TRES EN RAYA
Verónica Malo Guzmán
Claudicó Claudia Sheibaum. Abdicó a su responsabilidad de ser la jefa de gobierno de la capital de nuestro país. Eso se desprende de la decisión —pero sobre todo de la forma como se dio a conocer— que Andrés Manuel López Obrador será el único que esté ¿informando? respecto a la tragedia de la L12 de Metro capitalino. Si esa es la forma decidida en la que la 4T “cuida” de Claudia, solo vulneran su imagen de gobernante.
El infierno iniciado el 3 de mayo con la caída de uno de los tramos elevados de esa línea, impactó en la vida de las víctimas directas, creó incertidumbre y miedo en todos los usuarios del Metro y quebrantó a los dos punteros aspirantes a ser el candidato del presidente para ‘la grande’ del 2024.
El golpe contra el hoy canciller descarriló sus aspiraciones a la presidencia. Eso sí, él continúa su campaña de las vacunas; sea cuando llegan al país o ahora que México también las dona a otras naciones centroamericanas.
El porrazo dado a Claudia Sheinbaum no fue atenuado por Florencia Salazar, directora del Metro. Al revés, lo absorbió todo la jefa de gobierno. Y si bien el día de la tragedia la jefa capitalina fue la única autoridad en ir al lugar de los hechos, pareció que con el dicho de López Obrador de: “al carajo, yo no voy a los hospitales”, ella siguió tan desafortunado razonamiento y no se le volvió a ver cerca de las víctimas.
La decisión tomada en Palacio de que solo López Obrador podrá informar sobre las investigaciones de la L12 permite suponer que dará “sus propios datos”, clasificará lo que convenga como información sensible y/o desviará el tema. Y Claudia mansamente aceptó que ella cedía parte de sus compromisos como jefa de gobierno de la capital del país.
Cierto, nadie desea tener una tragedia de dicha magnitud bajo su responsabilidad, pero el ceder la comunicación, es claudicar, renunciar y desentenderse, en parte, de sus obligaciones. Algunos podrán decir que nadie le dice que no a López Obrador, pero eso nos hace evocar el más rancio priismo donde ninguna autoridad osaba decirle “no” al presidente y tampoco se respetaba la división de poderes.
Donde el gobernante de la Ciudad de México no era electo por la voluntad de la población, sino era designado como regente por el ejecutivo federal. AMLO, después de todo, fue priista y como tal está actuando en este momento. Sin embargo, esta decisión y actitud de volverse el único vocero en la comunicación de la investigación de la tragedia no augura cosas buenas para Claudia.
En lugar de fortalecerse como gobernante, una que enfrenta la tragedia y sabe cómo salir adelante, solo la refleja como títere que cede ante el presidente.
Aunque pudiese ser que esta decisión sea para “proteger” a la regenta con miras al 2024, en lugar de lograrlo solo la hace ver como pusilánime. Como si una mujer no tuviese la fuerza suficiente para enfrentar las desgracias y sus responsabilidades.
Cuando un gobernante abandona a su población, así sea para informar de una tragedia, tira por la borda la confianza y respeto que se construye día a día con la ciudadanía.
Una pésima decisión que la aleja de ser autoridad y la acerca a ser más una regenta y una mala opción para la sucesión presidencial.