Castaños, 15 años después de la violación de soldados a 14 mujeres.

*La sociedad cambió y por primera vez los soldados fueron juzgados por el fuero común, dice la abogada Sandra de Luna.

Esas cosas no se olvidan, las superas, sigues adelante, dice una de las víctimas del 11 de julio de 2006.

Soledad Jarquín Edgar

SemMéxico, Monclova, Coah., 8 de julio, 2021.- Estoy bien, esas cosas no se olvidan, las superas.

Brisa es una de las mujeres agredidas sexualmente por soldados del 14 Regimiento Motorizado del ejército mexicano, hace ya 15 años.

Era su primera noche en ese trabajo en Las Playas aquel 11 de julio de 2006, tenía años trabajando de bailarina en otros sitios. Pero esa noche todo pasó. Hoy la agresión en su contra, considerada como “violación inapropiada”, está lejana en sus pensamientos y ha retomado la vida, pero no ha sido fácil.

Lo tengo totalmente grabado en mi mente, me acuerdo paso por paso, pero tienes que salir adelante. Cambias tu estilo de vida, ya no es lo mismo. Se vuelve uno más precavida a cosas.

La vida después de una agresión como esa lo cambia todo. Te vuelves precavida, tienes temores, desarrollas miedos por lo que antes no te lo provocaba, relata tranquila a SemMéxico.

Brisa, una de las primeras mujeres agredidas en los Las Playas y El Pérsico, lugares de divertimento masculino a las afueras del municipio de Castaños, tenía entonces 28 años y dos hijos pequeños que mantener.

Como las otras 14 trabajadoras víctimas de los soldados durante varias horas, la historia de sus vidas les era común, coincidían en muchos sitios recorridos antes de Castaños. En las relaciones fallidas con sus familias, los embarazos tempranos, la pobreza y la falta de estudios elementales.

15 años después ve todo lejano y al principio encontrar trabajo fue difícil, “batalló”, pero si hubo oportunidad en empresas maquiladoras, luego por su cuenta “agarró” el comercio en tianguis, y hace trabajos de publicidad y propaganda de cuando en cuando y ahora hace banquetes, lo aprendió por su trabajo en cocinas industriales, en esos sitios aprendió a cocinar y tiene buena sazón.

Para ello, en algunas de las empresas donde trabajó inicialmente “después de Castaños” superó los cuchicheos de sus compañeras, que algunas veces hablaron a sus espaldas.

De las otras 13 chicas agredidas sabe poco, pero nadie más volvió a esos lugares ni como bailarinas ni al sexo servicio. Al paso del tiempo las heridas se fueron superando, no podíamos detenernos a pesar de todo seguimos.

Después de esa noche trágica, la sociedad cambió

Sandra de Luna González, presidenta del Centro de Orientación y Protección a Víctimas de Violencia Familiar (Coprovi) y quien asesoró jurídicamente a las mujeres violadas por elementos del ejército mexicano en 2006, hace un recuento de los hechos y asegura que sí hubo justicia para las mujeres.

Esa noche trágica, cambió a la sociedad, fuimos unas antes y después de aquella madrugada del 11 de julio de 2006.

A las mujeres se les reivindicaron sus derechos y ellas sienten que sí tuvieron acceso a la justicia, pasaron de ser las “prostitutas de Castaños” a mujeres con derecho a la justicia.

Un soldado, Norberto Carlos Francisco Vargas, entonces subteniente de caballería sigue prófugo de la justicia y existe una ficha de búsqueda, “tarde o temprano será sujeto de la justicia”.

Hace un tiempo los soldados pidieron que las mujeres violadas sexualmente les otorgaran el perdón. Ellas asistieron al juzgado para ratificar las acusaciones en contra de ellos y les negaron el perdón.

Del total de soldados que participaron, veinte, solo ocho fueron identificados, recuerda De Luna González.

Juan José Gaytán Santiago, sargento segundo de Caballería, recibió una sentencia de 21 años de prisión, por agredir a seis mujeres; Fernando Adrián Madrid Guardiola, soldado de caballería purga una prisión de 31 años acusado de violar sexualmente a dos mujeres, y el también soldado de caballería, Omar Alejandro Rangel Fuentes deberá estar preso 41 años, éste soldado fue señalado de agredir sexualmente a cinco de las trabajadoras.

Otros dos que fueron llevados a juicio solo se les imputaron lesiones contra policías y parroquianos, salieron libres, se trata de los cabos de caballería Norberto González Estrada, quien lo señaló de ser su agresor sexual se retractó, y Ángel Antonio Hernández Niño, a pesar de que éste último había sido acusado por una de ellas de ser su agresor sexual.

A todos ellos, cabe señalar la Secretaría de la Defensa Nacional informó que el 24 de octubre de 2007 realizó un Consejo de Guerra, “para juzgar la conducta del personal militar involucrado en el incidente del 11 de julio de 2006, en el municipio de Castaños, Coah. Independientemente de la sentencia dictada por el Juez II de primera instancia en materia penal del Distrito Judicial de Monclova, Coah., por los delitos de violación y lesiones, en este Consejo de Guerra se encontraron culpables y penalmente responsables en calidad de autores materiales del delito de abandono de servicio…”

Estamos con ellas
La abogada señala que en todo este tiempo no han perdido el contacto con las víctimas de la agresión de los elementos castrenses, a todas ellas les han brindado asesoría jurídica, psicológica y han contribuido para que puedan salir adelante.

