Porque es precisamente en la actuación de sus colaboradores donde radica el descontento de los veracruzanos que se ha denunciado lo suficiente en los medios y en diferentes plataformas de información como para creer que el gobernador no sabe nada al respecto. Si es verdad que no sabe nada, entonces se trata de un gobernante que no tiene derecho a ocupar el lugar que tiene.

Si alguien no sabe si es cómplice de un delito implica negligencia y falta de información, a la que está obligado a conocer, lo único que puede argumentar el gobernador de Veracruz es que en su totalidad sus colaboradores son traidores o corruptos, porque no ha habido uno solo que le advierta que le están jugando chueco.

Desde el origen de su administración se allegó de amigos del pasado más por amistad que por capacidad y ahí encontramos a un Esteban Ramírez Zepeta, que no permitía que nada ni nadie llegara a Cuitláhuac, le creó una esfera de cristal que lo condenaba a la complicidad de los delitos que el propio Ramírez Zepeta y sus amigos de la adolescencia lo llevaban.

Sin mediar elección interna de por medio, Zepeta se convirtió en el líder de Morena en el estado, de esto debió estar informado el gobernador, ya que era su secretario particular. Ramírez Zepeta siempre fue un déspota desde que estuvo en la oficina del gobernador, donde mostraba incapacidad e ignorancia, pero sobre todo, mantenía distancia entre su jefe y la gente, inventaba pretextos para que nadie le abriera los ojos al mandatario y así poder convertirse en el cómplice y tapadera de otros malos funcionaros públicos, como sucedió en el área de Comunicación Social, donde Iván Luna Landa, quien nunca se responsabilizó ni de sus tareas y menos aún del personal que ingresaba a su área.

Dejó abandonada la oficina de Comunicación Social en la Representación del Gobierno en la Ciudad de México y a final de cuentas nunca pagó los salarios que debía entregar. Solicitó documentos a los empleados que nunca fueron regresados y que pudieron haber servido para que con ellos se crearan plazas cuyos salarios nunca llegaron a sus dueños originales sino que se quedaban en las oficinas de Xalapa. Es decir, ellos cobran a nombre de otros.

A los veracruzanos no se les quita la idea de la cabeza que quien en realidad gobierna el estado es el primo hermano del gobernador, Eleazar Guerrero Pérez, subsecretario de Finanzas, quien tiene a sus dos hijos y familiares distribuidos en diferentes dependencias el gobierno estatal, Nitzia Araceli Guerrero Barrera, es directora de atención a la Población Vulnerable del DIF estatal; además, su hijo Eleazar Guerrero Barrera, es Director General de Vinculación Institucional de la Secretaría de Seguridad Pública.

Los tentáculos le sirven al primo incómodo para temer más capacidad de allegarse lo que pertenece a los veracruzanos.

Pero esto es sólo por nombrar los delitos menos graves, pero son los más próximos al gobernador del estado, porque desde la Fiscalía, por ejemplo, hay problemas hasta de presos políticos que no ha podido resolver el gobernador, y es posible que ni enterado esté de este tipo de violaciones a los derechos humanos.

En Veracruz, hay mucho retraso y una gran similitud con el pasado caciquil de la administración pública, donde más de un ex gobernador tiene cuentas pendientes con la justicia.

La incapacidad en el gobierno del estado que el Presidente considera un ejemplo implica a los tres niveles de gobierno, empezando por las presidencias municipales a las que deberían auditar y obligar a todo el cuerpo edilicio a rendir cuentas y explicar, con toda claridad, sobre muchos de los desvíos de fondos que existen en prácticamente las 212 alcaldías de Veracruz.

Otro ejemplo sería el caso de Sandra Flores, delegada en Tantoyuca de Política Regional, quien tiene tres sueldos y se dice protegida del secretario de Gobierno, Eric Cisneros. 

Muchas de las anomalías que se relacionan con delitos graves en la entidad tienen que ver con la secretaría de gobierno, desde donde se planean y organizan tanto delitos a la medida como delincuentes a conveniencia.

El Presidente de la República parece no darse cuenta de que al ponderar la honestidad del gobierno de Veracruz implica también a su investidura de Presidente de la República, al considerar que todo está bien en Veracruz, a pesar de lo que viven y piensan más de 8 millones de veracruzanos.

En muchas ocasiones el Presidente está en las mismas circunstancias que el gobernador de Veracruz, al rodearse de colaboradores que lo engañan. Haciéndole un mal, al considerar que todo está bien en Veracruz cuando no es así. Exponiendo al presidente al ridículo al mentirles a todos desde la conferencia matutina más vista del país, donde los mexicanos se informan de la supuesta realidad.

En este escenario las tradiciones deben sobrevivir a toda costa, y eventos como la Cumbre Tajín debe desarrollarse cada vez con mayor relieve en la entidad porque se trata de uno de los eventos más importantes del estado que atrae visitantes de todo el mundo.

En la organización de eventos como éste donde debe mostrarse la grandeza del estado. ahí se notó la mano del actual secretario de Turismo, Iván Francisco Domínguez Olvera, quien evitó la burocratización de la Cumbre, una vez que abandonó la secretaría Xóchitl Arbesú Lago, pero dejó el turismo de Veracruz en buenas manos.

La Cumbre Tajín es más grande que cualquier gobierno, sin importar el partido que tenga el poder, es por ello indispensable que eventos de esta naturaleza rebasen las malas administraciones.

PEGA Y CORRE

El líder nacional del PRI invitó al ex secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a través de una carta, con el objetivo de limar asperezas, y mostrar unidad ante las elecciones del 4 de junio, un plan difícil de lograr… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

 

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube