Sin tacto.
Por Sergio González Levet.
La prestigiada revista científica The Lancet publicó los resultados de la investigación en la fase tres de la vacuna rusa conocida como Sputnik V (por cierto, la “V” al final es la inicial de la palabra “vacuna”, tanto en castellano como en inglés como en ruso, y no corresponde al número romano 5, como erróneamente han interpretado muchas personas; así, Sputnik V debe leerse como Vacuna Sputnik y no como Sputnik quinta).
La página Infobae nos dice que “The Lancet es una revista médica británica revisada por pares establecida en 1823 y que se publica de manera semanal. Es una de las publicaciones científicas más antiguas y prestigiosas del mundo.”
Así que se puede confiar en lo que dice esta reconocida publicación originada en Londres. Y ha dicho que la vacuna rusa es confiable en un 91%, una cifra bastante aceptable, si tomamos en cuenta que, por ejemplo, la vacuna contra la influenza tiene una efectividad de poco más del 70%, y año con año se la ponen millones de personas.
La información del semanario británico se sustenta en los resultados de un estudio realizado entre casi 22 mil ciudadanos rusos que se aplicaron la vacuna, y se complementarán cuando termine la prueba, en la que se considera a 40 mil personas.
Pero los datos preliminares dan la buena noticia de que la Sputnik V está dentro de los parámetros aceptables para combatir al coronavirus.
Dice The Lancet que. de acuerdo con lo observado en la fase tres -que es la definitiva para aprobar o desechar un nuevo medicamento o vacuna-, la Sputnik demostró que es eficaz y generalmente no produce efectos secundarios graves.
La noticia, que no deja de ser una buena nueva, tuvo su trasfondo político porque es sabido que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le apostó a la adquisición de millones de dosis de esta vacuna, después de que el mandatario mexicano conversó por teléfono con el presidente ruso, Vladimir Putin, y llegó a un acuerdo con él.
Quienes se muestran descreídos de tantas afirmaciones del Presidente que han resultado inciertas -y que o son pocas- habían visto con graves sospechas la estrategia de apostar por la vacuna rusa, y decían que no era más que un acto desesperado para tratar de tapar el error de no haber comprado o comprometido vacunas suficientes para la población mexicana, que asciende a más de 126 millones de personas, según el reciente censo del INEGI.
Ciertamente, fue un paso que resultó exitoso más gracias a la buena suerte que a una estrategia bien pensada y llevada a cabo. No obstante, ese hecho no nos debe llevar a tratar de negar la oportunidad de oro (que nos cae como anillo al dedo a todos los mexicanos) que tenemos para domar ahora sí a la pandemia.
Y bueno, haya sido como haya sido, por fin tenemos una buena noticia.
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