8M: feminicidios en México, justicia pendiente.

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/ Karen Torres Aguilar /

¿Qué pasa en nuestro país?, ¿cómo se va ese enorme sentimiento de impotencia? Cada año me pregunto ¿qué es toda esta barbarie?, ¿qué no hemos hecho?, ¿qué deberíamos hacer?

Aquí vivimos en un tejido social dividido, roto y descompuesto, en una capital que se encuentra entre las siete entidades del país que concentra más feminicidios a nivel nacional.

En un país, en donde la omisión de las fiscalías ante la desaparición forzada de miles de mujeres, es monstruosa.

Duele profundamente, duele cada muerte, cada desaparecida, duele pensar en aquellas madres y familiares que siguen sin encontrar respuestas…

No podemos seguir cerrando los ojos ante esta realidad. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, desde diciembre del 2018 a enero de este año, suman desafortunadamente 4 mil 817 feminicidios, pero los feminicidios no son sólo cifras, son historias, mujeres que no volverán a abrazar a sus hijos, son mujeres jóvenes que sufrieron temor y dolor, son familias destrozadas y un clamor de justicia que resuena en cada rincón del país.

Como cada 8 de marzo, miles de mujeres pintaron el zócalo de morado e izaron su propia bandera reclamando justicia, es hora de actuar, es hora de transformar el dolor en esperanza y el luto en movilización. Nuestro cuerpo nos pertenece, pero nuestro país también.

La lucha contra la violencia que se vive en nuestro país, requiere de un compromiso firme por parte del Estado, pero también de un cambio cultural profundo que comienza con el reconocimiento y la valoración de la vida de las mujeres, entre nosotras las mujeres.

Es hora de dejar los adjetivos calificativos, las denostaciones y ofensas, las rivalidades que sólo dividen y matan, la diversidad nunca debería ser motivo de separación, sino de respeto y unión.

Otro de los principales desafíos es, sin duda, la correcta tipificación del feminicidio. Desafortunadamente en nuestro país, las muertes de mujeres son clasificadas como homicidios, lo que diluye la visibilidad del problema y a su vez, afecta claramente la asignación de recursos específicos para su prevención y erradicación.

Por otro lado, continúan injustificables deficiencias y demoras en los procesos de investigación inicial, se viven prácticas inadecuadas, negligencia, impunidad, silencios eternos y casos que convenientemente para unos, terminan encarpetados por años.

Es claro que la respuesta gubernamental ha sido insuficiente. Aunque se han implementado importantes iniciativas y existen mejoras a nivel legislativo, su efectividad es limitada por la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno y por la escasez de recursos financieros y humanos que, además, juzgan sin una verdadera perspectiva de género.

En toda esta movilización es importante recordar que no es una lucha contra los hombres, es una lucha contra la violencia que nos roba a diario la vida de mujeres.

El movimiento feminista en México se ha fortalecido, pero hay que decirlo, también politizado. Para mí, el feminismo no es de izquierda o derecha, puede ser de todos los colores, y desde todos los rincones del país; para mí el feminismo es un acto íntimo y de congruencia, cuando nadie nos ve.

Aunado a eso, me parece importante plantear que, para erradicar la violencia, se debería aceptar que la violencia no tiene género, que la violencia política sí existe, y que la violencia y el acoso digital de mujeres para mujeres también es real, y por ello también tenemos que alzar la voz, eso no sólo es congruente, es nuestra obligación para construir una mejor sociedad.

Nos necesitamos unidas y verdaderamente sororas. “Para ser feministas, hay que serlo siempre”.

Lo cierto es que es tiempo de mujeres, pero también de hombres, mujeres y hombres conscientes de la realidad que nos rodea, la lucha contra el feminicidio y la violencia de género requiere de un esfuerzo colectivo, hoy y todos los días, debemos comprometernos a ser parte de la solución.

¡No a la omisión! ¡No a la complicidad! ¡No a la impunidad!

Por las que ya no están y por las que sí, deseo profundamente un México seguro para todas, deseo que se busque con toda la fuerza del Estado, a cada una de las 11 mujeres que hoy no pudieron volver a casa.

¡Mujeres juntas, nunca difuntas!

X: @KarentorresMx

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