/ Yamiri Rodríguez Madrid /
Como si se tratara de un mantra, la Fiscalía de Veracruz afirma ser una institución “humana y confiable”; que sus valores y principios de actuación son, entre otros, la “solidaridad y el respeto”, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Karen y Darío perdieron a su segundo hijo hace cinco meses por una presunta mala praxis médica; era un recién nacido. A la par del viacrucis que les han hecho pasar en un hospital privado del Puerto de Veracruz donde Kenia dio a luz, ha sido otro en la FGE.
La pareja explica que el avance en la investigación del personal médico que participó en el parto ha sido mediano; más de dos meses tuvieron que pasar para que la legista de la Fiscalía le practicara el examen a ella para determinar sus lesiones durante el parto. Esto fue solo porque tocaron puerta tras puerta, hasta llegar a un contacto que los ayudara. Lo mismo sucedió con la pericial contable.
Tuvieron que interponer un recurso contra la fiscal que levantó su denuncia, pues se negó a tomarla como presunto homicidio. Dicha fiscal no solo no asistió al primer encuentro, sino que cuando ya con un apercibimiento de una juez, llegó acompañada de otros dos fiscales, como amedrentando. Gracias a la juez hoy se tiene que investigar el caso -aunque con lentitud-, como presunto homicidio culposo, violencia obstétrica, entre otro.
Como a muchas personas que acuden a esta instancia, a los padres que llegaron ahí el mismo día que cremaron a su niño, les pidieron hojas, sí, hojas. Las mismas viejas prácticas que se vienen dando desde hace años en la “impartición de justicia”: para el taxi para que el pericial llegue al lugar de los hechos, para la gasolina para que el ministerial puede moverse, hojas, hojas para escribir su denuncia.
Lo peor es que hechos como este se repiten todos los días, en todo el estado. De ahí entendemos porque existe una cifra enorme de delitos en el subregistro, que no se denuncian precisamente por este viacrucis que hacen pasar a las víctimas. Y, todo esto, deriva en la desconfianza que la gente tiene por las instituciones que, insisto, supuestamente procuran la justicia.
Ojalá la fiscal Verónica Hernández Giadans revise con lupa el actuar de su personal: desde las añejas y podridas viejas prácticas, hasta la insensibilidad que los caracteriza.
@YamiriRodriguez