Candidatos a Nobel de Economía ligados a consecuencias de Pandemia

Redacción/

México.- 12 octubre 2020.- Sin duda, en el año de la más grave pandemia del último siglo, los académicos y profesionales de la Ciencia Económica han intensificado su trabajo sobre las consecuencias de esta crisis del coronavirus, especialmente algunos redirigiendo sus líneas de investigación hacia campos como la resistencia de las economías a graves imprevistos, los efectos de largo radio de graves crisis inesperadas o el cambio de paradigmas económicos en partes importantes del mundo, empezando por Asia.

En este contexto, sería razonable esperar que el jurado de los Premios Nobel de Economía anunciara un ganador o ganadores que estén trabajando en campos relacionados, si bien no es costumbre dejarse influenciar por las modas del momento.

A la hora de identificar qué campos de investigación están relacionados con la pandemia, uno de los más importantes se refiere a los avances en materia metodológica, estadística y econométrica que la Economía ha experimentado en las últimas décadas, lo cual enlaza con algunos candidatos eternos a Nobel que esperan su momento tras años de sucesivos galardones a la Economía Aplicada.

Como cada año, la publicación Clarivate Analytics hace una porra donde destaca para 2020 un clásico para cualquier economista que trabaja con series de datos temporales: el contraste Dickey-Fuller, con el cual se puede saber si una magnitud económica depende íntegramente o no de ella misma un período atrás, como por ejemplo el precio de un determinado activo financiero o el consumo de un determinado bien. Si esta relación se da, entonces nos encontramos ante lo que se denomina paseo aleatorio, clave para hace predicciones en el más inmediato futuro.

Los inventores de esta importante herramienta se encuentran entre los favoritos para recibir el Nobel: David Dickey y Wayne Fulller (de las Universidades de Carolina del Norte y Iowa), al que se sumaría también otro apellido familiar para los económetras: Pierre Perron, de la Universidad de Boston. En este caso, su aportación fue el test Phillips-Perron (junto al economista Peter C. B. Phillips) que actúa sobre el mismo campo pero con un procedimiento distinto, si bien con un ámbito mayor de aplicación gracias a su uso para detectar cambios estructurales (cambios dramáticos en el patrón de conducta de la serie), lo cual se ha aplicado en investigaciones de Economía medioambiental y climática y mercados financieros. Todos ellos sirven para solventar problemas importantes a la hora de investigar series temporales, siendo el prioritario a evitar la autocorrelación o existencia de relaciones cruzadas en una misma variable o en varias entre datos del presente y datos del pasado.

Por tanto, la Academia Sueca tiene en los desarrollos estadísticos y econométricos un enorme campo para fallar tanto el Premio Nobel de este año como también en los próximos, donde la mayoría de los investigadores que dieron nombre a las herramientas que hoy en día usan los economistas siguen vivos. Ahí se encuentran otros eternos candidatos como el español Manuel Arellano.

La econometría, entre las disciplinas más apreciadas para entender los efectos de la coyuntura

En segundo lugar, sin abandonar el campo del trabajo de los datos, aparecen en la quiniela de Clarivate tres académicos notables que también van con el signo de los tiempos: cómo saber el comportamiento de grandes bases de datos de consumo y extraer de ellas patrones, especialmente de demanda. A ello se han dedicado Steven T. BerryJames A. Levinsohn y Ariel Pakes, los dos primeros de la Universidad de Yale y el tercero de Harvard. Son los creadores del método BLP, el cual permite estimar la demanda de un determinado bien a partir de una combinación de grandes bases de datos utilizando variables instrumentales como probabilidades u otro tipo de parámetros que sirven para explicar tanto las cantidades demandadas como las ofertadas y los precios. Este método surgió de un papel en coautoría de estos investigadores en 1995 referido al sector del automóvil (Automobile prices in market equilibrium, Econometrica, Vol. 63, No. 4, July 1995, pp. 841-890). Este modelo de estimación será más robusto cuanto más grande sea la base de datos y mayor riqueza de procedencia tenga.

En la era de las grandes plataformas online, esta herramienta está siendo de gran utilidad para conocer el comportamiento de los consumidores en función de múltiples informaciones distintas a la del acto en sí de compra. Por eso, es importante capturar la información de las búsquedas en Internet de los usuarios, qué otras cosas compran, cuál es su perfil en redes sociales…

Por último, de vuelta al campo de la Economía Aplicada, una mujer (la única de este año en las quinielas) ha dedicado su carrera académica a un ámbito de extraordinaria relevancia: el efecto de la maternidad sobre la carrera laboral de las mujeres. Se trata de Claudia Goldin, titular de la Cátedra Henry Lee de la Universidad de Harvard, la cual no puede ser encuadrada en las clásicas investigaciones de género como la desigualdad salarial o las políticas de igualdad, dado que ha ido mucho más allá, investigando qué factores son los que influyen en la toma de decisiones de una mujer como la tenencia de hijos, estudiar o formar una familia y qué efectos tienen sobre su carrera laboral.

Por ejemplo, en el caso de España, la mujer cotiza a la Seguridad Social anualmente 2.138,82 euros menos que un hombre, siendo menor esta cantidad en el tramo de edad donde se tiene hijos entre los 30 y los 44 años: 1.368 euros anuales. En este sentido, necesita compensar esta brecha con un ahorro anual hasta la edad de jubilación que va desde los 473,30 euros hasta los 1.564,75 en función del perfil de riesgo de la persona. Este tipo de investigación aplicada le lleva a la profesora Goldin a determinar cómo cuestiones como la participación en el mercado laboral, la maternidad o el tipo de empleo son las causantes de las diferencias de género.

Fuente: Economía Hoy