Miradas de reportero.
Por Rogelio Hernández López.
Sí, es perogrullada repetir que predominan dos grandes percepciones de la gestión De Andrés Manuel López Obrador. Lo nuevo es que la cercanía de las votaciones del 6 de julio agigantó tres preguntas:
- ¿Qué percibe el 62 por ciento de ciudadanos que aún apoya la gestión presidencial?
- ¿Por qué toda esta gente no cree lo que dicen sus adversarios de que es el más autoritario en décadas y está destruyendo a México?
- ¿Cuánta de esta popularidad se trasladará a los candidatos de su partido?
“Y es que en el mundo traidor / nada hay verdad ni mentira: / todo es según el color / del cristal con que se mira”, decía el poeta español Ramón de Campoamor desde el siglo XIX.
Los periodistas sabemos que cada persona tiene sus enfoques y que hay métodos para entenderlos y explicarlos.
La percepción es el primer conocimiento de algo que se adquiere por medio de los sentidos; es la impresión inicial que dejan las sensaciones en el inconsciente y que se ratifica o rechaza según trate la realidad a cada individuo.
La percepción mayoritaria
La empresa Oraculus que promedia a las encuestas más serias muestra una aceptación del 62 por ciento para el presidente. Esto indica cuál es la percepción más popular porque equivale a unos 58 millones 240 mil ciudadanos empadronados hasta abril, según el INE. (ver gráfica)
Es obvio que no perciben lo mismo los partidos opositores, ni los analistas hipercríticos porque en sus cristales no mira la mayoría.
En realidad, esa aceptación generalizada es la conjunción de muchas otras percepciones según los niveles de hartazgo que había de gobiernos anteriores, según la región, el nivel social y claramente por las distintas políticas públicas que se han implementado en 2 años y medio.
¿Qué ha hecho este gobierno que convence a tantas personas?
Tomemos los datos de los medios de prensa más influyentes.
Lo más conocido
Lo más conocido de las grandes acciones presidenciales son: que sí intervino para que fuese un poco mejor el nuevo tratado comercial con Estados Unidos y Canadá; los avances de sus promesas de anular las reformas educativa y de energía; la paridad de género con más mujeres en el gabinete presidencial comenzando por la Secretaria de Gobernación; de su democracia participativa con la ley de revocación de mandato y la consulta próxima, aceptada por el INE, de enjuiciar a expresidentes el 1 de agosto; de la reforma laboral para más democracia y paridad en los sindicatos. Y hay muchas más imágenes de las tres grandes banderas que ondeó desde candidato: contra la corrupción, austeridad y primero los pobres.
Anticorrupción
La bandera mayor que enarboló López Obrador como candidato y repite en sus conferencia mañaneras es que disminuiría (acabaría, dice) con la corrupción. Lo que se percibe en los medios de prensa son las acciones más espectaculares:
Coordinar las compras de gobierno con la Secretaría de Hacienda para evitar sobreprecios intencionados. Dicen que en 2 años han ahorrado1 billón 300 mil millones de pesos.
Pedir auxilio a la Organización de las Naciones Unidas para mediar en las grandes compras de medicinas y equipos médicos.
Reducir entre el 90 y el 92 por ciento el robo de combustibles que se realizaba con la complicidad de funcionarios de Pemex y otros de distintos niveles de gobierno.
Usar a la Unidad de Inteligencia Financiera para congelar más de 31 mil cuentas bancarias relacionadas con crimen organizado, corrupción, trata de personas y lavado de dinero.
Disminuir drásticamente la defraudación de impuestos. Con fiscalización y sin necesidad juicios aseguran han recuperado impuestos no pagados por grandes empresas y otros particulares: en 2020 385 mil 800 millones de pesos y 17 mil 752 millones de pesos durante el primer trimestre de 2021.
Entregar el manejo de puertos y aduanas al ejército y la marina. Afirman que por eso incrementaron los decomisos de armas y drogas.
