**TIERRA DE BABEL.
/ Jorge Arturo Rodríguez /
Dice Aristófanes que la desconfianza es madre de la seguridad. No sé si le asista la razón porque yo desconfío hasta de mi propia sombra, por lo que (paranoia en su grado sumo), siempre ando con la sensación de que alguien me vigila –¿un mundo nos vigila? Entonces adiós seguridad y se ensancha la desconfianza. Pero seguro, seguro, seguro, sólo la muerte, ni quien lo dude, y llega cuando se le da la rechingada gana.
Un estudio del Programa de la ONU para el Desarrollo (PNUD), publicado hace unas semanas, asienta que seis de cada siete personas aseguraron sentirse inseguras. La investigación afirma que la sensación de inseguridad entre la población es cada vez mayor a pesar del avance del desarrollo, lo que genera ansiedad, miedo a sufrir carencias o a no poder vivir dignamente situaciones como la pandemia; así como el cambio climático, tecnologías digitales y las desigualdades. El PNUD destaca que a pesar de los avances de desarrollo acumulados durante años, la sensación de seguridad de la población se encuentra por debajo del mínimo en casi todos los países, “incluidos los más ricos”. ¡Madres!
“Entre otras revelaciones, el estudio señala que hay relación entre la pérdida de confianza y los sentimientos de inseguridad. Las personas con una mayor sensación de inseguridad humana tienen tres veces menos probabilidades de tener confianza en los demás”. (ejecentral.com.mx, 08/02/22). ¿Cómo vivir así?
Y por estudios no paramos. La consultora Ipsos, anota que un “35% de los encuestados a nivel global consideró que la pandemia de coronavirus es el principal problema que enfrentan en este momento, un porcentaje siete puntos mayor que el reportado durante noviembre del año pasado, cuando esta crisis comenzaba a perder fuerza en gran parte de las regiones de la Organización Mundial de la Salud”.
Añade: “La falta de trabajo y el desempleo fue la principal causa de preocupación entre los encuestados en México con 36% de las respuestas, seguida del rubro de pobreza y desigualdad sociales con 33 puntos, mientras que la pandemia permaneció en tercer sitio a pesar de perder cuatro unidades respecto a los porcentajes reportados durante noviembre pasado”. (ejecentral.com.mx, 14/02/22). ¿Pos pa’ adónde vamos? ¿Dónde madres estamos?
Agreguemos un dato más. Según la organización WWF, “cerca de 88% de las especies marinas está afectado por la contaminación con plásticos que sufren los océanos y muchas especies marinas ya tienen estos materiales en su organismo, incluidos animales ampliamente consumidos por el ser humano.” Mientras, sigamos jugando a la gallinita ciega, o ¿a ver dónde quedó la bolita?
George Orwell dijo que lo característico de la vida actual no son la inseguridad y la crueldad, sino el desasosiego y la pobreza. Creo que ahora es eso y más. Para no caer, otra vez, en el pesimismo, Aldous Huxley escribió: “Existe al menos un rincón del universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo.” No nos queda de otra.
Los días y los temas
En días pasado, se instaló “el Capítulo Veracruz de la Red Nacional de Mujeres Defensoras de la Paridad en Todo, Red Nacional creada a finales de 2019 y que está integrada por mujeres de todos los estados del país y que ya tiene instalados capítulos en 13 estados incluyendo Veracruz.”
Leo en el comunicado que agradezco me hayan enviado: “Esta Red que a nivel nacional está encabezada por Josefina Meza Espinoza, es horizontal y en ella las mujeres que participan lo hacen desde sus posiciones y sus representaciones políticas en igualdad de circunstancias, articulando un esfuerzo colectivo por impulsar en sus ámbitos y latitudes la paridad y con ella, la agenda de los derechos humanos de las mujeres”. Muy bien.
Destacó lo que dijo Mónica Mendoza, académica, periodista y activista: “…la paridad es un principio irreversible que no solo otorga espacios a las mujeres en igualdad numérica, sino que debe servir para que con esa mayor presencia se atienda la agenda de las mujeres, colocando la defensa de nuestros derechos en primer lugar, lo que es urgente ante la escalada de violencias que vivimos y que nos obliga a adoptar acciones articuladas, porque los esfuerzos institucionales son insuficientes.” A echarle ganas.
De cinismo y anexas
El escritor español Luis Landero, a propósito de su reciente novela Una historia ridícula, expresó: “Es bueno que nos callemos nuestros odios porque siempre hay gente cercana a la que, si no odiar, al menos no tenemos ningún tipo de simpatía y callamos y disimulamos. Si realmente mostráramos nuestros odios y nuestras antipatías, el mundo sería inhabitable”. Quien entendió, entendió.
Ahí se ven.