En la Fiesta del Libro y la Rosa, la periodista habló de las protestas contra la obligatoriedad del uso del velo.
/ Nicolás Gamboa /
Por las calles de Teherán, capital de Irán, hoy en día muchas mujeres y niñas eligen no llevar el velo en la cabeza, aunque su uso sigue siendo obligatorio. Esto, explicó la periodista, editora y curadora iraní, Negar Azimi, constituye una “minirrevolución”, porque “se ha roto una barrera de miedo”.
Azimi participó en la mesa “Quemar el velo: la revolución de las mujeres en Irán”, de la reciente edición de la Fiesta del Libro y la Rosa 2023, que estuvo dedicada a reflexionar sobre la resistencia y las utopías posibles.
Tras las revueltas provocadas por la detención, tortura y muerte de la joven de 22 años Mahsa Amini por no usar correctamente el velo, en septiembre del año pasado en Teherán, en las que miles de personas salieron a la calle a protestar “en un país en el que siempre ha habido un precio muy caro que pagar por criticar al gobierno”, la editora de origen persa radicada en Estados Unidos consideró que hay en Irán una decisión generalizada por cambiar las cosas. “Hay un sentimiento colectivo de que no hay vuelta atrás, de que las revoluciones toman su tiempo”.
Aclaró que estas protestas en favor de los derechos de las mujeres no son nuevas, ya que las ha habido desde el triunfo de la revolución islámica, en 1979, debido a que entre las primeras acciones en el ascenso al poder del ayatola Jomeini estuvieron la eliminación de leyes que daban derecho al divorcio civil y al aborto, se cerraron las escuelas mixtas y se hizo obligatorio el uso del velo.
“El 8 de marzo de 1979 miles de mujeres iraníes salieron a la calle a protestar contra la nueva ley que hacía el velo obligatorio y, por extensión, a oponerse al patriarcado y al control de los cuerpos. A lo largo de los años ha habido muchísimas mujeres valientes que han luchado no sólo contra el velo obligatorio, sino también por la libertad de expresión, la libertad de asociación y mucho más”, comentó.
Así que las protestas del año pasado, “que fueron extraordinarias y se regaron en todo el país desde Teherán, con muchísimas mujeres quitándose el velo, cantando y bailando en la calle y gritando el eslogan ‘Mujer, vida, libertad’, fueron un continuo de una larga historia de mujeres exigiendo sus derechos”.
La editora del proyecto Bidoun, de difusión del arte y la cultura de Oriente Medio y sus diásporas, comentó que el gesto de quitarse el velo no es una declaración en contra de esta prenda como tal, ya que hay muchas practicantes del islam que desean usarlo, sino una declaración por la defensa de la libertad de elegir, “del derecho a ponerse o no ponerse el velo”.
En términos religiosos, dijo, el islam es como un supermercado, que es muy rico pero también está muy abierto a interpretaciones. “Muchas mujeres usaban el velo en medio de las protestas y otras no. Ustedes las veían una al lado de la otra y la lucha era por la libertad. Así que este no es un movimiento islamofóbico, es importante entender que tiene un sin fin de complejidades”.
Historias de la gente común
Con respecto al tipo de literatura que puede llegar a generar este movimiento, Azimi dijo que es natural el interés inmediato que se genera por tratar de entender los hechos, pero en este momento es todavía temprano para saber qué va a escribirse. “Más adelante vamos a ver qué tipo de escritos van a ir surgiendo, pero algo que está pasando es que muchos autores se han movido hacia la ciencia ficción, yo creo que en parte es para tener una manera de imaginar el futuro”.
Más allá de escribir alguna novela en el futuro, ella en particular, explicó, está obsesionada con escribir de la gente común y corriente, documentando sus experiencias, y eso es lo que trata de recopilar en sus entrevistas, crónicas y reportajes, porque serán historias muy valiosas para los archivos.
“No es la primera vez que Irán está luchando contra una dictadura, esto ha pasado múltiples veces, y algo que hemos visto es que los escritores iraníes, a lo largo de los siglos, se van hacia la metáfora y la parábola, porque es una manera de evadir la censura. Normalmente los censores no son gente particularmente sutil y no se dan cuenta de estas cosas.”