/ Eduardo Sadot /
En cuál de los tres planes va la sucesión de obrador. Sin duda como todos los seres humanos Andrés Manuel ha pasado por diversas etapas, como candidato, como gobernante de principio de sexenio y otro en el final del sexenio. Claramente que su principal preocupación al principio, fue fortalecer a su Partido y a su grupo, así se hizo de la vista gorda y permitió corrupción y abusos, confiado en que durante su sexenio las cosas las podría controlar, creyó que gobernar – lo declaró alguna vez – no requiere de tanta ciencia, dicho por alguien que “estudió” ciencias políticas, no deja de sorprender y despertar sospechas. Lo mismo había dicho de la perforación de pozos petroleros, que era igual que hacer un pozo para sacar agua, así de elemental piensa. En su visión, imaginó como grandes obras, la refinería de Dos Bocas y qué pensaría por ejemplo, Miguel de la Madrid que hizo la petroquímica Morelos o sus antecesores que hicieron cuatro refinerías, dos las habilitó Cárdenas, todos sin hacer mucha alharaca. Su tren Maya, no imagino que pensarían Juárez y Diaz luego del tendido de vías de ferrocarril en todo el país; y el AIFA Aeropuerto Internacional de las Fuerzas Armadas, ah no perdón el Felipe Ángeles, frente a todos los aeropuertos construidos por todos los gobiernos priístas anteriores a él. Y por otro lado las obras de presidentes que han sido vilipendiados – justa o injustamente – pero al paso de los años sus obras persisten, el caso de Ciudad Universitaria por Miguel Alemán, que hoy sigue siendo orgullo de los mexicanos y declarada patrimonio de la Humanidad, aunque no esté su nombre y su estatua haya sido dinamitada, la obra persiste; Instituciones como el INE ejemplo de administración democrática electoral a la que contribuyeron todas las fuerzas políticas del momento; Cancún desarrollo de cuatro presidentes, López Mateos, Diaz Ordaz, Echeverría y López Portillo, el Tratado de libre Comercio planteado por de la Madrid y consolidado con Salinas; la lista es larga y protagonistas muchos. Pero qué cree el presidente ahora para su sucesión. Primero creyó que gobernar era pasear por todo el país, sin hacer trabajo de gabinete, arrastrar el lápiz o la pluma para organizar y desentumir a la burocracia. Al cancelar el NAICM creyó que podría hacer un aeropuerto equivalente al cancelado y resulto ser de cuarenta posiciones frente a los 170 que tendría el plan original del NAIM. Un aeropuerto al que tuvo que humillarse y pedirles a los presidentes de Canadá y Estados Unidos, que por favor aterrizaran en el AIFA, porque “eran un asunto de Estado” le cumplieron la solicitud de AMLO pero se regresaron por otro el de la ciudad de México. Del avión presidencial mejor ni hablamos.
Evidentemente al principio pensó en realizar “obras” pues si se apellida Obrador – faltaba más – cómo no dejar obras emblemáticas, pero qué sucedió, las inauguró precipitadamente, por miedo a que su sucesor haga lo mismo con sus obras. Después, cómodamente, creyó que sus obras iban a trascender – todo apunta a que no será así – luego le preocupó a quien dejar de sucesor que garantice el continuismo de su “obra”. Plan “A” inaugurar una etapa de caudillismo como la de Calles, necesitaba un o una “pelele” que le permitiera seguir gobernando, preparó un medio de control, la “revocación de mandato” para consolidarse, le apostó todo a su “candidata” que con el metro, evidenció corrupción e incapacidad. Plan “B” Ahora le preocupa quien le garantice ganar por su Partido, aunque no sea su pelele pero que gane, volteará la mirada en busca de quien le garantice ganar, no más, a secas. Plan “C” Para el mes de mayo entrará en crisis y desesperación y buscará a alguien que le garantice no mandar a la cárcel a sus cómplices y familiares o a él mismo, así, en la improvisación que le caracterizó en la administración, se definirá su sucesión.
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