Detener o señalar como delincuentes mayores a personajes destacados de gobiernos anteriores, entre los que destacan el abogado Juan Collado, ex defensor del expresidente Enrique Peña; Rosario Robles, ex titular de Sedesol y Sedatu y Emilio Zebadúa su oficial mayor en ambas secretarías: Roberto Sandoval, exgobernador de Nayarit; César Duarte, exmandatario de Chihuahua; Eduardo León Trauwitz, ex encargado de la seguridad de Pemex; Tomás Zerón, exdirector de la Agencia de Investigación Criminal; Emilio Lozoya, director de Pemex o lograr que Alonso Ancira devolviera 216 Millones de Dólares que obtuvo por sobreprecio de una planta que vendió a Pemex o inició procedimiento judicial contra el gobernador de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca, por delincuencia organizada y lavado de dinero.
Austeridad
Ahorrar para destinar al gasto social fue otra bandera de la que también se perciben grandes acciones:
En su entorno directo, reducir el gasto de la Presidencia de la Republica de 3, 600 a 800 millones de pesos, trasladarse a un departamento de Palacio Nacional, eliminar el Estado Mayor Presidencial y las partidas secretas en la Presidencia.
Reducir ingresos onerosos de altos funcionarios como salarios, viajes al extranjero, teléfonos celulares, comidas, gastos médicos mayores y promover una ley para que ningún servidor público gane más que el presidente; reducir gastos en rentas de oficinas de las dependencias federales. En el Senado además se redujeron al 50 por ciento las subvenciones a grupos parlamentarios y se suprimió el bono de bienvenida de casi 400 mil pesos; en la cámara de Diputados se canceló el fondo de ahorro, los bonos extras de fin de año y los vales de despensa para los 500 legisladores
Y entre otras acciones conocidas en la prensa se quitaron aviadores del SAT, en Salud, especialmente de la SEP y se congelaron plazas y se cancelaron muchos fideicomisos.
Apoyos a pobres, lo más difundido
Para educación, según los datos públicos, se están otorgando casi 11 millones de becas para alumnas y alumnos pobres de todos los niveles escolares en cuatro áreas: Becas Bienestar y Benito Juárez para nivel básico y Media Superior Bienestar (1,600 pesos bimestrales); Beca Jóvenes Escribiendo el Futuro de Educación Superior (2 pagos bimestrales por 4 mil 800 pesos); Beca Elisa Acuña. para trámites finales de su titulación; programa La escuela es nuestra para mantenimiento de escuelas básicas.
Para Asistencia. Becas para el Bienestar, a fines de 2020 se tenía un padrón de 9 millones 333 mil 504 personas beneficiadas por alguno de los cuatro programas: Pensión para el Bienestar de los Adultos Mayores, Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad (1 millón con 2 mil 700 pesos bimestrales), Programa para el Bienestar de Niños y Niñas Hijos de Madres Trabajadoras y Sembrando Vida.
El programa Jóvenes construyendo el futuro para aprendices alcanzó a más de 1 millón para capacitarse en empresas. En 2021 se ayudará a otro millón y el apoyo mensual ascenderá de 3,748 pesos a 4,308 pesos al mes.
Adicionalmente para las áreas rurales del sur se instauró el Programa Sembrando Vida para plantar y cuidar árboles frutales y maderables en 1 millón de hectáreas. En eso se generan 430 mil empleos.
Se afirma que el 100% de los hogares en pueblos indígenas cuenta con al menos un programa de bienestar
Adicionalmente se reactivó el programa Créditos a la Palabra para dar apoyo financiero a microempresas familiares con un millón de créditos de 25 mil pesos.
Apoyos extraordinarios como el programa nacional de reconstrucción que atiende a la población afectada por los sismos de septiembre de 2017 y febrero de 2018. Dicen haber atendido a 13,805 familias.
Economía neoliberal pero asistencial
En Economía se mantienen sin turbulencias los indicadores que mantienen el régimen económico y financiero y que dan certezas a inversionistas (inflación, valor del peso frente al dólar, del petróleo, del endeudamiento real). Desde la izquierda se crítica que se mantiene la estructura neoliberal, pero en la percepción popular sí se registran inversiones de grandes obras en regiones precarizadas.
