- Sin tacto
/Por Sergio González Levet/
Para el sector del turismo los veracruzanos tenemos dos buenas noticias frescas.
La primera es que un grupo de empresarios del ramo, artistas y creadores se integró recientemente, con el fin de darle un fuerte impulso a la promoción de las bellezas y amenidades de Veracruz.
La segunda buena noticia es que en esta iniciativa ciudadana no tiene nada que ver la dudosa Secretaria de Turismo de Veracruz, Xóchitl Arbezú, quien lo único que ha atinado a hacer en su cargo es promocionar las blusas y huipiles oaxaqueños, que tanto le gusta vestir, ella tan elegante y mundana.
A la Secretaria le pusieron por mote sus empleados “la estreñida”, porque dicen que llega a su oficina, se sienta ¡y no hace nada!
Pero aquellos inquietos veracruzanos están decididos a realizar por su cuenta lo que no ha atinado a hacer la danzante titular del ramo en el gobierno del honradísimo (y otro “…ísimo” que todos tenemos en la punta de la lengua) Cuitláhuac García Jiménez, el que cobra como Gobernador, rey de las vejigas ardientes.
Ah, eso sí, esos emprendedores ciudadanos aclaran que su iniciativa no es en contra del Gobierno estatal, sino que buscan realizar por su cuenta acciones que beneficien a nuestra industria sin chimeneas, y a la economía estatal.
Para casi todos es lógico que la llegada de muchos visitantes al estado implica una benéfica derrama de recursos, tan necesitados en estos momentos para todos.
Al frente del Consejo Estatal de Turismo, Cultura y Deportes aparece el exitoso empresario de espectáculos Mauricio Cuevas Gayosso, y lo acompañan en el sueño personas tan ilustres como el maestro Alberto de la Rosa (amo y señor del arpa jarocha) y el artista de la lente Héctor Montes de Oca, hasta completar 19 personajes entusiasmados con la idea de renacer el turismo veracruzano.
Ya integrados como una asociación civil, los conspicuos miembros del Consejo se han dedicado a reunirse con gente de todas las regiones de la entidad y han empezado a echar a andar varios proyectos, como una venta de obras de arte y una presentación magna de bailes jarochos en el Zócalo de la Ciudad de México.
Mucho oiremos hablar de este Consejo de honorables y mucho hablaremos de lo que vayan logrando y realizando.
Y ojalá que la Xóchitl ni se entere, digo yo.
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