¿Qué nos pasa?

Alguien como tú.

Gladys de L. Pérez Maldonado.

Se cumple un año de haberse decretado el confinamiento para frenar la epidemia del Covid-19 en la enorme ciudad de Wuham  en China, el 23 de enero de 2019 se daba cuenta de 17 muertos provocados por este virus que según dicen surgió en aquellas tierras.

Esta noticia sorprendió a 11 millones de habitantes que amanecieron con la noticia que las estaciones de tren, los aeropuertos, los comercios habían cerrado, las carreteras fueron bloqueadas y el transporte paralizado.

Fueron 76 largos días en los que la ciudad de Wuham quedó aislada del mundo, con los habitantes encerrados en sus casas por miedo al virus y los hospitales saturados por la cantidad de pacientes.

En aquel territorio se respiraba un ambiente de miedo a lo desconocido, pues lo que si se tenía certeza es que la gente moría y los hospitales colapsaban ante esta inexplicable enfermedad.

Después de 8 meses de esta terrible fecha, desde mayo de 2019 en Wuham no se han registrado nuevos casos, la vida en esa ciudad ha vuelto a la “normalidad” y se dice entrecomillas pues nunca podrá ser igual después de tantas muertes, después de tantas pérdidas de familiares, de amistades y de otras tantas personas que sin conocer dejaron de existir, el legado de vacío y tristeza del visitante que llegó sin avisar difícilmente se superará.

No obstante en las últimas semanas, en varias regiones de China han vuelto  a confinar a parte de su población después de algunos brotes epidémicos, el virus ha mutado y amenaza nuevamente a la humanidad desde aquellas tierras.

En México, el primer caso de Covid-19 fue detectado el 27 de febrero del año pasado, desde ese día hasta la fecha contrariamente a lo ocurrido en Wuham, no hemos tenido un respiro durante la pandemia, las cifras de contagios y decesos han variado pero nunca han desaparecido.

El programa de salud de contención de la población, emitido por las autoridades sanitarias mexicanas #QuédateEnCasa de poco o poquísimo ha servido, la ciudadanía incrédula del virus en total desobediencia sale a las calles sin un motivo de primera necesidad, socializan en restaurantes, cafés, plazas comerciales, viajan por unas “merecidas vacaciones” y hasta se llevan a cabo festejos.

Cuando se decretó “la nueva normalidad” -junio de 2020- el distanciamiento social se extinguió para muchos, el semáforo cromático implementado por la autoridad de salud fue entendido por la gente como un banderazo de salida a las calles sin recato, cuando en origen se implementó como una medida para activar la economía de nuestro país, basta ver las pics de las redes sociales en las que se advierten familias enteras en destinos turísticos conviviendo sin #SusanaDistancia y sin cubre bocas, imágenes de festejos con motivo de cumpleaños, fiestas patrias, Navidad, Fin de Año y hasta de Día de Reyes por mencionar algunos.

El resultado de tanta indiferencia ante la presencia del visitante insistente en quedarse entre nosotras y nosotros es que ahora las personas hacen filas interminables para recargar un tanque de oxígeno para un familiar enfermo, que buscan sin resultados favorables un cama de hospital que albergue a su familiar, que las autoridades estén tomando nuevamente medidas para confinar a la ciudadanía en sus casas, los centros académicos siguen impartiendo sus clases a distancia y el tele trabajo ya se hizo obligatorio para algunos centros de trabajo.

Alguien como tú no puede dejar de preguntarse… ¿Qué nos pasa? -como dijera el actor Héctor Suárez en el programa televisivo de los años 80- estamos viviendo cada vez mas cerca la muerte de gente querida, el contagio de tantas personas que al ser diagnosticadas positivas del Covid-19 sufren y con ellas sus familias, somos testigos de cómo los hospitales están saturados por enfermos de este virus, de cómo el personal médico se contagia y muere en aras de hacer honor al juramento de Hipócrates y aún así, somos insensatos e insensatas ante el dolor de los demás.

El Covid-19 puede invadir el cuerpo de un ser humano las veces que quiera, no provoca inmunidad el ser su sobreviviente, se pueden tener síntomas o ser asintomático y no darnos cuenta que andamos contagiando a diestra y siniestra. La vacuna que lo inocula ya se está aplicando en México, sin embargo la pandemia sigue y como ha señalado el Subsecretario de Salud,  Hugo López-Gattel “no se conoce la duración de la inmunidad a Covid-19 tras la aplicación de la vacuna, de los ensayos clínicos se puede inferir que es de 6 u 8 meses y mientras se sabe más al respecto es necesario cuidarse para prevenir contagios…”.

Queridos lectores y lectoras seamos reflexivos con la triste realidad que nos ha tocado vivir, seamos empátic@s y menos egoístas #QuédeseEnSuCasa y así evite que el visitante nos siga destruyendo, contribuyamos desde nuestras trincheras a bajar los contagios y muertes diarias, no se empeñe a ser parte de la estadística.