/ Enriqueta Cabrera /
a tragedia de 53 migrantes (hombres, niños y mujeres) encontrados muertos, entre ellos 27 mexicanos, y la mayoría de origen centroamericano, que fueron asesinados, ahogados en la caja cerrada de un tráiler abandonado en San Antonio, Texas, pone en evidencia dos cuestiones: la crueldad de los responsables, “polleros” traficantes de seres humanos que se enriquecen con el traslado de migrantes a Estados Unidos, así como la indiferencia de las autoridades de Texas que tenían la obligación de haber detenido el camión en por lo menos un retén para revisarlo. Murieron asfixiados con altas temperaturas y sin poder respirar. ¡Hasta dónde llega la crueldad!
Los acontecimientos van mostrando que cada vez más mexicanos migran a Estados Unidos, y también que caravanas de migrantes, fundamentalmente de países centroamericanos y del Caribe, atraviesan México para llegar a la frontera con Estados Unidos, lo que implica que ambos países tienen una enorme responsabilidad frente a las migraciones de países centroamericanos y del Caribe. Sin embargo, se carece de una política bilateral e incluso multilateral para atender la migración.
Es más que evidente que las caravanas de migrantes son imparables y también es evidente la inacción o incapacidad de los gobiernos para alcanzar acuerdos que atiendan la migración respetando derechos humanos y atendiendo las causas profundas de lo que acontece. La migración aumenta, es parte de una realidad para Estados Unidos, como lo es para México, para países centroamericanos y latinoamericanos, así como lo es para países africanos y asiáticos. Es una realidad de nuestros tiempos.
Desafortunadamente el gobierno de Donald Trump alentó el rechazo a los migrantes, atizó odios. Las muertes de los migrantes tienen múltiples causas, la Organización Internacional de Migración afirma que el 60% de las muertes se dan en la frontera de México con EU. 1,750 migrantes se han ahogado en el Río Bravo. Por falta de agua, alimentos y sitios donde dormir, han fallecido 861 personas.
Y es evidente también que no se ha sabido atender la migración con un enfoque humanitario, ni en México ni en Estados Unidos, de ahí la importancia de la reunión que tendrán los presidentes de México y Estados Unidos el mes de julio. Ha sido imposible alcanzar un acuerdo en relación con la migración, se han buscado acuerdos entre ambos países. Son verdaderamente indispensables. EU intentó acuerdos bilaterales en torno a la migración entre demócratas y republicanos, que no fueron posibles. Y si los acuerdos políticos en materia migratoria son difíciles entre los dos partidos estadounidenses, mucho más difíciles son los acuerdos bilaterales entre México y Estados Unidos.
En México, la migración hacia Estados Unidos está aumentando, lo que es un cambio que tiene que ver con el empleo en México; la pérdida de alrededor de 500 mil empleos recientemente, sin duda es un incentivo para la migración hacia EU.
De nueva cuenta se pone en evidencia la urgencia de definir políticas humanitarias frente a la imparable y creciente migración de quienes huyen del hambre, de la violencia y la falta de empleo que les permita subsistir.
La relación de México con Estados Unidos ha sido compleja en los tiempos recientes, por el supremacismo blanco reactivado por el gobierno de Donald Trump, las murallas construidas y la imposición de políticas para detener en el lado mexicano de la frontera a quienes buscan asilo.
En la relación bilateral México-Estados Unidos hay realidades insoslayables: la migración de mexicanos a EU hoy crece rápidamente; hace apenas tres años se mantenía estable entre los que llegaban a EU y los que regresaban a México. En los años 70 del siglo pasado, la migración circular permitía que mexicanos trabajaran en Estados Unidos determinado tiempo y luego regresaran a México con sus familias y sus trabajos acá. Esa migración circular sufrió un gran golpe y casi desapareció después del 11S, tras los ataques terroristas a las Torres Gemelas. La migración de mexicanos a Estados Unidos fue fundamental para el desarrollo de la red ferroviaria en EU. La mano de obra mexicana contribuyó grandemente. La migración se ha desarrollado también a lo largo de la historia, sobre la base de acuerdos: por ejemplo, durante la 2ª. Guerra Mundial, el Programa Bracero contrató a miles de mexicanos en 1942 y se mantuvo hasta 1962.
La migración de mexicanos hacia Estados Unidos ha sido muy importante en la agricultura, en la construcción y en muchos otros campos, en las universidades. Hay que recordar también la importancia de los mexicanos que viven y trabajan en EU: son alrededor de 36 millones, los que tienen doble nacionalidad.
A la relación de México con Estados Unidos le hace falta una política migratoria bilateral con carácter humanitario y de respeto a los derechos humanos. Su mayor dificultad son las diferencias entre demócratas y republicanos en EU para alcanzar una política migratoria bilateral, es decir, acordada por ambos países.
México y Estados Unidos tienen una relación única en el mundo. Ahora requieren una nueva política migratoria. Una frontera de 3,200 kilómetros y 14 ciudades hermanas a lo largo de la frontera, un Tratado comercial (TMEC) y múltiples intercambios, han creado una relación única en el mundo, con alrededor de un millón de cruces fronterizos al día. Los intercambios y la migración no dejan de crecer.
Finalmente, un dato curioso: Estados Unidos es el país en que se habla más español después de México. Viven en EU, 36 millones de mexicanos. Y alrededor de 11 millones de indocumentados cuya situación debiera regularizarse.
*Periodista, analista internacional