Quienes dicen que la vacunación es opcional, deben ser identificados y aislados…

No hay derecho a contagiarse

Acciones y razones

/Efraín Kleriga/

No existe un derecho a contagiarse, si hay un derecho a declarar tonterías o como diría Dante Alighieri, a expresar la estúpida elocuencia.

Pululan leyendas urbanas que afirman que inyectan un microchip, que es una jugada de los Illuminati o de la CIA para acabar con los pobres.

Algunos tienen pavor auténtico a los efectos secundarios, y las estadísticas de que salen con bola negra menos del dos por ciento, no los confortan.

Pero apestarse de una enfermedad viral es igual a contagiar. Ahí está el detalle. La autoridad sanitaria está obligada a evitarlo.

El derecho a la salud, en este caso a enfermar o morir, de quienes evaden la vacunación, termina cuando se convierten en foco infeccioso.

El artículo 4° de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos dice que; “Toda persona tiene derecho a la protección de la salud”, no a la insalubridad.

La Ley General de Salud, reglamentaria de tal derecho, no habla de vacunas voluntarias sino de vacunación forzosa en tiempos de pandemia

El artículo 404 de dicha Ley, dice que la vacunación de personas es una medida de seguridad sanitaria obligada para autoridades y gobernados.

El 408, que las autoridades “ordenarán la vacunación de personas expuestas a contraer enfermedades transmisibles (…) II. En caso de epidemia grave”.

El constitucionalista Morelos Canseco Gómez, añade: “Corresponde a los gobiernos de las entidades federativas (…) como autoridades locales y dentro de sus respectivas jurisdicciones territoriales:

“Si se le relaciona con los artículos (LGS) 2° fracción III, 3° fracción XV, 4° fracción IV y 13 apartado B fracción I, la autoridad sanitaria de las entidades federativas es la competente para ordenar la vacunación”, dice Canseco.

Aunque no se puede aprehender a quien se niegue a vacunarse, amarrarlo e inyectarlo, si es posible dictar medidas de apremio similares a la dictadas en Francia.

El presidente Francés, Emmanuel Macron, ordenó vacunar a todos los trabajadores de salud antes de septiembre 15, y a un comprobante anti Covid para entrar a restaurantes, bares, hospitales, centros comerciales, trenes y aviones.

La medida de Macron no es impugnable porque está dentro de las atribuciones del presidente al proteger a la mayoría y es igual para todos.

Para obtener el comprobante, deben tenerse dos dosis de vacunas anticovid, haberse recuperado recientemente o tener una prueba negativa al virus.

Esto lanzó a las calles a ultraizquierda y ultraderecha, los contestatarios que alegan un presunto derecho a ser infecciosos, igual que en México.

Aquí, el diputado Gerardo Fernández Noroña, del ultraizquierdista PT (partido cuya dirigencia y cuadros son a perpetuidad) alegó su derecho a contagiarse.

Y aunque no puede impedirse que haga de su salud un papalote, la autoridad sanitaria estaría obligado a asilarlo si se infecta e impedirle el libre tránsito.

Y para que más gusto le dé a Noroña, sería el Gobierno de Ciudad de México el que podría dictar las medidas de apremio, no su socio de Palacio Nacional.

Cuando ya todos los mexicanos hayan tenido el derecho a asistir a una jornada de vacunación, pues los que rechacen la vacuna, se deben quedar en casa.

El Covid es una enfermedad respiratoria que deja secuelas permanentes, desde ligeras hasta grave, a quienes presentan la sintomatología.

Y el que piense que tiene derecho a enfermarse, pues que vaya a ayudar en los hospitales Covid, donde hace falta apoyo, ahí sin protección, seguro ejercen su derecho al Covid.