*Cambiar el significado jurídico “género” en los instrumentos internacionales tergiversaría los derechos alcanzados: Alda Facio Montejo.
/ Elda Montiel 1ª. parte /
SemMéxico, Ciudad de México, 28 de marzo 2022.- Nunca imaginamos que el termino género que surgió para proteger a las mujeres, hace 28 años, ahora sea utilizado para el borrado de las mujeres, al querer incluir a otros grupos que también sufren discriminación, como las personas trans, pero que requieren de sus propios instrumentos internacionales para defender sus derechos, expuso la jurista, feminista, docente y especialista en género, Alda Facio Montejo.
Expresó la anterior en el Foro “Aclaraciones necesarias sobre las categorías Sexo y Género” propiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que se trasmitió digitalmente el pasado 24 de marzo, con la participación de Marcela Lagarde, Amelia Valcárcel y Andrea Medina. La moderación estuvo a cargo de Aimée Vega y Angélica de la Peña.
La maestra —defensora de los derechos humanos de las mujeres, quien fue una de las 10 mujeres participantes en la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, que tuvo lugar en Viena en 1993, en la que se sentó el precedente, al reconocer los derechos de las mujeres como seres humanos— advirtió del peligro de sustituir la palabra “mujeres” por “género”.
Alertó de todo un movimiento en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de querer cambiar ONU Mujeres por ONU Género, porque en el organismo internacional no hay cabida para el término feminista, que lo tienen menospreciado, y prefieren “igualdad de género”.
Como jurista, a Alda Facio Montejo la motiva defender el Derecho Internacional, los derechos humanos de las mujeres —heterosexuales, lesbianas y bisexuales como las personas trans, binarias o como se quieran llamar—, porque todas son necesitadas de protección, pero deben estar en diferentes categorías jurídicas.
Consideró peligroso el tratar de eliminar la categoría “mujer” en el ámbito de los derechos humanos. Las feministas no estamos en contra de que otros grupos humanos sean protegidos, pero no a costa de nuestra propia existencia, remarcó.
Se refirió al riesgo de querer proteger a un grupo discriminado, porque se puede perjudicar a otro, como ocurrió con el movimiento obrero. Y como lo señala la socióloga española Rosa Cobo Bedía, se excluyó aún más a las mujeres, al no pensar en un grupo compuesto, lo que demuestra que el beneficio para un grupo discriminado puede terminar con un daño terrible para otro que por igual es discriminado.
La costarricense se refirió al amicus curiae que hizo un grupo de feministas cuando las mujeres trans plantearon que fueran incluidas en la protección de la Convención Belén do Para. Al respecto, dijo, hicimos un recurso para que esto no pasara. La Convención fue solo para defender a las mujeres y no para los otros grupos que también sufren violencia, sufren discriminación, pero tiene que haber otros instrumentos y los hay para estos otros grupos.
Las feministas estamos viendo como la disidencia genérica, sexual, trans, poblaciones LGBTI tienen todo derecho a ser protegidos de la violencia y la discriminación, pero que no sea desprotegiendo a la gran diversidad del sexo femenino que incluye a las lesbianas y bisexuales.
Señalo como ejemplo el caso de Vicky Hernández contra el gobierno de Honduras que dictó en 2021 la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), cuando sentencio al Estado por la muerte de la mujer trans, trabajadora sexual y defensora de los derechos humanos, y reconoció que la violencia ejercida contra Vicky fue en razón de su identidad trans y no por ser mujer, pero consideró que la Convención Belén Do Para sí cubre a Vicky por ser una persona trans, por tener una identidad femenina y no porque era una mujer.
¿Qué pasa cuando a las personas trans o no binarias se les empieza a incluir en los poquísimos instrumentos de protección de los derechos humanos que tenemos las mujeres, que son menos de los que tienen la población LGBTI? Se empieza a diluir esa protección, sostuvo.
La forma que se ha legislado la identidad de género hace posible que hombres que ni siquiera son trans, hombres heterosexuales puedan ser protegidos por estos espacios y es para borrar a las mujeres, para diluir esa protección que tanto nos ha costado a las mujeres, amplió su argumentación.
Las mujeres somos discriminadas –continuó— debido a la intersección de nuestro sexo y los mandatos y estructuras de género. En varios países se habla de personas embarazadas, personas menstruantes y hasta padres gestantes, con lo que se ha borrado la diferencia biológica entre hombres y mujeres.
Si no hay ninguna diferencia material entre hombres y mujeres, ¿cómo saber cuando se puede utilizar las protecciones específicas de ser mujeres? Se preguntó. Ningún jurista se ha cuestionado que no se puede saber cuándo una persona es trans, y la misma sentencia de la Corte lo dice. Entonces, como se van a tener estadísticas, cuántas mujeres “trans o cis” fueron asesinadas.
Lo han hecho para tergiversar los derechos que hemos obtenido las mujeres, y esto es un riesgo, porque también no van a existir instrumentos para defender a las personas trans. En esta confusión de identidad de género, sexo, personas no binarias es muy confuso para el Derecho, y para el Derecho es muy importante tener categorías, agregó.