/Por: Luis Ramírez Baqueiro /
“El mayor de nuestros enemigos suele ser nuestro propio carácter.” – Bottach.
El World Trade Center de Boca del Río fue el recinto preparado ex profeso para la presentación magistral de Rocío Nahle García, dónde con toda la fuerza de la 4T hizo de una conferencia magistral por la reforma energética, el motivo del encuentro.
La operación política de Cuitláhuac García hizo remembrar al otrora poderoso priismo veracruzano de antaño.
Fue en el mismo sitio que en 2016, el entonces senador José Francisco Yunes Zorrilla retacará hasta las lámparas bajo el argumento de presentar su informe de labores legislativa, confirmando con ello, quien traiga el afecto de la militancia al interior del PRI, a pesar de la imposición que más tarde se consumó con la llegada de Héctor Yunes Landa a la candidatura a la gubernatura.
El final, es de todos conocido, la alternancia se dio acabando con 71 años de hegemonía priista, abriendo el camino para la llegada de la oposición al poder, mucho debe la 4T precisamente a ese periodo.
En aquel momento Veracruz se mantenía bajo el gobierno del infame Javier Duarte quien al final de su mandato y de su triste pasar por la historia veracruzana todos conocemos su desenlace.
Bien se afirma que en política los paralelismos resultan a veces reveladores, uno de esos sería cómo es posible que escenarios tan convulsos como los que enfrenta Veracruz bajo el gobierno emanado de la 4T distintas fuerzas políticas sin embargo en los hechos la inseguridad, la violencia, la crisis económica, persisten.
De esta manera Rocío Nahle tuvo la oportunidad de presentar lo que para el presidente Andrés Manuel López Obrador es quizá la obra más trascendente de su gobierno, por encima incluso de las obras faraónicas –Aeropuerto Felipe Ángeles, Tren Maya o Refinería de Dos Bocas- el intentar pasar a la historia cómo el Adolfo López Mateos del Siglo XXI, ese que nacionalizará a la industria eléctrica y le devolviera su control por encima de los intereses de los capitales extranjeros –canadienses-
Aun cuando analistas y ciudadanos observaron y criticaron el desplazamiento en cientos de camiones del servicio público para el traslado de los invitados aludiendo al hecho a las peores prácticas del antiguo régimen.
La pregunta sería ¿acaso no es la política un ejercicio cíclico? en el que a pesar de los tiempos su práctica no revela nada nuevo bajo el sol, en donde los mismo desplazan los priistas, panistas, perredistas, que cuatroteros.
De llamar la atención fue la presencia y también la ausencia de actores políticos identificados con la 4T.
Ahí se pudo ver el músculo del presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso, Juan Javier Gómez Cazarín quién de manera magistral y a pesar de estar convaleciente demostró su lealtad institucional para con el Presidente de la República y con su gobernador Cuitláhuac García Jiménez.
Secretarios como José Luis Lima Franco, Zenyazen Escobar García evidenciaron que su lealtad y compromiso a los principios emanados de la 4T obedecen y están al lado del mandatario veracruzano.
La ausencia más notoria, inclusive extraña, fue la de su secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos quién acostumbrado a robar reflectores fue relegado y no requerido a tan importante evento de carácter político e institucional.
Aseguran algunos que lo vieron navegar, decaído y melancólico por las aguas del Río Papaloapan, a bordo del catamarán que oferta como crucero de primer mundo, pero al que no se le suben ni las moscas.
¿Porque será?
Su ausencia no es de extrañar, se sabe qué son sus recientes actuaciones y comportamiento los que lo han distanciado del propio gobernador Cuitláhuac García Jiménez resultado de su proclividad al pleito, al disenso, a la discordia.
Al tiempo.
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