ONU. 08 octubre 2020.- nueve meses de la aparición del COVID-19, la pandemia ha costado un millón de vidas, ha infectado a más de 30 millones de personas y está aún fuera de control. Esta emergencia ha revelado sistemas de salud inadecuados y falta de protección social entre otras grandes carencias estructurales, dice el líder de la ONU.
El Secretario General de las Naciones Unidas subrayó este miércoles la importancia de fortalecer los sistemas sanitarios y alcanzar la cobertura universal de salud.
En su Informe de Políticas sobre el COVID-19 y la Cobertura Sanitaria Universal, António Guterres destacó la rapidez con la que el coronavirus se propagó por el mundo causando más de un millón de muertes, más de 30 millones de contagios y una aguda crisis económica a apenas nueve meses de haber aparecido por primera vez en los humanos.
Con alarma, Guterres remarcó que las infecciones van en aumento y que hay señales preocupantes de nuevas oleadas.
Señaló que esta pandemia ha revelado múltiples fragilidades fundamentales de la sociedades y las economías, entre los que resaltó sistemas de salud inadecuados, enormes brechas en la protección social, grandes desigualdades estructurales dentro y entre los países.
Pero, sobre todo, el titular de la ONU citó “lo mal preparado que está el mundo” para hacer frente a una emergencia sanitaria de esta magnitud.
“Nunca los sistemas de salud fuertes y resilientes han sido más cruciales, lo que ha dado mayor urgencia a la búsqueda de la cobertura sanitaria universal”, dijo.
Un bebé de 6 meses recibe una vacuna en un centro de salud comunitario en Beijing, China.UNICEF/Zhang Yuwei
Un bebé de 6 meses recibe una vacuna en un centro de salud comunitario en Beijing, China.
Costos y retrocesos
Advirtió que la inversión insuficiente en el sector sanitario puede tener un impacto devastador en las sociedades y las economías, como bien se ha observado con los 375.000 millones de dólares mensuales que le cuesta a la economía mundial la pandemia de COVID-19.
Guterres mencionó también los 500 millones de puestos de trabajo perdidos y el retroceso del desarrollo humano.
Dado este panorama, insistió en que la salud es un derecho humano y en que la cobertura sanitaria universal es una herramienta fundamental para lograr la salud para todas las personas.
“Sin embargo, al menos la mitad de la población mundial todavía no tiene una cobertura completa de los servicios de sanidad esenciales y más de 800 millones de personas gastan un mínimo del 10% de sus presupuestos familiares para pagar los gastos de salud”, recalcó.
Recordó que todos los países acordaron trabajar para alcanzar la cobertura universal de salud como parte de la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible y que hace un año respaldaron la primera Declaración Política General sobre Cobertura Universal de Salud y el compromiso con la salud para todas las personas. Sin embargo, ahora esos compromisos están amenazados por la pandemia.
Trabajadora de salud asistiendo a una mujer embarazada en una clínica de Nigeria.© 2018 Unión Europea
Trabajadora de salud asistiendo a una mujer embarazada en una clínica de Nigeria.
Recomendaciones
El informe de políticas incluye cinco recomendaciones:
Controlar la transmisión de COVID-19 a través de medidas de salud pública comprobadas y una respuesta global coordinada.
Proteger la prestación de otros servicios de salud esenciales durante la pandemia. La pandemia ha interrumpido la prestación de intervenciones diarias esenciales necesarias para abordar las enfermedades infecciosas y el cáncer, las enfermedades cardíacas y otras enfermedades no transmisibles. El acceso a los servicios de salud mental y los programas de salud sexual y reproductiva no puede verse comprometido.
Garantizar que todas las personas, en todas partes, tengan acceso a futuras vacunas, pruebas y tratamientos contra el COVID-19. Financiar el Acelerador ACT es la forma más rápida de poner fin a la pandemia.
Alcanzar la cobertura sanitaria universal. Esto requiere que los gobiernos aumenten la inversión en bienes comunes para la salud, como la vigilancia, la cadena de suministro y adquisiciones, así como las comunicaciones de riesgos. También precisa que los programas de salud pública sean inclusivos y equitativos. El acceso a los servicios de salud no debe depender del estado financiero.
Fortalecer la preparación y respuesta ante una pandemia, considerando estas estrategias como un bien público mundial. Para esto hacen falta inversiones a gran escala tanto nacionales como mundiales y se necesita la participación de todos los sectores de la sociedad.