* Misión Política .
/ NIDIA MARIN /
¿“Política del Buen Vecino” o “El Gran Garrote”? Afortunadamente en el trato entre naciones del Continente Americano ya no hay que elegir, porque se aplican otras alternativas menos radicales y más equilibradas: los tratados y las negociaciones.
Perooo… cuando hay naciones cuyos mandatarios pretenden aprovecharse del cargo y constituirse en victimas cuando en realidad son dictadorzuelos, las preguntas son inevitables:
¿Estados Unidos podría rescatar la llamada “Política del Buen Vecino”? que aplicó en los años 30’s hacia América Latina, con su presidente Franklin Delano Roosevelt.
O bien, “El vecino del Norte” aplicaría algo similar a lo que puso en marcha otro Roosevelt, de nombre Theodore, denominada “Política del Gran Garrote”.
En el caso de la política de Don Franklin, hoy eso nos gustaría. Eso quisiéramos, pero las condiciones de entonces son diametralmente opuestas a las actuales. En aquellos años, tras el gobierno de Lázaro Cárdenas en México y las expropiaciones, la situación de tensión entre Estados Unidos y nuestro país empezó a mejorar una vez que el nuevo mandatario del vecino del norte asumió el poder.
Hace 89 años aquel miembro del Partido Demócrata expresó: “…entre las naciones de este gran hemisferio occidental, la política de la buena vecindad ha prevalecido afortunadamente. Nunca, a lo largo de los cuatro siglos y medio de civilización moderna en las Américas, ha existido -en ningún año, década o generación- un espíritu mayor de entendimiento mutuo, de ayuda común y de celo por los ideales de la independencia que el que existe entre las 21 repúblicas americanas y su vecino, los Estados Unidos. La política del buen vecino entre los americanos ha estado presente, y ha sido oportuna y efectiva. En este logro, cada una de las naciones americanas ha tenido una parte significativa. No hay guerra, ni rumores de guerra, ni deseos de guerra”.
Sólo que hoy el Continente Americano está partido y repartido. De un lado se ubican los países con gobiernos de izquierda o supuestamente de izquierda y del otro las naciones consideradas como de “derecha”.
¿Qué sucedió? El asunto es que, tras las crisis políticas, económicas y sociales constantes no sólo en el siglo XX, sino sobre todo en el XXI, en las naciones latinoamericanas, tácitamente se obligó a sus habitantes a emitir el denominado “voto de castigo”.
Y de ahí lo que está sucediendo. Aunque, en el caso de México la tensión existente está aderezada con la falta de cumplimiento de acuerdos hechos con anterioridad entre Estados Unidos y México (T-Mec), así como la política dictatorial desarrollada en nuestra República, donde las normas legales no cuentan en ninguna de las áreas y son las órdenes de una persona las que se acatan.
Hay que resaltar que en aquellos tiempos del siglo XX (incluidas las cuatro veces que fue reelecto Roosevelt) en nuestra América se respetaban los acuerdos internacionales, además de que prevalecían las libertades civiles y los dictadores de entonces trataban de no meterse en líos en materia internacional.
Hoy es distinto, mientras se produce una anarquía y una crisis económica derivada en buena parte de la pandemia de Covid en los pueblos latinoamericanos y la gente huye para engrosar las filas de los migrantes, ocurre una drástica caída en las encuestas de los gobernantes de izquierda de Latinoamérica, los cuales están ubicados entre los peores existentes en el orbe. Y se sostienen por la fuerza.
En el caso mexicano es peor porque, engallado, el ocupante de Palacio Nacional sigue culpando al pasado de la pésima política que lleva a cabo y lanzando culpas para evadir responsabilidades, en contra de los denominados “conservadores”, “fifis”, clase media y demás, aun en materia de política internacional.
Sin embargo, desde luego, ya no es lo mismo que en otros tiempos. Estados Unidos, aseguran los observadores expertos, “… se mantendrá como un interlocutor importante de los países de América Latina y el Caribe en tanto sigue siendo la mayor economía, el principal poder militar y el participante individual más influyente en las múltiples instituciones internacionales, además de una fuente de ‘poder suave’.
De ahí que el vecino del Norte, si bien no va a invadir México, no obstante, las majaderías del ocupante de “la Silla del Águila”, buscará que se cumplan los convenios internacionales signados por los gobiernos (no por las personas) y de no ser así cumplirá con la aplicación de las sanciones convenidas.
Y QUE TAL UN
GRAN GARROTE “BIS”
Sí, porque hoy no cabe la otra política la de principios del siglo XX desarrollada por el otro Roosevelt, el republicano llamado Theodore, quien se dedicó a afianzar la posición de su país en el concierto de las naciones, precisamente sobre la base de la política de “El Gran Garrote”.
Este Roosevelt, mandatario en Estados Unidos de 1904 a 1908, aseguran los historiadores que presionó a los países latinoamericanos, particularmente los ribereños del Mar Caribe, con una intervención armada; cambio que, dicen, inició una ola de dominio político y económico estadounidense a principios del siglo XX.
Es impensable un “Gran Garrote” bis, aunque como dice el poema de Neruda: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Sin embargo, hay ignorantes y prepotentes buscapleitos enfermos de poder, que padecen el denominado síndrome de “hubris”, en el cual la confianza y seguridad en sí mismo se ha transformado en soberbia, arrogancia y prepotencia.
Pero, ¿qué le vamos a hacer cuando hasta el águila de la silla quiere dejar el palacio y lanzar picotazos?
Afortunadamente falta menos para que su verdugo diga adiós, por las buenas o por las malas.