Ciudad del vaticano, 10 enero 2021.- Este 10 de enero, fiesta del Bautismo de Jesús, el Papa Francisco saludó al pueblo y autoridades estadounidenses e hizo un llamado a no seguir el camino de la violencia: “Rezo por los que perdieron sus vidas: cinco. Perdieron sus vidas en esos momentos dramáticos. Repito que la violencia siempre es autodestructiva. Nada se gana con la violencia y mucho se pierde. Insto a las autoridades del Estado y a toda la población a que mantengan un alto sentido de responsabilidad, a fin de calmar los ánimos, promover la reconciliación nacional y proteger los valores democráticos arraigados en la sociedad estadounidense”.
Seguidamente confió ese país al cuidado de la Virgen María: “Que la Virgen Inmaculada, Patrona de los Estados Unidos de América, ayude a mantener viva la cultura del encuentro, la cultura del cuidado, como forma de construir juntos el bien común, y hacerlo con todos, con todos los que viven en esa tierra”.
A continuación, el Papa saludó a quienes están conectados a través de los medios de comunicación y expresó: “Como saben, debido a la pandemia, hoy no pude celebrar bautismos en la Capilla Sixtina, como suelo hacerlo. Sin embargo, quiero asegurarle mis oraciones por los niños que fueron inscritos, por sus padres, padrinos y madrinas, y las hago extensivas a todos los niños que durante este tiempo están recibiendo el Bautismo, recibiendo la identidad cristiana, recibiendo la gracia del perdón y la redención. Dios los bendiga a todos”.
Ante el inminente final del tiempo de Navidad y el inicio del tiempo Ordinario el Papa dijo: “No nos cansemos de invocar la luz y la fuerza del Espíritu Santo para que nos ayude a vivir con amor las cosas ordinarias y así hacerlas extraordinarias. Es el amor lo que cambia: las cosas ordinarias parecen seguir siendo ordinarias, pero cuando terminan con el amor se vuelven extraordinarias. Si permanecemos abiertos, dóciles, al Espíritu, Él inspirará nuestros pensamientos y acciones diarias”.
Francisco se despidió de la audiencia: “les deseo a todos, un muy buen domingo. Por favor, no se olviden de rezar por mí. ¡Que tengan un buen almuerzo y adiós!”