Reconocimiento Siempre por ellas a Soledad Jarquín Edgar, periodista feminista que trascenderá fronteras

  • Tercera emisión del reconocimiento impulsado por el Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social.
  • Un acto de empatía para empoderar a quienes han logrado convertirse en defensoras, no de su causa, sino la de todas las mujeres.

/Sara Lovera López /

SemMéxico, Cd. de México, 24 de marzo, 2022.- En un acto de empatía desde mujeres feministas de la organización Grupo de Acción por los Derechos Humanos y la Justicia Social y en recuerdo de Nadia Muciño Márquez y Lilia Alejandra García Andrade, asesinadas hace 18 y 21 años en el Estado de México y Ciudad Juárez, se reconoció a mujeres quienes, frente a la impunidad y la violencia institucional, siguen en pie.

Se hizo entrega de tercera emisión del galardón Siempre por Ellas a 7 mujeres víctimas y defensoras de los derechos humanos de las mujeres, esas que interpelan todos los días al poder, que simbólicamente hablan por millones de víctimas de las violencias feminicidas, protagonistas y defensoras de quienes sin alcanzar justicia, tras 4, 8, 12 o 21 años de gestiones, se han sostenido, enteras sin estar dispuestas ni a callar, ni a perder la esperanza, cómo la noche del 21 de marzo lo dijo la abogada Karla Micheel Salas Ramírez y cada una de las distinguidas.

Y ahí la periodista feminista Soledad Jarquín Edgar comprometida con la libertad y la vida de las mujeres, narradora de sus historias por 27 años, quien nunca imaginó que un día estaría colocada entre ellas, para defender con su pluma y en tribunales el feminicidio de su hija. La periodista saltó inesperadamente de testigo de la impericia a sujeta de la propia.

Hoy el feminicidio de María del Sol Cruz Jarquín, ha recorrido todo el camino del aparato judicial de complicidad, corrupción, impericia y cinismo que por motivos políticos y económicos sigue en la impunidad. Hoy dispuesta a recorrer cuanto órgano de derechos humanos internacionales exista porque Oaxaca ha quedado claro, no habrá justicia. Encima nada de ello le impide seguir narrando los horrores y el crimen contra las mujeres en los medios de comunicación.

Los galardones, entregados por tercera vez a un puñado de mujeres existe para significar su papel, reconocer su entereza y apoyar sus demandas. Algunas una talla en madera de Mitzi Cuellar que simboliza el abrazo de una madre a su hija y a otras la acuarela de la muralista Antonieta Canfieldart, fue la noche del lunes 21, en el espacio de resiliencia artística Snowaplee.

Y ahí la periodista Soledad Jarquín Edgar comprometida con las mujeres, con su libertad y su vida, nunca imaginó que sus historias narradas durante 27 años, un día la colocarían como protagonista al defender el feminicidio de su hija. Saltó inesperadamente de testigo de la impericia a sujeta de la propia. Hoy el feminicidio de María del Sol Cruz Jarquín, ha recorrido todo el camino de la complicidad, la corrupción y los motivos políticos y económicos que cerraron el caso, que ahora, se ventilará en órganos de derechos humanos internacionales.

En Oaxaca ha quedado claro, no habrá justicia. Su dolor no le impide seguir narrando los horrores y el crimen contra las mujeres. No se puede festejar el dolor, diría Karla, pero no se puede desconocer su entereza y su papel histórico y político, en esta hora donde alcanzar la justicia y derrotar la impunidad tiene en México un significado democrático y humano.
Ella recibió la talla en madera, un reconocimiento de afirmación solidaria, más allá de la sororidad, fue, es, busca ser un acto de empoderamiento para las mujeres que han trascendido su propio dolor para sumarse a la lucha para que todas las niñas y mujeres mexicanas sean libres de violencia, como dijo Salas Ramírez.