De grandes obras destacan el Aeropuerto de Santa Lucía, el Tren Maya, el corredor industrial y portuario del Istmo de Tehuantepec, los programas de zonas libres en las fronteras norte y sur, y la construcción o reparación de refinerías, la recuperación para el Estado de las empresas Pemex y la Comisión Federal de Electricidad.
Pero quien entienda un poco de política económica habrá de conceder que otras acciones buscan favorecer a las poblaciones urbanas y rurales más empobrecidas o al menos hacerles sentir que son beneficiadas con las decisiones del gobierno federal.
Para la población urbana. Además de los programas de apoyo social, los salarios mínimos generales aumentaron en 38 por ciento en términos nominales muy por arriba de la inflación: en 2018 eran de 102 pesos 68 centavos y para 2021 ascienden a 141 pesos 70 centavos y en la frontera norte son 213 pesos con 39. Adicionalmente se comenzó el programa de mejoramiento urbano y vivienda en ciudades de la frontera norte y turísticas, para aminorar el contraste entre zonas con hoteles lujosos y colonias marginadas.
Además, para trabajadores en precariedad ya se anunció disminución del impuestos sobre la renta para quienes ganen un poco más del mínimo y hasta 15 mil pesos al mes y se está trabajando en la reforma de pensiones para que el trabajador obtenga en 40 más y ya no tenga que cotizar 25 años sino 15.
Para vivienda en zonas urbanas y semiurbanas el Infonavit y el Fovissste han realizado diversos movimientos que se perciben bien entre la gente más necesitada, Los créditos de INFONAVIT y FOVISTE se entregan de manera directa a los trabajadores, el Infonavit ha reestructurado 147 mil 523 créditos de vivienda, se han hecho descuentos de hasta el 40 en los intereses y los plazos de pago en sus préstamos, a 31 mil que habían pagado el 90% de su crédito INFONAVIT se les condonó el resto.
Por otro lado, también para beneficio de habitantes de zonas urbanas y semiurbanas en el segundo año de gobierno se otorgaron créditos a 963 mil empresas en plena caída económica por la pandemia por un total de 24 mil millones de pesos.
Para poblaciones rurales. En estas zonas perciben claramente cambios como la creación del organismo público descentralizado Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) para administrar la política de precios de garantía y atender el abasto popular, lo que hacían LICONSA y DICONSA
Es notable en muchos sitios la inversión federal para la construcción de carreteras y caminos rurales que tan solo en 2019 fue de 42 mil 500 millones de pesos y que según se anuncia se duplicará en 2021. Se han entregado apoyos directos para la siembra a 2 millones 109 mil ejidatarios, comuneros y pequeños propietarios. Los precios de garantía en los productos del campo redujeron hasta un 40% las importaciones de frijol, maíz blanco, maíz amarillo y trigo. Además del programa Sembrando vida en el sureste, se inició el programa nacional de crédito ganadero a la palabra
El programa de mejoramiento urbano y vivienda ha realizado más de 18 mil acciones de vivienda en 24 municipios marginados del país. Se han terminado de construir 130 HOSPITALES, casi todos rurales, que estaban suspendidos. Igual mucha gente nota que sigue avanzando el proyecto de Internet para Todos. Ya hay conectividad en 46 mil 783 comunidades. Se propagandiza que en 2022 esa red cubrirá todo el territorio nacional.
Y así, pueden citarse más acciones que están en la percepción de sectores diversos que hacen esa mayoría que acepta a López Obrador, en el caudal de reformas legislativas, en educación, en relaciones exteriores y así.
¿Qué obtendrá Morena?
La percepción positiva mayoritaria en el gobierno central quizá no se traslade en la misma proporción a los candidatos del movimiento político llamado Morena. Pero si puede pensarse en posibilidades de acuerdo con los resultados de 2018 y las tendencias de las encuestas más serias
En este escenario, una hipótesis viable es que los votos para diputados federales de Morena sean 10 por ciento menores a la aceptación presidencial. Si la abstención en estas elecciones, que no son para presidente, fuese del 45 por ciento, con esta hipótesis Morena obtendría 37 millones 991 votos para diputaciones federales que significarían el 52 por ciento de los votos válidos. Pero veremos cómo se traducen electoralmente esas percepciones de la mayoría.