Por Mina Moreno.
“Un niño huérfano es un niño sin niñez.” José Narosky.
A un poco más de un año ya del inicio de la pandemia del Covid19 en México, los daños a terceros aún no pueden terminar de cuantificarse, debido al ocultamiento y maquillaje de datos del gobierno federal, así como lo efectivo que les resultó el programa morirse en casa.
Por meses, se han elaborado informes y estadísticas con datos a modo y singular alegría, en un mundo paralelo del que sólo son habitantes tanto por el Presidente de la República, como su delfín del Covid19 Hugo López Gatell, que dista demasiado la realidad que miles viven en México, los huérfanos son mudos testigos de ello.
Niños, niñas y adolescentes, que hoy lanzan preguntas, cuya respuesta es difícil de dar.
¿Dónde estás papá?
¿Porqué se fue mi mamá?
En la segunda reunión nacional de titulares del DIF llevada a cabo en noviembre de 2020, el representante de la Organización Panamericana de la Salud /Organización Mundial de la Salud en México (OPS/OMS), Cristian Roberto Morales Fuhrimann, apuntó que a consecuencia del Covid-19, el golpe para las familias mexicanas ha sido devastador y no desaparecerá de un momento a otro, afectando principalmente a la población condiciones de mayor vulnerabilidad, por lo que dijo que se hace necesario que el DIF les brinde su apoyo a quienes se encuentran en mayor fragilidad.
Sin embargo, existe una realidad en México, el gobierno federal pese a que ofreció entregar las becas Leona Vicario a huérfanos por Covid 19, también ha aplicado un plan de austeridad draconiana que afecta a todos los sectores del país, ni las niñas, niños y adolescentes se salvan de ello.
Además, existe un agravante más el programa morir en casa, resultó efectivo y cayó como anillo al dedo al gobierno mexicano, pues se desconocen los datos reales del índice de letalidad del Covid 19 en adultos, muchos de ellos eran padres de familia o madres solteras; al fallecer, en casa las actas de defunción fueron llenadas con motivos tan diversos como ataque cardíaco, neumonía atípica y otros más, con lo cual no forman parte de registro real de muertos por la pandemia en México.
Así, los huérfanos, por la pandemia se vuelven víctimas de estado mexicano, incapaz de satisfacer las necesidades de quienes han perdido a sus padres y hoy se encuentran bajo el cuidado de algún pariente, como abuelos, hermanos, tíos o primos.
Aunque, existen historias desgarradoras en las cuales también han fallecido los abuelos.
En la Convención sobre los Derechos del Niño y en la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes (publicada el 4 de diciembre de 2014), se establece que las niñas, niños y adolescentes son titulares de derechos, como tener una familia, educación, a vivir en condiciones de desarrollo y sano bienestar integral.
Surge la pregunta obligada.
¿Cuántos de estos derechos de las niñas, niños y adolescentes ha violado el estado mexicano?
Ahora, con miras a las elecciones de junio 2021 el gobierno federal ha montado un teatro llamado vacunación Covid, para disfrazar lo que es obvio para los mexicanos, los muertos son demasiados en un país donde la población oscila en los 128 millones de habitantes y sólo se ha “vacunado” al 1% de la población.
Así, visto está que las prioridades del estado mexicano no son los huérfanos por Covid 19, porque ellos no votan y los muertos sí.
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