Monseñor Sergio Obeso, una vida ejemplar

Yamiri Rodríguez Madrid.

Tras 33 años de servicio como Arzobispo de Xalapa y 63 dedicados a la vocación religiosa, hace 12 años monseñor Sergio Obeso Rivera, fue designado arzobispo emérito, dado que llegaba a los 75 años. La noche del domingo, después de luchar durante días por su salud, perdió la batalla.

Como reportera me tocó ir cada domingo a la Catedral de Xalapa a escuchar su sermón, para después entrevistarlo y tener la nota. Conforme fueron pasando los años, su estado de salud fue en detrimento, más nunca su vocación de ayudar al prójimo.

Recuerdo que cuando se retiró comentó sentirse satisfecho por el trabajo realizado, aunque reconocía que la edad ya le pesa, pero aun así sacaría fuerzas para visitar a los enfermos en los hospitales, para rezar por los muertos, pero sobre todo, para ayudar, aun con la tarea más sencilla, a la Iglesia, su Iglesia. “Yo quiero que me recuerden como un hermano mayor”. Así se le recuerda hoy.

La carrera de Obeso Rivera fue vasta y apasionada: a los 12 años el religioso oriundo de Xalapa, ingresó al Seminario y desde entonces consagró su vida al catolicismo:

“Amo a la Iglesia, amo a la iglesia de Xalapa y soy el primer convencido de las enormes ventajas que trae consigo el renunciar a los 75 años, estoy convencido de la bondad y la oportunidad de esta ley pues lo experimento en la personal: al aceptar el santo padre Benedicto XVI mi renuncia, le da oportunidad a esta querida iglesia de Xalapa de recibir sangre nueva, porque los años no pasan en balde”.

A su regreso a México, tras haberse ordenado sacerdote en Roma y obtenido el doctorado en Teología, Sergio Obeso prestó sus servicios al Seminario durante 17 años: fue prefecto de filosofía y teología, director espiritual, rector y capellán del Convenio de las entonces Monjas Capuchinas del Santísimo Sacramento.

El 30 de abril de 1971, hace 36 años, el Papa Pablo VI lo nombró Obispo de Papantla, pero es en 1974 cuando la Santa Sede lo designa Arzobispo titular de Uppenna, con el cargo de Coadjutor con derecho a sucesión del entonces arzobispo de Xalapa, Emilio Abascal Salmerón: la sucesión se da el 12 de marzo de 1979.

Desde entonces no paró pues fungió como Presidente de la Comisión Episcopal del Clero y de la Pastoral Social, pero sobre todo porque dedicó gran parte de su tiempo a la evangelización.

Falleció en su querido Coatepec, rodeado de la gente que lo quería, con oraciones interminables de la feligresía. Monseñor Sergio Obeso fue n religioso ejemplar, un sacerdote humilde quien con su vida puso ejemplo de lo que es la verdadera vocación de una vida consagrada a servir. Descanse en paz.

@YamiriRodriguez