Centro de Investigación y Docencia Económicas A.C.

** Vida y lectura.

/ Marcela Eternod Arámburu /

SemMéxico. Aguascalientes. 10 de diciembre 2021.- Desde mi perspectiva, tiene razón Mauricio Merino Huerta cuando afirma que el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) es un referente fundamental no solo para entender las políticas públicas, su utilidad y posibilidades de mejora, sino para poder analizar desde diferentes ángulos los problemas que aquejan al país y diseñar las mejores soluciones al alcance de gobiernos y organizaciones, para beneficiar al mayor número de personas, con los recursos, siempre limitados, que como país tenemos.

También comparto la opinión de quienes sostienen que el CIDE se mantiene a la vanguardia en la investigación de temas nodales para la población mexicana: seguridad pública, corrupción, migración y educación, por citar solo algunos, y un amplio abanico de disciplinas dentro de las complejas ciencias sociales, con la finalidad de “contribuir a la resolución de problemas que atañen …” a la realidad nacional, ubicándolas —además— en los contextos regionales e internacionales.

Las seis divisiones en las que se organiza gran parte de la producción académica del CIDE dan cuenta de la gran diversidad de temas que abarcan las y los docentes de este Centro: historia, economía, administración pública, estudios jurídicos, estudios internacionales y estudios políticos. Todos tienen sus líneas de investigación y todos suman textos, artículos, foros, publicaciones, debates, conferencias y más, donde hay polifonías evidentes.

Soy asidua visitante de la página en internet del CIDE. Respeto a una institución que enseña a aprender, a pensar, a analizar, a sopesar, a dudar y a cuestionar con solidez argumentativa. Segundo, porque sus publicaciones son actuales, novedosas, serias, la mayoría de las veces un poco aburridas, pero siempre ilustrativas y útiles.

No es difícil verificar rápidamente la enorme producción que ha realizado el CIDE en toda su existencia, ni constatar y evidenciar la contundente actualidad de la producción editorial de esta casa de estudios en los últimos diez años. Existen decenas de publicaciones, ensayos, artículos, tesis y un largo etcétera donde se demuestran con hechos, datos y argumentos que el CIDE es un centro educativo de excelencia, plural, diverso, incluyente y, por encima de todo, universitario.

Una institución de nivel universitario — aunque el CIDE no es una universidad sino un centro de investigación y docencia que comparte casi todos los elementos que caracterizan a una universidad— es aquella que genera y transmite conocimientos, no opiniones baladíes, conocimientos. Una universidad es una institución de educación superior (más avanzada, compleja y especializada que la básica y la media), donde se forman personas profesionales en muchas y muy diversas áreas de estudio. El CIDE es una institución formada por la planta docente y el alumnado, a quienes se suma el personal administrativo, y entre todos tienen una producción académica sobresaliente, al igual que otros centros educativos de nivel superior en el país.

Esa producción siempre enriquece, siempre se debate, siempre evoluciona, siempre se revisa, siempre se cuestiona y siempre permite construir hipótesis nuevas, reinterpretar y replantear teorías, rebatirlas y reconstruirlas, ese es el método científico, esa es la manera como el género humano a podido conocer el universo, ha dimensionado el mundo, ha explorado los océanos y ha conocido su pasado. Esa es la manera como se ha ido avanzando, con tropiezos, con enormes equivocaciones, siguiendo caminos sin salida, superando creencias, mitos, fantasías y narrativas absurdas, mentiras y falsedades.

Y basta ver cualquier publicación del CIDE para darse cuenta que el esfuerzo por entender los problemas nacionales está presente, que cuenta con grupos colegiados de altísimo nivel, que está abierto a la pluralidad y que en ese Centro se escuchan diversas voces.

Y como esta sección es para compartir con ustedes el inmenso placer de la lectura, esta semana les sugiero un texto que integra 17 pequeños, pero interesantes ensayos, elaborados por periodistas, médicos, economistas, antropólogos, historiadores y analistas políticos. Se trata de “4T: Claves para descifrar el rompecabezas” coordinado por la Dra. Blanca Heredia Rubio, cuya casa de trabajo es el CIDE, y por el periodista y politólogo Hernán Gómez Bruera.

Desde el prólogo, elaborado por Jorge Zepeda Patterson, se percibe un esfuerzo por explicar, contextualizar, analizar, documentar y describir de una manera franca y anclada en la buena fe, los turbulentos tiempos que estamos viviendo, centrándose en temas como la pobreza, la economía, la seguridad pública, la corrupción y los derechos humanos, pasando además por el feminismo mexicano actual, la gobernabilidad, el trabajo y los salarios, la unidad de inteligencia financiera o el gasto social.

Muchas voces, todas críticas, pero que se caracterizan porque se esfuerzan en comprender, entender y explicarse qué es esa profunda transformación que estamos viviendo desde mediados de 2018. Un conjunto de artículos que reúnen muchas de las preguntas que nos hacemos quienes pensamos que se persigue un cambio de gran calado en México, que no está exento de incertidumbre, temores, contradicciones y errores, pero que sentará las bases para un México menos desigual, más incluyente y, quizá, finalmente justo.

Y dado que los artículos se pueden leer de manera independiente, les recomiendo que inicien con el de Blanca Heredia Rubio, sigan con el de Ana Laura Magaloni Kerpel o el de Viridiana Ríos, y no dejen de leer a Natalia Saltalamacchia Ziccardi, Violeta Vázquez Rojas Maldonado y Alejandra Leal.