#ParaReleer ABRAZOS, NO MISILES

**EL FOCO.

/Las noticias de la semana iluminadas con un toque de irreverencia y desenfado/

Lo ha dicho y lo repetirá El Foco hasta que Manuel Bartlett le corte la luz por proceder de una fuente de energía limpia: la cuatroté ignora, desprecia, teme, persigue y desdeña a la ciencia y la educación -ya no digamos al sentido común ni mucho menos a la experiencia empírica- y el nuevo ejemplo lo acaba de aportar la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, quien prácticamente decretó el fin de la pandemia en su estado del Golfo (de México), lo que se quedaría en otra ocurrencia de mal gusto de no ser por las terribles consecuencias que puede acarrear…

Fue en el programa oficial de televisión, chequen ustedes la irresponsabilidad mayúscula, “Martes del jaguar”, donde la mandataria emanada del Cuaternario priista tuvo a bien observar que en Campeche “todavía traen el tapabocas”, para declarar que ese implemento sanitario, clave para frenar la propagación del Covid-19, aunque no le guste a ya saben quien y al aspirante presidencial de Morena Gerardo Fernández Noroña, “ya es opcional. Si quieres te lo pones, si no, no. Así que si aquí se lo quieren quitar, quiténselo”

ABRAZOS, NO MISILES

¿En verdad la ONU “nunca ha hecho nada” por los pobres?

Con eso de que Naciones Unidas no ha podido ayudar a vender el avión presidencial y resolver el problema del desabasto de medicinas que generó el primer regaño público del supremo a sus excelentes colaboradores, la sesión del Consejo de Seguridad (CS) presidida por México era el espacio natural para ajustar cuentas y así ocurrió en el marco de un discurso que muchos diplomáticos, pese a su carácter cauteloso, comprensivo y conciliador, califican como peregrino, “politiquero” y para el limitadísimo consumo interno de incondicionales.

Sin detenernos en la propuesta de un “plan mundial de fraternidad y bienestar”, también llamado “abrazos, no misiles” que hasta a los aliados naturales de Andrés Manuelovich, como la representación rusa en el CS, les pareció simplemente inviable y fuera de lugar, ese afán en descalificar, en atacar, en humillar, en mandar al diablo a la Trump a las instituciones con la frase “nunca en la historia de esta organización se ha hecho algo realmente sustancial en beneficio de los pobres” resultó no sólo absurdo, sino reflejo de una profunda ignorancia y del aislacionismo que mueve a preguntar si acaso la Cancillería fue marginada en la redacción del mensaje.

¿Sabran sus autores de la existencia de los programas y fondos de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo, para la Infancia, para las Mujeres, para la Educación, la Ciencia y la Cultura, para Alimentos, para la Agricultura y la Alimentación, para el Desarrollo Agrícola, para el Desarrollo Industrial y para los Asentamientos Humanos, por mencionar algunos de los más relevantes? ¿Conocerán cuál ha sido su aportación al mejoramiento de las condiciones de vida en México? ¿Estarán al tanto de que en 2000 la ONU estableció con el apoyo de nuestro país los Objetivos de Desarrollo del Milenio, que ayudaron a que más de mil millones de personas en todo el planeta dejaran la pobreza extrema? ¿Que gracias a ellos México progresó en la enseñanza primaria universal y en la salud materna, así como en la reducción de la mortalidad infantil y de las diferencias de género?

Por supuesto, el trabajo ha sido insuficiente y como todo, puede ampliarse y mejorar. Pero Naciones Unidas, como organización, depende del respaldo internacional, tanto financiero como político. No se lo podemos escatimar con un gesto mezquino porque es lo que la humanidad, pese a sus defectos, se ha dado para escapar de la ley de la selva. Ni tampoco podemos presumir, porque no es cierto, que el plan de reforestación de la COP26 salió de Sembrando Vida.

LOS RACISTAS LO DEFIENDEN

El numerito de la semana a escala internacional, sin embargo, se lo llevó Kyle Rittenhouse, el joven de 18 años que con su fusil de asalto -un AR-15, el arma consentida de los desquiciados en Estados Unidos- mató a dos personas e hirió a otra durante protestas en 2020 en Kenosha, Wisconsin, cuando la enajenación alimentada por la propaganda de las milicias racistas lo impulsó a “patrullar” esa ciudad y perpetrar los delitos.

Al comparecer en el tribunal, no obstante, al criminal le ocurrió lo que a los cobardes y, al responder ante el jurado a las preguntas de su propio abogado rompió en llanto tratando de explicar por qué viajó más de 40 kilómetros desde Grayslake, Illinois hasta Kenosha para “ayudar a la gente” después de que las manifestaciones estallaran en repudio al enésimo asesinato de un afroamericano, Jakob Blake, a manos de la policía, que lo acribilló con siete disparos por la espalda frente a sus tres hijos.

Lo increíble del caso es que luego de sus lloriqueos difundidos hasta la náusea en todos los medios, las expresiones de apoyo y de “comprensión” de Rittenhouse se han multiplicado desde el periódico favorito de los tiburones de Wall Street y los inefables republicanos trumpistas (es decir, todos) hasta la “progresista” e “independiente” ex aspirante presidencial Tulsi Gabbard, quienes se compadecen del asesino por su juventud y porque, alegan, fue sometido a un linchamiento mediático y el hostigamiento de la izquierda radical. Por si fuera poco, Wendy, la madre de Rittenhouse que al parecer le inculcó el amor por las armas y el racismo, acusó al presidente Joe Biden de “difamar” a su retoño, al relacionarlo, pobrecito, con el supremacismo blanco.

Así es la división étnica y las “guerras culturales” que se libran en el planeta, perdón, país vecino de México. Muchos apuestan a que Rittenhouse escapará de la sentencia de prisión vitalicia que las familias de sus víctimas exigen.