Con Jarquín Edgar otras mujeres dignas, dos sobrevivientes al feminicidio; madres y hermanas de asesinadas, resilentes y asumidas feministas, por insumisas no han dejado de realizar las gestiones en tribunales y barandillas de un sistema de justicia calificado ahí como inoperante.

En la reunión se puso una y otra vez en jaque a la justicia mexicana, se interpeló a la indiferencia y se dijo que el Estado Mexicano no cumple. María Antonia, por ejemplo, ha llegado hasta la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde México no cumple sus recomendaciones.

Se invitó especialmente a dos mujeres que están en el círculo de la toma de decisiones. Se trata, se reiteró la importancia de quienes se oponen al silencio y la injusticia, por ello recibió acuarela Vivir Quintana, autora del himno de la 4ª. ola del feminismo y las morras que exigen, masivamente que cese el feminicidio.

Entre las galardonadas Irinea Buendía cuya actuación para impedir que pasara como si nada el asesinato de su hija, fue hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación a conseguir para las mujeres de este país que se deje de despreciar el feminicidio en pareja; que no se engañen las autoridades y no protejan a los feminicidas. 9 años buscando justicia para su hija, a quien supo, apenas la vio recostada, no se había suicidado, la habían asesinado. La sentencia histórica Mariana Lima Buendía sentó los precedentes para la investigación con perspectiva de género en el delito de feminicidio.

Y por sus hijas asesinadas en colaboradoras en el reconocimiento, Antonia Márquez Hernández, madre de Nadia Muciño Márquez para recordar que busca justicia hace 18 años; y Norma Andrade que hace 21 años busca justicia para Lilia Alejandra García Andrade, ambas solidarias con cada una de sus semejantes. Andrade promotora de la justicia pendiente en Ciudad Juárez, Chihuahua.

El auditorio se cimbró ante el habla de Carmen Sánchez, también distinguida, sobreviviente del feminicidio quien sufrió un ataque de ácido en 2014, ella hoy trabaja abriendo espacios para todas quienes han sufrido este tipo de agresiones. Quiso crear una organización, tras una larga hospitalización y 63 operaciones para reconstruir su rostro. Ofreció sencilla y directa su galardón a todas -30- mujeres que sufrieron por ataques semejantes. Es autora de la iniciativa tipificar este delito, el del ácido, ahora en discusión en el Senado.

Para quienes conocen a Carolina Ramírez, una mujer feminista y luchadora, maestra del feminismo veracruzano, pasó, como Jarquín Edgar, de la preocupación por la violencia contra las mujeres a la acción desde sí misma. Ella nunca pensó vivir la experiencia de un atentado feminicida, que quiso ser considerado, de acuerdo con la ley en su estado natal, desde la insuficiente mirada de “violencia familiar”, pero luchó para que fuera tipificado como atentado feminicida, como violencia feminicida, y lo logró, no totalmente.

De ella la anfitriona destacó lo que significa para las mujeres que piensan que no pasarán por una experiencia de esa naturaliza. Es la agresión que llega a mujeres militantes. Carolina formó Colectivo de Sobrevivientes del Feminicidio. Agradeció a quienes, dijo, le han permitido llegar hasta donde ha llegado, en su carrera y en la batalla por la justicia. Destacó la necesidad de acabar con la lacerante violencia institucional. La que se enfrenta en los tribunales, en ministerios públicos, en ese aparato institucional frio e irresponsable.
Recibió una acuarela, Vivir Quintana y todos los agradecimientos por su labor a la recién nombrada comisionada de Atención a Víctimas Yuriria Rodríguez Estrada. La bienvenida y reto para su actuar a la diputada de la Ciudad de México Ana Francis, del emblemático grupo las Reinas Chulas.

Al final, antes de una fotografía histórica, se abrió el espacio para escuchar las dificultades, incluso para abrir una carpeta de investigación a tres casos de víctimas de feminicidio y el de la presa política Kenia Hernández, indígena Amuzga. Pero también habló Dante, el hijo que busca a su madre desaparecida, una comprometida mujer que daba solidaridad, sin discriminar.