8 de marzo 2021

En homenaje a Nadia Vera, y a todas las mujeres que nos han arrebatado

Mirtha Luz Pérez Robledo.

La grandeza ha cambiado de campo. Ahora está en la protesta. Las causas perdidas, requieren de almas grandes. ALBERT CAMUS

La revelación de la condición humana, nos conflictúa existencialmente. Matar o morir parece ser la constante actual para sobrevivir. Matar también como significante de aplastar, aniquilar, pasar sobre los demás.

Mensaje que es subliminal o directo en todas sus acepciones: Visual, auditiva, sinestésica. En la publicidad, en el entretenimiento y hasta en las doctrinas religiosas. Nacer para la muerte. Vivir para morir.

La historia de la cinematografía comercial nos hace creer que un solo individuo es capaz de acabar con todo el mal.

¿Vale la pena toda esa condición de lucha para ser héroe y perecer ridiculizado y humillado? Pregunta para los luchadores sociales.

La condición de polvo que nos es revelada de pronto, nos hace parecer fantasmas que luchan inútilmente por hacerse visibles y hacer visible su causa.

Traición y ridículo parecen ser los estigmas de quien se atreve a desafiar las normas establecidas.

¿Estamos viviendo una cultura de la venganza?

Los valores son impuestos y parecen ser hereditarios, porque aún antes de nacer, antes de que empecemos a hablar, ya tenemos religión, partido poíitico, ideología. Los héroes son los más violentos. Arquetipos que nos venden y nos obligan a seguir. Es una mentira que se vuelve verdad a fin de repetirla hasta la saciedad. En estos arquetipos del patriarcado, el machismo impera.

Es un mundo hostil y en un mundo hostil también se buscan aliados: Bandas, pandillas, partidos, sectas. La necesidad de pertenecer en un mundo hostil y absurdo.

En este contexto dice Camus “siempre ha habido hombres que han defendido los derechos de lo irracional .

Haciendo una analogía de lo que él ha escrito, pienso: Cuando veo a las mujeres enfrentándose a los policías y militares, podría decir que su acto es absurdo, pero no lo es sino en razón de la desproporción que existe en varios campos: Entre las armas de ellas; pintura, cohetones, palos, cubiertas con pasamontañas, y la de los policías y militares, uniformes que los protegen debidamente, gas pimienta, armas cortas; la intención de ellas en razón de exigir un derecho humano; la de los policías y militares, de defender un edificio, un gobierno en turno.

Entre la intención de ellas y la realidad que les espera está la contradicción que puedo advertir entre sus fuerzas reales y el fin que se proponen.

En este mundo hostil y establecido, en este patriarcado no asombra que el Presidente haga un llamamiento a las mujeres para que no pinten los monumentos, para que no rompan los vidrios, pero no lo vemos haciendo un enérgico condicionamiento a los criminales para que se abstengan de ejercer la violencia porque tendrían que encontrarse con el castigo de un sistema de Justicia que debería ejercer; antes se conduele de algún criminal de su preferencia cuando dice que las cárceles son inhumanas.

Cuando las mujeres han salido a las calles a exigir sus derechos, la sociedad tendría que interpretar de otra manera el ejercicio de pintar monumentos y romper vidrios. Hay en todo erario gubernamental, recursos para reparar las obras, borrar las pintas y hacen uso de ello, porque se puede borrar la pintura, y se puede pegar la rotura de un monumento, incluso hay personas especializadas para ello; pero, si violan a una mujer, difícilmente otorgan un recurso expeditamente, para que reciba ayuda profesional, porque primero hacen una larga investigación revictimizante y en ese lapso, las heridas emocionales a veces no pueden sanar.

Si asesinan a una mujer, no es posible ya la reparación del daño. En este contexto, las instituciones, son incapaces de erogar un peso para apoyar a la familia sin que como una tautología violenta le recuerden que están otorgando el recurso, aunque el dinero sea de los ciudadanos. No especulo con este proceder, me lo han hecho vivir.

Cuando una mujer tiene la oportunidad de realizarse en todos los aspectos de su vida, con una vida libre de violencia, a eso se llama Justicia, pero cuando una mujer es asesinada, que alguien me explique ¿QUÉ ES JUSTICIA?

Sólo tenemos este cuerpo y esta vida y la estamos defendiendo de los depredadores, es lo que verdaderamente dicen las mujeres , cuando rompen un vidrio, cuando hacen una pinta, cuando tocan organizadas un tambor cada una en la batucada feminista. Como su propio corazón cada tambor suena fuerte y parece emerger de cada cuerpo que se niega a ser mancillado.

Nos queremos vivas. No necesitamos un predicador que nos prometa la esperanza de un país mejor en el discurso , e insulte nuestra inteligencia en la realidad. La megalomanía, el narcisismo, el protagonismo del Estado , aunados a la insensibilidad, la necedad y el anquilosamiento del pensamiento, están impidiendo el diálogo que nos haga llegar a acuerdos y se refleje en una legislación.

En cada voz habita la voz callada de las asesinadas. En cada corazón de las que marchan y pintan y rompen, está el corazón latiendo de las mujeres que nos han arrebatado pero que siguen aquí, porque se han quedado a terminar su misión: Revolucionar el pensamiento de esta sociedad que aún se rige por el patriarcado. Nos queremos vivas, gritan y en ese grito resucitan las que han sido asesinadas.

Quienes no marchamos, ya marchamos muchas veces y nuestros pies cansados se niegan a dar un paso más, pero seguimos aquí con el puño en alto para que nos miren, seguimos aquí con nuestras palabras, para que nos escuchen. Y queremos que esos gritos y esas pintas y esos pasos firmes de nuestras compañeras que marchan, muevan los cimientos de esta estructura edificada con violencia y negación de los derechos más humanos.

Que llegue nuestra voz hasta los que ahora dicen representar a la sociedad , y que hagan su trabajo, que legislen en favor de las mujeres para que se termine toda forma de violencia doméstica, laboral e institucional en contra de nosotras,

“ Sólo hay una victoria y es eterna y es aquella que no conquistaré nunca”.
Fuente En contexto.com