/ Por Jorge A. Castañeda Morales /
Ayer el presidente anunció con bombo y platillo una “nueva nacionalización de la industria eléctrica”. Primero, para dejar claro, no se nacionalizó nada. Un privado comprará estas plantas con deuda garantizada por el Estado. Y el gran problema de este anuncio falso es el costo de oportunidad que incurre una vez más el Estado mexicano para cumplir caprichos de soberanía mal entendida.
Iberdrola México venderá 13 plantas de generación –12 de ciclo combinado de gas natural y 1 eólica– por 6 mil millones de dólares a Mexico Infrastructure Partners (MIP), una administradora privada de fondos de inversión, con el respaldo del Estado mexicano a través del Fondo Nacional de Infraestructura (FONADIN). MIP arrendará estas plantas a CFE para que las opere. Actualmente la mayoría de estas opera bajo la figura de Productor de Energía Independiente donde CFE les suministra gas y ellos venden la energía de regreso al precio más bajo del mercado.
De acuerdo con información pública de FONADIN, los dos fondos de MIP en los que FONADIN es inversionista minoritario –EXI1 y EXI2– ya están invertidos al 100% y son muy pequeños para una transacción de este volumen –2 mil y 7 mil millones de pesos. Será necesario crear un nuevo vehículo para adquirir los activos que requerirá financiar los 6 mil millones de dólares. FONADIN tenía al cierre de diciembre 56 mil millones de pesos en disponibilidades según la SHCP; es difícil pensar que podrá aportar la totalidad como capital, pero sin duda una parte. El resto tendrá que financiarse con capital del gobierno mexicano, el que consiga MIP y con deuda. Que, por lo anunciado, estará garantizada por el FONADIN, es decir el gobierno mexicano, ya que los pasivos de este tienen una garantía explícita del gobierno federal. Aunque el secretario de hacienda diga que es fuera de balance, la deuda del FONADIN hace parte del Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público.
MIP comprará los activos con deuda respaldada por el gobierno y se los rentará de regreso cobrando un fee de administración muy atractivo, gran negocio para ellos.
Iberdrola también hizo un negociazo. Se capitalizará con casi 6 mil millones de dólares y podrá enfocarse en el negocio del futuro en México, las renovables. El precio de compra queda en poco más de 700 USD/kW por plantas funcionales pero viejas –el 50% de la capacidad adquirida entró en operación antes del 2007. Las centrales más recientes han tenido un costo de aproximadamente 680 USD/kW. Se va a pagar más por centrales menos eficientes y viejas que lo que cuestan las más eficientes del sistema. Iberdrola se deshace de activos que ya amortizó y de cualquier problema con el gobierno para migrarlos al mercado eléctrico mayorista.
¿Y para el país?
La ilusión de la nacionalización es una mentira. Los activos solo cambian de propiedad a un privado, MIP, no a la CFE ni al Estado mexicano. Y la parte de financiamiento emitida o respaldada por FONADIN sí es deuda soberana, aunque digan que es fuera de balance.
El gran problema es el costo de oportunidad. Es el peor uso de la capacidad de endeudamiento del Estado ya que la capacidad de generación en el país se queda igual. Los 6 mil millones de dólares, o lo que aporte o garantice FONADIN se deben usar para inversiones en transmisión y distribución –que urgen– o incluso en nueva capacidad de generación.
Una vez más, pagaremos todos por algo que ya tenía el país para que los acólitos del gobierno puedan escribir en sus libros de texto que AMLO es el Tata Cárdenas o López Mateos.