Mutatis mutandis.
Por Rafael Arias Hernández.
La desgracia crece, las mayorías pierden su limitada capacidad de compra, para adquirir lo básico, lo fundamental para sobrevivir. Inocultable retroceso, en medio de espectáculos políticos recurrentes que, en elecciones, se intensifican y hacen presentes.
Tiempos más intensos, de ilusionismo, demagogia, engaño, y artimañas, ante una programada renovación de cargos públicos.
Época de discursos de todo tipo, de retórica y propaganda que favorece, inviables e inexistentes propuestas o respuestas, a viejos y nuevos problemas que se padecen. Todo se puede incluir en peroratas, rollos y entretenimiento. Oratoria simple o rebuscada. Demagogia en mensaje o propuesta. Exaltación y distracción, engaño y argucia saturan lenguajes y comunicaciones.
EN TIERRA DE CIEGOS.
Ver para creer. Se dice, que no hay peor ciego, que el que no quiere ver; pero la verdad es que sí lo puede haber. Peor, es caracterizarse como el ciego, que pretende imponer lo que dice ver y no solo no ve, sino que inventa e intenta aplicar, porque lo o desea o le convienes que así sea.
Por lo pronto, inflación acelera las crisis de Economía y Finanzas Públicas. Lo peor es seguir sin entender ni atender, bien y a tiempo.
Negar, ignorar o minimizar la realidad, tarde o temprano, tiene sus costos y consecuencias.
Se vive y sobrelleva ya, incremento en costo de la canasta básica de 10% o más; y con casi 7% de incremento general en los precios, se padece ya, la mayor presión inflacionaria, desde hace 21 años.
Así, se puede comprobar, que sí hay peor ciego y es aquel que tergiversa y miente, al pretender imponer algo que dice o asegura ver, sabiendo que no existe ni es.
Inagotable y repetida historia del engaño y su daño. Negar la realidad e imponer otra inexistente.
Hoy por hoy, de muchas partes y momentos diferentes, se saben y trascienden, como ejemplos reprobables, aquellas intenciones y costosas decisiones, tan infundadas, como equivocadas e inapropiadas. Decisiones, que niegan los hechos y su realidad, que ignoran y niegan, naturaleza y características de los problemas que pretenden atender y resolver. Decisiones en las que, consecuentemente, predominan errores, pérdidas y retrocesos; así como afectados, perjudicados y sacrificados.
Así que, para empezar, de acuerdo al INEGI, CONEVAL y otras fuentes oficiales, estamos ante una inflación que, para abril de 2021, su promedio anual es de 6.8%; y, el impacto es mayor, en cuanto al acceso a la canasta básica, que eleva su precio 10.3%.
Economía cae 2.9%, el desempleo aumenta 3.9% y así, variables como desarrollo industrial, en el 2020, solo crecen en Tabasco (10.1%) y Oaxaca (0.4%); y el resto en retroceso o estancadas: Puebla (-18-2%), Coahuila (-15.8%), Colima (-15.8%), Nayarit (-13.5%), CDMX (-13.4%), Veracruz (-13.5) y demás.
Por tanto, inconveniente, no entender y mal atender, minimizar o negar lo que se pretende enfrentar y resolver; perjudicial o pernicioso, repetir y sostener que “no pasa nada”, o “que todo va bien”, y “que viene lo mejor”
Veracruz de mal en peor, ya que lleva los últimos cuatro trimestres seguidos, con crecimiento negativo; y una pobreza laboral, del 51% que no pueden adquirir canasta básica, mientras el país es de 40.7%. Además, en los últimos cuatro trimestres, ha perdido miles y miles de empleos formales, se estiman más de 100 mil pérdidas.
Nueva realidad, de inocultables incapacidad, ocurrencias e improvisación, ante crisis que persisten y se extienden, nacional e internacionalmente.
Ya no son noticia crisis, recesión o estancamiento económico y de finanzas públicas. Incluso, no es novedad, estar peor que antes; y, superar records y pésimos lugares, alcanzados en el pasado.
En este contexto, destaca la paradójica forma de disminuir la desigualdad, incrementando el número de pobres por todas partes.
La falta de crecimiento, inversión, y empleo, se ha vuelto costumbre, justificada con pretextos difundidos por responsables de atenderla y resolverla. Persistente pérdida, insuficiencia o nula recuperación económica.
COSTOS DE INMEDIATEZ Y OCURRENCIA
Determinante aprender, empezando por identificar y señalar, lo que se padece y agrava.
Presionados por lo cotidiano caemos prisioneros de lo inmediato; permitimos y soportamos ocurrencias, insuficiencias o improvisación. Mientras más carestía y menos capacidad de compra.
Se repiten y aumentan limitaciones y sacrificios, a pesar de que entusiasmados o enajenados, o ambas cosas, insistimos en buenos deseos y mejores intenciones. Continuamos esperando respuestas o resultados diferentes, a mismas o similares actitudes, y decisiones. Se prueba y comprueba, que se comete el error, lo demás son consecuencias.
Lo grave no es cometer el error en el esfuerzo; incluso, hasta la pérdida se podría justificar en un buen intento. Lo grave es que hasta de esta situación se aprovechan quienes están siempre dispuestos a obtener ventajas, beneficios y privilegios. Las ineptocracias de la delincuencia gubernamental, de cualquier color o partido, pueden ser, son un gran negocio.
Ni tan tontos ni tan desmemoriados, atrás de la complicidad, el desinterés; por dejar hacer y dejar pasar, siempre hay un beneficio, una utilidad. Total, costos y consecuencias, como siempre, se hacen sociales y con cargo al presupuesto.
INOCULTABLE PRIORIDAD
Ante la inocultable realidad y en los hechos, atender a todos. Empezando por los que más urgen y requieren de atención y apoyo. Injusto mantener a seres humanos sobreviviendo con bajos y limitados ingresos, o de caridad, sobras y desperdicios; de ahí la importancia de contar con políticas económicas efectivas y actuales, que generen oportunidades y mejoren las condiciones..
No es humano que demasiados vivan ignorados, desatendidos y marginados. Urgente y conveniente, ir más allá de las becas temporales y los apoyos de emergencia, preciso crear fuentes de trabajo permanentes, atender la inversión y en general impulsar la economía.
Imprescindible atender a todos; y reconocer además, que la población aumenta, demandando derechos, oportunidades y servicios públicos.
Fundamental entender, que no atender bien y a tiempo, implica sacrificar, al cancelar expectativas, oportunidades y esperanzas.
Sin políticas económicas reales y efectivas, crecen hambre y pobreza, propiciando protestas, inconformidad y hasta violencia.
Sin políticas gubernamentales integrales, no hay estabilidad ni paz públicas.
-Academico.IIESESUV @RafaelAriasH,Facebook:VeracruzHoydeRafaelAriasH