Al menos tres de ellas se fueron a Estados Unidos donde trabajan en puestos importantes dentro de maquiladoras, otras están en trabajos distintos y han salido adelante a pesar de todo.

En Castaños, municipio conurbado a Monclova y al que se llega por la carretera 57 en solo poco más de 10 minutos, los centros de divertimento El Pérsico y las Playas ya no existen, en 2009 cerraron sus puertas y no por lo sucedido el 11 de julio sino por la presencia de grupos delictivos que aumentaron el riesgo para la población.

Las enseñanzas de un hecho doloroso
A la distancia impuesta por el tiempo, Sandra de Luna sostiene que frente al hecho tan terrible hubo consenso de autoridades y sociedad civil para que no quedara en la impunidad. Ayudamos a dar seguimiento en investigaciones y en la forma en que las mujeres agredidas deberían ser tratadas, en tanto que el gobierno, bajo la mirada de la sociedad civil, aplicó los sistemas de justicia penal correspondientes al fuero común.

Porque ese era el riego, que los soldados no fueran juzgados por el fuero común sino por el militar. Así, dice, el caso Castaños se convirtió en un hecho emblemático de la justicia cuando intervienen miembros del ejército mexicano.

Y esa condición nos lleva al recuento de un segundo hecho importante, se hizo valer la constitución mexicana y evitar que fuera un caso más de impunidad.

Pero en todo este proceso, De Luna González destaca que la más importante de las lecciones fue la valentía y fortaleza de las mujeres de Castaños: su valentía para encarar a sus agresores a pesar de lo difícil que pudieron ser los procesos.

Sostiene que sin duda se visibilizó la violencia que viven de forma constante las sexoservidoras y bailarinas en esos centros de divertimento. “El trabajo sexual es una de las violencias más crueles contra las mujeres”.

Una abogada con aplomo
De Luna, la presidenta de Coprovi, recuerda que entonces tenía 34 años, con experiencia en el litigio penal por su trabajo durante varios años.

De aquellos días también tiene guardada en su memoria la presencia de un militar frente a su escritorio, que le hacía ver el revolver en su cintura mientras le hablaba y le pedía que se hiciera a un lado, que dejara el caso, “ya conocemos su trayecto diario, pudiera sufrir un accidente”.

Ella lo miró a los ojos y después por un segundo el revólver del militar y respondió:

Dile al que te mandó que no voy a dejar el caso. Si me quiere matar ¡hágalo ahora! no me ande amenazando.

El soldado, guardó silencio luego respondió a una abogada que detrás de su escritorio daba muestras de estar entera, aunque por dentro temblaba.

El soldado con una sonrisa dijo: Tiene razón haga de cuenta que no vine, siga con el caso, yo sí creo que lo hicieron.

De Luna dice que se quedó pensando unos minutos que no era suicida, “me dio miedo sí, pero pensé que no ocurriría nada, que si algo me pasaba habría quien me defendiera”.

Así fue, ella y su compañera abogada Martha Castillón siguieron el caso, meses de ir y venir de los juzgados a la zona de tolerancia. Muchas veces al lado de Guadalupe Oceguera, regidora de Salud en Castaños, y quien perdió años después la batalla contra una enfermedad. A ella, Sandra de Luna la recuerda con cariño por la empatía que sin duda mostró desde el primer momento.

Un nuevo capítulo en la historia mexicana
Y así, fue. El 1 de octubre de 2007 se cerró en parte un capítulo nuevo en la justicia mexicana, por primera en México cinco soldados del 14 Regimiento de Caballería Motorizado fueron sentenciado: Gaytán Rangel, Madrid Guardiola y Rangel Fuentes, recibieron 21, 31 y 41 años de prisión, respectivamente. En tanto que Hernández Niño, acusado de violar a una mujer, recibió el castigo de tres años y meses, por lesiones, y González acusado de violar a una trabajadora de Castaños, misma que se retractó, solo tuvo que pagar una multa, los dos últimos alcanzaron a librar la prisión.

Aquel medio día en la pequeña sala del juzgado, repleto de esposas y madres de los soldados que estallaron en llanto tras escuchar las sentencias.

En tanto dos de las 14 mujeres agredidas sexualmente que estuvieron presentes escucharon con aplomo lo dicho por el juez segundo de Primera Instancia en Materia Penal, Hiradier Huerta Rodríguez.

“Qué bueno que le dieron esa sentencia, pero merecía muchos más, porque no le alcanzará la vida para pagar el daño que me ha hecho”, sostuvo conteniendo el llanto”, dijo una de ellas quien sostenía en brazos a una pequeña producto de la violación cometida por Madrid Guardiola condenado a 31 años de prisión.