*Son la única opción para las mujeres de las comunidades más lejanas a las ciudades que centralizan los servicios de salud.
/ Vianey Mejía, Coordinación para la Igualdad de Género UNAM/ Imagen: Tomada del documental Jats´uts Meyah./
Las parteras, también conocidas como comadronas, doulas, matronas, comadres y obstetras, son mujeres que desde tiempos milenarios han asistido al nacimiento de la vida.
Están presentes y acompañan a otras mujeres durante su embarazo, parto y puerperio, es decir, el periodo inmediato de recuperación después del alumbramiento hasta que el cuerpo de la madre vuelve a sus condiciones pregestacionales (la etapa que conocemos como “cuarentena”).
Sin embargo, con la llegada de la colonización a nuestro continente, su labor ha sido infravalorada y percibida como obsoleta.
La ciencia y el control de nuestros cuerpos
Aun gozando de valioso reconocimiento dentro de sus comunidades, la ciencia y la “ginecología moderna” les han arrebatado sus saberes ancestrales. Estos conocimientos que estuvieron en manos de las mujeres, por ser ellas quienes conocen los procesos de sus propios cuerpos, pasaron a manos de los varones, pues durante mucho tiempo fueron los únicos que tuvieron el acceso a las universidades y a la cualificación.
J. Marion Sims, el padre de la ginecología moderna, fue un médico estadunidense que, en nombre del progreso científico, experimentó con mujeres afrodescendientes en situación de esclavitud. Entre los años 1845 y 1849 realizó múltiples cirugías que hoy en día han sido calificadas de sádicas, hechos que él mismo relata en su autobiografía. Es por ello que en 2018 su estatua fue retirada del Central Park.
La “medicina moderna” y la violencia obstétrica.
El origen racista y androcentrista de esta rama de la medicina ha dado lugar a múltiples formas de violencia obstétrica, tales como imponer a las mujeres una posición nada cómoda ni natural para parir, lo que complica los nacimientos y prolonga más un proceso de por sí desgastante.
En muchas ocasiones se realizan intervenciones de manera rutinaria en lugar de realizarse sólo en caso de necesidad como la cesárea y la episiotomía (incisión en el perineo y la vagina para facilitar el parto). Tampoco se respetan los tiempos del cuerpo y se minimizan los sentires de las mujeres que están a punto de dar a luz.
“No seas exagerada”, “deja de estar de llorona”, “ah, pero cuando lo hiciste no te dolía” son frases de maltrato psicológico y emocional hacia una mujer que se encuentra en un momento de altísima vulnerabilidad. Es por esto que miles de ellas han decidido regresar con las matronas para tener un parto más suyo, más empático y más amoroso.
Reconocimiento y dignidad en su trabajo
Las matronas o parteras realizan distintos procesos además de la asistencia en el alumbramiento: consultas durante el embarazo, consejos de alimentación antes y después del momento en el que nazca el bebé, sentir cómo “viene” el feto para dar masajes y acomodar su posición en espera de un parto natural sin necesidad de intervención quirúrgica, y, en ocasiones, ellas mismas realizan y suturan la episiotomía.
Las parteras son la única opción para las mujeres de las comunidades más lejanas a las ciudades que centralizan los servicios de salud. Su función es vital, cuestión de vida o muerte para la madre y su recién nacida/o. Por ejemplo, en la pandemia por la Covid-19 se demostró el imprescindible papel que desempeñan estas matronas en la medicina.
Ante el desabasto de los hospitales públicos y privados hoy más que nunca es necesario que se les capacite con nuevas tecnologías: equipos de ultrasonido para dar un seguimiento fetal más preciso y otras herramientas que les permitan enriquecer su ya tan profundo conocimiento que sigue, a pesar del tiempo, en digna resistencia.
Cada vez es más común que en las grandes urbes, como Ciudad de México, podamos contar con la asistencia y acompañamiento de las parteras. Hay varias opciones que fusionan su sabiduría con instalaciones hospitalarias que garantizan higiene y seguridad. ¿Por qué no comenzar a explorar estas alternativas?
Bacila Zec Uc, la última partera de Yaxhachén
Si quieres aprender más sobre las parteras mexicanas, te invitamos a ver el documental Jats´uts Meyah (Hermosa labor), en el que la directora Amanda Strickland plasma la historia de Bacila Zec Uc, mujer de 93 años conocida como la última partera de la comunidad maya Yaxhachén, en Yucatán.
¡Por una ginecología que vuelva a nosotras, nosotras con las parteras!