Esto es intolerable

¿Hasta cuándo seguiremos pagando?

Por Verónica Malo Guzmán
agosto 01, 2021 a las 04:25 CDT
¿Hasta cuándo voy a estar sin tu amor?

¿Hasta cuándo?

¿Hasta cuándo voy a estar siempre así?

Soportando

Antes que caiga la noche

Quiero oír tu voz

Quiero saber si aún te tengo

O nos decimos adiós: HASTA CUANDO, MARCO ANTONIO SOLÍS.

Primero lo primero: los datos fríos presentados por el INEGI permiten sugerir que el número real de muertos por covid-19 en México, al momento oscila de forma conservadora entre las 300 y 400 mil personas. O dicho de otra forma, es al menos un 35% más que debe sumarse a los 240 mil fallecidos reportados por la Secretaría de Salud. Este es un dato que esconde personas de carne y hueso, y la tristeza de familiares y amigos. Es intolerable. ¿Hasta cuándo?

Pero las cifras “alegres” y los disparates en la gestión de la presente administración federal no se circunscriben al tema de salud. Bueno fuera. Continúan en diversos frentes a pesar de ser sinónimo —entre muchas otras cosas— de alimentar con nuestro dinero un capricho que no perdurará más allá de este sexenio, pero que seguiremos pagando por muchos años más.

Me refiero, primeramente, a que edificar un “aeropuerto” (aeródromo sería un término más adecuado) sin la autorización de las agencias mundiales de aviación es arriesgado, por decirlo amablemente. Y, como hasta ahora no hay aerolíneas que deseen salir de Santa Lucía, la ocurrencia perfecta resulta en crear una nueva para alcanzar el tráfico aéreo mínimo requerido. Intolerable. ¿Hasta cuándo?

¿El costo? Inicialmente al menos 155 millones de dólares, de los cuales el gobierno —a través de la banca de desarrollo— desembolsará un 40%, si bien, siguiendo el ejemplo de los costos de la cancelación del NAICM, el monto posiblemente terminará siendo mucho mayor.

De manera sumamente irresponsable, la Cuarta Transformación ofrece trabajo ya desde ahora a los empleados quienes estaban activos con la línea aérea Mexicana hasta el momento en que esta dejó de operar. Bueno, a algunos de ellos; en el mejor de los casos emplearían a mil 200 personas o algo así como el 15% de los trabajadores antes referidos. Eso sí, el gobierno “aclara” que este proceso sería completamente ajeno a la puesta en marcha de la nueva aerolínea… Eso no es o no debiera ser tolerable. ¿Hasta cuándo?

¿Se llamará Aero Bienestar a pesar de no poder volar al extranjero dada la reciente degradación de nota del espacio aéreo mexicano?
Al fin y al cabo, López Obrador utilizará el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles dos veces por semana. ¿Ir a otros países? Eso no hace falta; el macuspano cree que México, particularmente el sureste, es el ombligo del mundo.

El hecho es que, en un país con necesidades urgentes y tan apremiantes como el nuestro, estos desplantes derrochadores solo son muestra del absurdo en que se ha convertido este gobierno. Esto no es tolerable. ¿Hasta cuándo?

Como dije antes, lo irreal del proceder gubernamental no se circunscribe tampoco a la esfera de la actividad económica. Y así, el director general de Materiales Educativos de la SEP, Marx Arriaga (el mismo que hace apenas un par de días decretó lo que ninguna autoridad del mundo ha establecido, eso es, que ya nos encontramos en la era post-pandemia), nos receta la siguiente mentira: el rediseño exprés y gratuito de los libros de texto gratuitos —los que tienen por objeto “liberar a la niñez mexicana del yugo del capitalismo”— nos “ahorró” a los contribuyentes 75 millones de pesos. La falsedad, viniendo de las autoridades, por nimia que sea, es intolerable. ¿Hasta cuándo?

Ni ahorro de recursos ni de tiempo. Encima, de los libros que se había dispuesto realizar, Educación Pública únicamente pudo editar dos en tiempo. Ello, sumado a un proceso de elaboración que resultó fallido, haciendo que la propia dependencia informara que al menos para este próximo ciclo escolar siempre sí se usarán los libros de texto aprobados en 2011 y rediseñados en 2017.

Como buen cuatroteísta, el funcionario culpó de lo anterior a los amparos interpuestos por distintas organizaciones, entre ellas a Suma por la Educación y a la Unión Nacional de Padres de Familia. Poco importa que, por ejemplo, el libro “Lengua Materna, español 3er grado” presentara erratas, mala calidad, fallas pedagógicas y de diseño. Pero además el funcionario insiste en continuar con la elaboración de los materiales de los libros de texto gratuitos bajo su óptica —una no liberal, sin pago a los creadores y con poco tiempo para la elaboración y la revisión—. Inadmisible. ¿Hasta cuándo?

Es motivo de reclamo, si no es que de denuncia formal, que el director encargado de desarrollar los contenidos educativos para los libros de texto gratuitos aparentemente nos quiere liberar de una ideología… ¡imponiéndonos otra! Parte de lo que se debe tomar en cuenta en la creación de dichos materiales es precisamente no partir de posturas ideológicas, además de procurar no trastocar la historia ni nacional ni universal.

La elaboración de los libros de texto gratuitos es una de las tareas más importantes de una administración, la cual no puede ser apresurada ni tomada como una carrera cubierta de ocurrencias. Lo que en ellos se tenga impregnará el futuro del país a través de los niños que hoy estudian.

Tendremos una aerolínea para rescatar un proyecto de un aeropuerto a todas luces fallido y unos libros de texto hechos al vapor que buscan, por decisión de unos cuantos, establecer una “sociedad fraterna y de compañerismo” en lugar de una de consumo y en la que impere el libre mercado.

Interesante constatar que esta administración federal ve la pandemia como una oportunidad para hacer a un lado una visión consumista de la vida y no lo que en realidad ha sido: la tragedia de cientos de miles de vidas y familias cercenadas y la debacle de un sistema de salud, todo ello en gran parte producto de la incapacidad de un gobierno que se dice progresista. Lo anterior no debiera tolerarse. ¿Hasta cuándo?

¿De veras vamos a dejar pasar sin más este tipo de posicionamientos, decisiones y acciones gubernamentales?
No podemos como mexicanos tragarnos estos “bocados” que harán otro boquete en las finanzas nacionales y, lo que es peor, imprimirán una definición a ultranza del “deber ser” en la mente de nuestros infantes. Si va a ser así, podemos ya y desde ahora perder toda esperanza por el país.

Por eso digo que esto es ya absurdo. Al menos el realismo mágico tenía pasajes bellos. Pero estos y otros asuntos no son cuentos, ni historias inventadas en México. Son deformaciones de quien es ahora autoridad; unas que no podemos ni debemos tolerar. ¿Hasta cuándo?